Por Stakeholders

Lectura de:

Por: Rafael Valencia Dongo
– Presidente ejecutivo de Grupo Estrategia

2021 es un año que nos inspira a planificar acciones que puedan recrear nuestra realidad, una de un país sin pobreza extrema y con un porcentaje de pobreza reducido a un 20% de la tasa actual. ¿Es posible lograrlo? Por breve que parezca la ilusión, debemos recordar que se dan las condiciones para ello. Somos los actores de nuestra propia historia, pero tambien podemos ser los que escriben la misma que luego llevaremos a la representación.

En anterior oportunidad habíamos mencionado hechos fácticos que, aunque controvertibles o dolorosos, son absolutamente ciertos :

• Los pobres son los que menos se dan cuenta de su pobreza; el sindrome de la desesperanza aprendida y la indefensión han calado en la población con menor calidad de vida y la convierten en presa facil de manipuladores antiinversión que perpetúan la pobreza.
• Los pobres tienen problemas, pero lo terrible es que no lo sienten como algo grave que debe ser cambiado de inmediato.

 

Evidentemente si no se cuenta con carretera hace 200 años, uno llega a tomar “las cosas como son” y no “como debieran ser”. Si no se cuenta con agua y desagüe, entonces la desnutrición (menor masa cerebral) de los niños de la comunidad –debido a problemas diarreicos principalmente- pareciera que es algo cotidiano (“así fue mi abuelo, así fue mi padre, así fui yo y así será mi hijo”, es un pensamiento habitual en dichos pobladores).

La única forma que se valore lo que se puede lograr con el desarrollo, es que los seres humanos se sientan incomodos ante el hecho o el servicio que reciben. En términos de mercadotécnia sería llamado como despertar la necesidad para luego atenderla con un bien o servicio. Nadie tomaría una gaseosa si es que previamente no se ha despertado la necesidad de sociabilización que satisface la misma, nadie compraría un automóvil si antes no se ha despertado la necesidad de transporte de una forma más segura, rápida y cómoda.

Para que surja la incomodidad, el deseo de satisfacción de la necesidad o la necesidad del cambio se requieren procesos de sensibilización. Veamos la última gran sensibilización pública que se ha realizado en el Perú : la marcha Ni Una Menos, a efectos de hacer sentir a las mujeres y los hombres la incomodidad respecto al maltrato hacia la mujer. Antes no se percibía y aún ahora, no está completamente definido para muchos que el maltrato a la mujer es absolutamente troglodita y condenable. A escasos dos días de la marcha de sensibilización, en la ciudad de Tumbes una mujer fue maltratada físicamente y verbalmente por un individuo que fungía de su pareja; sin embargo, ella no presentó una denuncia al respecto. Ello no fue lo peor en mi opinión, lo más trágico fue que los ciudadanos que transitaban por allí no hicieran nada y por el contrario se detuvieran a mirar, como si se tratase de un espectáculo.

Con este ejemplo y retomando nuestro tema planteado en párrafos anteriores, la incomodidad y la molestia por las condiciones infrahumanas de vida en las zonas rurales debieran -en primer lugar- ser exacerbadas para que la población pueda salir masivamente –como se vio en la marcha Ni Una Menos- a exigir herramientas para lograr los justos cambios que ahora sí se percibirían. Así, se ha pedido nuevas normas legales que actuen con rapidez para eliminar la violencia, asimismo que las mujeres no sean manipuladas, etc. Pero por sobre todo se ha logrado el despertar de los ciudadanos de un país para impulsar un cambio de actitud respecto a este caso, al trato físico y psicológico hacia la mujer. Reacciones han surgido de inmediato poniendo herramientas para ello, así por ejemplo el presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynsky ha ofrecido mejorar y poner en funcionamiento nuevos Centros de Emergencia Mujer; por su parte el Presidente de la Corte Suprema ha constituido tribunales especiales para el juzgamiento de los casos de feminicidios y otros de esa índole, pero obviamente lo más saltante es que la ciudadanía, hombres y mujeres, están ahora ejerciendo presión a si mismos para cambiar urgentemente el estado de la situación respecto al trato a las mujeres. ¿Por qué se da todo ello? Porque se ha sensibilizado sobre el tema y se ha logrado que la mayoría se ponga a trabajar para conseguir las herramientas adecuadas con el propósito de acabar con el maltrato hacia las féminas.

Haciendo un paralelismo, la actividad extractiva usualmente se encuentra en las zonas más remotas del país, que están ubicadas “al costado” de ciudades con escasos servicios básicos satisfechos, como agua y desagüe, luz, carreteras y servicios médicos adecuados. Esto es paradójico, pues muy cerca a ellas se ubican las grandes riquezas naturales, en muchos casos únicas en el mundo, pero que lamentablemente no se utilizan como herramienta para lograr igualdad de oportunidades de las zonas rurales respecto a las grandes urbes. Cuando no se usan de manera sostenible los recursos naturales como herramienta para mejorar calidad de vida, entonces la pobreza es una inmoralidad y los que impiden el uso de esa herramienta, son inmorales.

