Por Stakeholders

Lectura de:

Por: Mg.Sc. Jaime Nalvarte Armas
Director Ejecutivo AIDER

El Perú, por la riqueza natural que posee en sus bosques tropicales, está posicionado en un lugar privilegiado en el mundo, con una superficie de 128 521 560 ha, es el tercer país más grande en América del Sur y el vigésimo en el mundo. Asimismo, cuenta con 76 419 818 ha de bosques naturales, cifra que lo ubica en el segundo lugar a nivel de Sudamérica después de Brasil y en noveno lugar a nivel mundial. Estos bosques son un recurso natural renovable de importancia mundial, en ellos existe una biodiversidad maravillosa que proporciona una variedad de bienes y servicios, muchos de estos bosques están protegidos por el Estado bajo el sistema nacional de áreas naturales protegidas, sobre todo los que tienen alto valor de conservación, los demás bosques están ordenados en bosque de producción permanente, producción en reserva y secundarios en  los que se tienen que desarrollar actividades que generen beneficios económicos y ambientales para asegurar su existencia.

La gestión de nuestros bosques se basa en la conservación de los mismos, teniendo como definición de conservación forestal “el mantenimiento de la diversidad y población de los ecosistemas forestales, bajo condiciones naturales o con la intervención del hombre”, y bajo este concepto la gestión de bosques en el Perú se aplica mediante dos estrategias de conservación: la protección de bosques, mediante el Sistema de Áreas Naturales Protegidas (SINANPE) y el manejo de bosques, mediante las concesiones forestales, permisos y autorizaciones de aprovechamiento maderable y no maderable.

Mg.Sc. Jaime Nalvarte Armas Director Ejecutivo AIDER

El manejo forestal sostenible es una meta particularmente difícil, pero no imposible, debido a varios factores: la gran biodiversidad y la complejidad ecológica de la mayoría de los bosques tropicales, el conocimiento científico limitado en cómo manejar los bosques biodiversos, las áreas extensas de bosques indefensos, el largo plazo de espera por un posible retorno en la inversión e incentivos poco atractivos para invertir en los bosques tropicales. Una alternativa para asegurar la permanencia de los recursos forestales es desarrollar actividades de manejo forestal, donde no se vea al bosque como sinónimo de extracción de madera, sino como un ecosistema integral que provea sosteniblemente de una gran gama de bienes y servicios, en beneficio de la población a nivel local, nacional y mundial.

Un aspecto a tener en cuenta en el manejo del bosque tropical es el cambio climático, si bien décadas atrás era un mito, en la actualidad es una realidad que no debe pasar por alto. Ante ello, en el sector forestal se tienen dos respuestas a desarrollar: la mitigación y adaptación ante el cambio climático, las cuales para el caso del bosque son medidas que se interrelacionan directamente, ya que la mitigación trata de reducir sus potenciales impactos y la adaptación busca afrontar sus causas.

Las estrategias de mitigación incluyen la reducción de emisiones derivadas de la deforestación, la reducción de emisiones de la degradación del bosque, la mejora de la función de los bosques como sumideros de carbono, y la sustitución de productos empleando, por ejemplo, madera en vez de combustibles fósiles para la producción de energía y productos de madera en lugar de materiales, cuya fabricación conlleva una alta emisión de gases de efecto invernadero. Estas estrategias de mitigación se convierten en proyectos, las cuales buscan recibir el incentivo económico por contribuir a mitigar el cambio climático. Este mecanismo es desarrollado mediante la unidad de transacción que es el crédito de carbono.

Los créditos de carbono se emiten cuando hay una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) o por el secuestro o captura del dióxido de carbono equivalente (CO2-e), donde una tonelada de CO2-e corresponde a un crédito de carbono, el cual puede ser comercializado en el mercado voluntario nacional o internacional. En esa línea, el sector forestal en el Perú ha avanzado más en desarrollar propuestas que contribuyan a la mitigación del cambio climático, estos proyectos también son llamados “Proyectos de carbono forestal”, debido a que involucran especies forestales para el secuestro y/o almacenamiento de carbono a manera de complemento de otras actividades como el manejo forestal de productos maderables y no maderables, protección de bosques en ANP de administración nacional, regional y privada y reforestación con fines de recuperación de suelo y/o producción de madera.

Estos proyectos, al mitigar el cambio climático y generar co-beneficios sociales, económicos y ambientales para la población y comunidades locales, se convierten en proyectos de conservación y desarrollo humano, sentando bases sólidas para la sostenibilidad, los mismos que tienen que pasar por un proceso de pre-factibilidad (reflejado en el PIN -nota idea de proyecto), diseño, validación e implementación para llegar a concretar la emisión de créditos de carbono verificados. Estos créditos verificados pueden ser vendidos a instituciones, empresas o industrias para neutralizar o compensar sus emisiones como producto de su actividad desarrollada. Esta neutralización o compensación hace que estas organizaciones aporten a mitigar el cambio climático, sean social y ambientalmente responsables.







Continúa con tu red social preferida

Al continuar serás un suscriptor gratuito

O continúa tu correo.

Escriba su correo electrónico con el que se suscribió para acceder

Suscríbete

Ya me suscribí.