Por Stakeholders

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Por: Laura Gonzales
Especialista en arquitectura y diseño

Por fiestas navideñas, invertir en la remodelación, acondicionamiento e interiorismo de nuestra casa: iluminación, cambio de pintura, reemplazo de pisos y/o de mayólicas; decoración, muebles, etcétera, se ha convertido desde hace algunos años en una constante que ha desplazado –incluso en algunos hogares– al gasto por concepto de regalos, que se hacía especialmente entre adultos. La oferta de materiales para acabados así como artículos de iluminación y piezas de diseño que se venden en establecimientos especializadas, cada vez más en aumento, conlleva a que hoy se tenga a la mano un abanico de características para un mismo producto con una amplia variedad de precios.

Laura Gonzales Especialista en arquitectura y diseño

Todo lo anterior como preámbulo para traer a este espacio la pregunta pertinente: ¿estamos siendo conscientes a la hora de elegir reemplazar un artículo por otro? ¿0 es que preferimos sacrificar la sustentabilidad por una acción de impulso, comprar lo primero que a nuestra vista es atractivo? En principio, la estética no está reñida con la sustentabilidad y menos con la calidad. Es más, hoy en día lo sustentable es sinónimo de lujo y así lo entienden las marcas bien posicionadas en los referentes de los segmentos socioeconómicos más altos. El glamour y la opulencia están siendo reemplazados por la sofisticación y el diseño, detrás de cuyos componentes deben cuidarse los costos medioambientes que susciten su producción, por ejemplo, menor consumo de agua, de energía. Producir un artículo con el mínimo impacto ambiental es ya un gran lujo.

¿O acaso porque un hotel de San Isidro de cinco estrellas que cambió, hace algunos meses, su sistema de iluminación (lámparas LED GE GU10 de 6 watts), que permiten un 88% de ahorro en el consumo de energía es menos lujoso que cuando tenía sus lámparas halógenas?. La respuesta categórica es no. En el caso de las pinturas ecológicas está largamente compensado el 10% más que se paga por cada galón, ya que al  contener materias primas vegetales o minerales y, no producir compuestos orgánicos volátiles, que emiten gases y vapores, la salud de las personas no se ve amenzada (estaría exenta de soportar olores nocivos para su salud). Y, nuevamente, no contamina el medioambiente.

Si de pisos se trata, en el mercado hay marcas que los fabrican con madera peruana proveniente de bosques sustentables, por ejemplo; este es Amaz Floors, proveedor del espacio Santuario de Altura, que se presentó en la última versión de CasaCor. La firma tiene compromiso con los pobladores de su zona de influencia, en tanto que los puestos de trabajo requeridos en el aserradero son cubiertos por gente de la zona. El osb es otra buena alternativa para fabricar piezas de estilo, más bien, industrial. El material, que se presenta en tableros de diferente espesor, está compuesto de virutas de madera (sobrantes de otros tableros) unidos con cola y prensados. Se pueden desarrollar diseños de muebles, estantes, mesas e incluso hay quienes lo utilizan para pisos y paredes cuando el espesor es de 40 m.m. Al natural o barnizado siempre quedará bien.

En el rubro de decoración, las plantas son imprescindibles. Hay las que como el bambú no requiere, incluso, de riego. Basta con colocar un pequeño recipiente con agua, que se debe cambiar de vez en cuando y listo. El aloe vera es otra planta, cuyo consumo del líquido elemento es mínimo. Si está pensando en sumar objetos o piezas de arte, tenemos artistas, cuya bandera es el reciclaje.

Empezar o reafirmar nuestro compromiso con el Planeta es más práctico de lo que parece.







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