Tengo a la vista innumerables recortes con frases como “ la mina ofreció entregar 100 millones al Valle pero la población lo rechaza”, “Moquegua rechaza más de 400 millones en obras de irrigación y de saneamiento”. Es decir, ¿la población rechaza el uso de recursos económicos que serían usados para mejorar las condiciones de vida de sus familias? Suena posible que se exija doble certificación, la del Estado y una privada para garantizar que la presencia de las actividades de las empresas extractivas no causen problemas ambientales, pero ¿que se rechacen a rajatabla la posibilidad de obtener recursos para acabar con las necesidades básicas insatisfechas de la comunidad? Una posible aproximacion a una respuesta podría ser que no se tenga afecto hacia la inversión extractiva, pero sí requerir sus actividades para que el Estado cuente con los recursos que se deban usar a fin de acabar con la falta de servicios básicos para las familias más pobres.

Algunos pocos llevan hacia una ignorancia deliberada a la población respecto al uso y/o construcción de herramientas para satisfacer sus verdaderas necesidades. Pareciera que unos pocos manipuladores hacen lo que quieren y las consecuencias las sufren los pobres, pero más grave aún es que estos pareciera que actúan desposeidos como en una ceguera autoinducida, dejando que unos pocos gobiernen a muchos y los lleven como “ovejas al matadero”, salvándose -por supuesto- siempre los manipuladores. Los líderes manipuladores anitiinversión siempre lo hacen bajo el “velo del amor”, protección y preocupación por los ciudadanos y por el ambiente ecológico. Así el verdugo termina convirtiendose de pronto en redentor.

Sin embargo, ¿la culpa es toda de los manipuladores antiinversión o del Estado y las empresas? El Estado y las empresas parecieran tener la incapacidad para comprender que pretender llegar a las zonas de explotación ubicadas en las zonas rurales con “fierro y cemento” cuando aún no se ha generado la necesidad, es antinatural y casi suicida. Los grandes movimientos se generan como ideas, en ese sentido reflexionamos si es que los manipuladores antiinversion privada se instalan en las zonas rurales ¿con ideas o con “fierro y cemento”?. Lo que mueve a la gente son inspiraciones para el cambio, son ideas a veces tiladas de “mitos” que se instalan en la psique de la gente, son propósitos de cambio, percepciones y no necesariamente realidades.

Antes de invertir en “fierro y cemento” es primordial sensibilizar a la gente sobre la necesidad de defender la vida de su familia, la libertad y la igualdad de oportunidades, como defender los intereses reales de la gente. Una población sensibilizada respecto a sus reales necesidades e intereres puede anular el intento de los manipuladores antiinversión por mantener a la comunidad en pobreza. Una comunidad que exponga, desnude y retire de su entorno a los manipuladores antiinversión, puede generar un efecto dominó para retirar a estos individuos de otros territorios donde pretenden hacer lo mismo. Este efecto nunca se podrá lograr si quien lo retira por la fuerza es el Estado o la empresa.

Así por ejemplo antes de poner un sistema de agua y desagüe, sería necesario previamente enfatizar en un programa de lucha contra la anemia. Los programas blandos (proyectos sociales) deben ir antes que los programas duros (a lo que llamamos proyectos de “fierro y cemento”). Los programas blandos se instalan para despertar la necesidad de cambio de las condiciones de la pobreza, la actividades empresariales extractivas se convertirían así en una herramienta deseada para proveer de recursos al Estado a fin de atender a los intereses de personas “de carne y hueso” con deseos de acabar con las condiciones de vida que le molestan. Toma alrededor de un año sensibilizar a la población para que perciban la necesidad de satisfacer necesidades básicas, pero es sin duda una mejor oportunidad para dejar paso al crecimiento económico con sostenibilidad ambiental.

Teniendo claras las necesidades a satisfacer, el ciudadano desnudará las acciones que los manipuladores antiinversión desarrollan en camino a satisfacer sus propios intereses y no los intereses de la comunidad. El engaño quedará así descubierto y el mismo servirá de ejemplo para que se exhiba en otras latitudes, generando una ola hacia el progreso y la lucha contra la pobreza. El “efecto blando” que debe preceder a los proyectos “duros” del Estado y de la empresa permitirían establecer una ventaja crítica contra las acciones de los manipuladores antiinversión y permitirían retornar la confianza de que ese pensamiento “por breve que parezca”, debe acabar antes del 2021 con la pobreza extrema y reducir sostenida y dramáticamente la pobreza.







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