Derechos humanos - Desarrollo económico
Inversión privada deberá impulsar el crecimiento económico en 2025
En 2,6 % ha proyectado el crecimiento para la economía peruana el Fondo Monetario Internacional (FMI) el año entrante. Sin embargo, la inseguridad y criminalidad, así como un escenario preelectoral, son factores a tener en cuenta para asegurar el aumento del PBI.
Tal y como lo comunicó el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el crecimiento económico del Perú para este 2024 será en cerca del 3 %. Esta cifra, aunque en el análisis no es ideal, representa un significativo aumento en comparación con el año anterior. La aceleración del consumo privado debido al control de la inflación, el aumento de la inversión pública, entre otros factores, explican este registro en el Producto Bruto Interno (PBI).
Martín Valencia, jefe de Estudios Económicos del IPE, comenta que otra razón en relación es el ingreso de mayor liquidez para las familias a raíz del retiro monetario de la AFP y la CTS. A ello se añade una recuperación en sectores como el agro o la pesca, que en el 2023 enfrentaron un retraimiento debido a condiciones climatológicas adversas, por ejemplo.
“También han ayudado a mejorar el consumo privado. Las familias de agricultores que no cultivaban lo suficiente, han podido ahora hacerlo. De la misma manera, este año sí se dio la primera temporada de captura de anchoveta”, indica.
Para Luis Miguel Castilla, director ejecutivo de Videnza Instituto y exministro de Economía y Finanzas, se puede esperar que el crecimiento a finales de este año esté por encima del 3 %, como pronosticaron el Banco Central de Reserva del Perú y otros organismos. Si bien destaca este incremento en comparación con otros países vecinos que atraviesan un panorama más complejo, considera que es insuficiente para luchar contra la pobreza en el Perú.
“En el primer semestre del año la inversión privada no creció, y esta es fundamental para generar empleo de calidad y formal, lo que nos está faltando en el país. Entonces es un crecimiento insuficiente para luchar contra la situación de precariedad que tenemos en el mercado laboral también”, añade.
Inseguridad y criminalidad
No hay duda alguna de que la inversión privada es esencial para generar crecimiento y desarrollo económico. No obstante, en el país, la inseguridad y criminalidad están afectando de sobremanera la atracción de capitales y, por supuesto, la economía de todo tipo de tamaño de empresas.
El especialista del IPE señala que, de acuerdo a un estudio prepandemia realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el costo relacionado con el crimen era de un 2,8 % del PBI para el Perú. De la misma manera, cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (2019) revelaban que casi un tercio de las medianas y grandes empresas del país destinaban más del 5 % de sus ingresos en acciones frente a la inseguridad. Estos antecedentes dan cuenta del grado de afectación directa a la economía nacional en la actualidad.
“Con estos tipos de gastos se desincentivan mayores inversiones, ya que no hay confianza. No solo pensemos en las empresas medianas y grandes, sino también en una pequeña o un bodeguero, que podría invertir su capital para ampliar su negocio(…). Se pierden en todos los aspectos de la estructura productiva”, explica.
Escenario preelectoral
Con miras al 2025, las proyecciones para el crecimiento de la economía peruana fluctúan cerca de 2,8 %, de acuerdo al MEF o el FMI. Para sostener estos porcentajes, será necesario tener en consideración el escenario preelectoral que puede afectar a las inversiones.
“Justamente, un freno se vincula con la incertidumbre que se deriva del período preelectoral (…). Se detienen inversiones, especialmente aquellas que requieren regulaciones o autorizaciones del Gobierno saliente. Es preciso decir que esto sucede normalmente, no es particular del siguiente año”, asevera Luis Miguel Castilla.
Valencia reafirma que la aceleración del consumo privado que se presentó este año no tendrá el mismo ritmo en 2025. Es decir, si bien en los primeros seis meses se prevé un crecimiento en este indicador, para el siguiente semestre se proyecta una reducción. Lo anterior se relaciona, nuevamente, con este panorama político.
“Usualmente los empresarios que toman decisiones de inversión la postergan alrededor de 9 a 12 meses debido a que no saben lo que va a ocurrir”, argumenta.
Desde otra arista, añade que hay que tener en cuenta el déficit fiscal si es que se plantea llevar a cabo una mayor inversión pública. Aunque esta ha contribuido al aumento de la demanda interna en 2023, ha generado también que se incumplan las reglas del gasto público.
“Existe la posibilidad de que este incumplimiento también se dé el próximo año, si no se contrae lo suficiente este tipo de gasto, y no se realizan esfuerzos para que los ingresos aumenten”, enfatiza.
El exministro de Economía comparte esta perspectiva. Recalca que la inversión pública solo es el 20 % aproximadamente del total de todas las inversiones en el Perú, por lo que es más relevante impulsar la inversión privada. Hace hincapié en que se debe asegurar, antes que nada, la buena gestión de estas obras o proyectos públicos. Empero, para el año entrante se deberá considerar una restricción presupuestaria al respecto.
“No necesariamente la inversión pública puede ser el motor del crecimiento en el país y tenemos restricciones presupuestarias cada vez más fuertes. Considero que no hay espacio fiscal para acomodar más inversión pública”, remarca.
Desafío: reducir la pobreza
Por otro lado, ambos expertos no olvidan que uno de los retos más grandes para el Perú es reducir la tasa de pobreza monetaria. Con casi 3 de cada 10 peruanos que se encuentran en este estado, la inversión privada vuelve a ser clave para generar empleo. Castilla detalla que existe un incremento de la pobreza urbana más que de la rural, y pone el foco en una agenda mediática que impide generar condiciones adecuadas para las inversiones privadas.
“Para que haya mayor inversión, se deben eliminar las fuentes que impiden los proyectos. Un primer factor tiene que ver con este contexto de inestabilidad política, la descomposición institucional, la altísima tasa de rotación de autoridades, la falta de toma de decisiones, una excesiva judicialización y politización de todo que origina un entorno menos propicio”, arguye.
En definitiva, la desconfianza es un aspecto que dificulta el crecimiento económico del Perú. Vale recordar que la calificación crediticia del país, por parte de agencias calificadoras internacionales, ya se ha visto impactada. A inicios de año la S&P Global Ratings bajó su calificación soberana de largo plazo en moneda extranjera de ‘BBB’ a ‘BBB-’. Esto puede ocasionar suspicacia al momento de invertir.
Finalmente, Martín Valencia reflexiona en torno a que combatir esta pobreza tiene que ver también con impulsar las fuentes de competitividad; es decir, aquello que mejora la productividad de las personas, lo que incluye tomar medidas en el mercado laboral y el ámbito educativo.
“No se ha estado prestando mucha atención a estos tipos de reformas. Sus resultados no se ven quizá inmediatamente, en el crecimiento de un año a otro; pero, sin duda, son las únicas que permiten un mayor crecimiento potencial a largo plazo para así reducir la pobreza”, concluye.