Por Stakeholders

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No hay duda que la formación del docente es clave en la enseñanza del alumnado en general. Sin embargo, en la actualidad, éste mismo se encuentra con diversos problemas sean internos o externos que dificultan el respectivo proceso de aprendizaje. Al respecto, Stakeholders conversó con Paul Neira, Asesor académico de la carrera de Educación y Gestión del Aprendizaje de la Universidad Privada del Norte, quien nos compartió su análisis frente a este tema crucial en materia educativa.

En la actualidad, ¿Cuál es la situación que afrontan los docentes?

Los docentes cuentan con un conjunto de condiciones, que si las comparamos con la década anterior (2000 al 2010), definitivamente hay una mejora significativa. Dicho esto, debemos de reconocer que aún nos falta mucho por avanzar para lograr un conjunto de mínimos indispensables que se han venido estableciendo a nivel mundial. Si tuviéramos que priorizar y recomendar acciones específicas a enfrentar para la mejora del docente peruano deberíamos de trazar líneas claras de mejora a nivel de cuatro grandes líneas: mejora de la formación docente (inicial y en servicio); mejora del salario docente; Plan de renovación de los cuadros docentes y alinear todos los sistemas para mejora de la performance en aula del docente.

Como país debemos de construir un plan estratégico para los próximos 10 años que de forma sostenida eleve la condición del docente peruano. De no hacerlo el país entero va a sufrir los próximos 30 o 40 años no solo al nivel de la calidad de la educación en nuestras aulas, sino a nivel de las oportunidades generales de desarrollo, fuerza de trabajo, innovación y condiciones de vida. Desde mi punto de vista, tenemos la oportunidad histórica de dar un golpe de timón a un grupo de peruanos de los cuales nos hemos olvidado por muchas décadas.

¿Qué tipo de formación deben recibir los docentes para seguir actualizándose y creciendo como profesionales?

Como indicaba, una las grandes líneas de desarrollo tiene que ver con el reto de cambiar la forma de cómo formamos a los docentes en nuestro país. La formación inicial docente es una pieza fundamental para poder alcanzar los niveles de calidad educativa que se requieren en nuestros salones de clase, pero aún tenemos acciones muy tibias para su mejora.

El perfil del docente que requiere una educación del siglo XXI trae consigo exigencias en la formación que no se ven en los centros de formación docente. Se requiere formar docentes flexibles, capaces de identificar rápidamente las necesidades de formación de los estudiantes, de poder dialogar con la velocidad del cambio que exige la tecnología (omnipresente en la vida de nuestros estudiantes), una altísima formación en promover soluciones innovadoras y creativas, que logren conectar fácilmente los aprendizajes para la solución de problemas concretos de la vida cotidiana.

No contar con docentes formados desde el inicio con estas características va a ahondar las enormes diferencias de desarrollo y de bienestar que comprobamos el Perú no alcanza. Una muestra de ello son los resultados de aprendizaje que obtenemos en las evaluaciones estandarizadas.

¿En qué medida la reforma universitaria contribuye a la mejora del docente tanto en el sector público como en el sector privado?

La reforma universitaria es una necesidad que debe ser sostenida como política pública, opción del sector privado y sostenida por la opinión pública. Es un error pensar que la Reforma Universitaria se acaba con una pieza de Ley, más bien ésta es una piedra de toque y el inicio de un esfuerzo que debe ser nacional. No podemos generar las condiciones necesarias para el desarrollo sin contar con un conjunto de instituciones educativas superiores de calidad. En la medida en que construyamos un mejor espacio de educación superior, de calidad, abierto a la innovación y a un compromiso con solucionar los problemas del país, evidentemente el status del docente va a mejorar significativamente.

¿Qué tipo de estrategias o metodologías debe tener el docente para el desarrollo de sus clases?

Uno de los grandes retos que tiene la labor del docente, al nivel que trabaje, tiene que ver con construir los procesos educativos desde la perspectiva del aprendizaje. Por mucho tiempo hemos operado bajo la lógica de plantear la educación solamente desde la perspectiva de la enseñanza. El problema con este último enfoque tiene que ver con que no se centra la acción en que los estudiantes tienen que aprender, y solo preparamos metodologías que se preocupan obsesivamente en cómo el docente enseña. Eso lleva a casos en los que el docente enseña muy bien, pero los estudiantes no aprenden.

¿En qué medida y de qué forma la innovación debe tener un protagonismo en las aulas?

La innovación es el espacio del aprendizaje. Bajo esta lógica no se puede lograr procesos educativos centrados en el aprendizaje sin la innovación. La inventiva que da el sentido a las mejoras que han hecho que la humanidad dé los saltos que la han llevado a estar en la posición en la que nos encontramos no se hubiera logrado sin la innovación. Entonces, sería un ilógico, un absurdo no abrir las puertas a la innovación y la creatividad y que tome posesión del salón de clases. Desafortunadamente, por mucho tiempo la hemos dejado fuera. Eso tiene que cambiar.

En ese punto, ¿Cuál es el rol del docente en relación a la innovación al respecto?

El docente es el principal responsable de generar, diseñar, crear los espacios en el salón de clases que lleven a que la innovación penetre, profundamente, cada uno de los aspectos del ciclo de enseñanza y aprendizaje. Sin la labor del docente esto no va a suceder y se pone en peligro el proceso de aprendizaje y generación de humanidad que este conlleva.

Respecto a la gestión educativa por parte de los directores, ¿De qué forma su trabajo puede ayudar al docente a ejercer de manera eficiente su rol como educador?

El rol del director ha dejado de ser el de un administrador para pasar a ser un líder de los procesos de aprendizaje que suceden al interior de la institución educativa. De esta forma, el gran reto que tenemos como país es construir una escuela y un sistema de soporte alrededor de ésta que asegure que, efectivamente, ese supuesto se dé. Diversos estudios en el mundo han probado que la mejor forma de impulsar cambios profundos que faciliten el aprendizaje de los estudiantes pasa por construir liderazgos educativos potentes y que se apoyen en un ecosistema que los soporte. No contar con ello puede poner en peligro un conjunto de cambios necesarios en el sistema educativo. En este nivel, también toca lo que se conoce como formación inicial, puesto que no existe ningún programa de formación docente que prepare a los candidatos a la docencia para ser líderes educativos, o que elijan la opción de ser director.

Esta situación tiene que cambiar para poder construir una pirámide de formación para el liderazgo. Finalmente, en la legislación educativa no contamos con una estructura adecuada y normada que lleve a que un docente pueda ir creciendo profesionalmente para poder acceder a la posición de director.

Por último, ¿Qué distingue a un docente con vocación y uno que no cuenta con ello?

Lo que hay que comprender es que en la medida que se vayan mejorando los sistemas, mecanismos y procesos de formación docente esta aparente dicotomía termine por solucionarse. Efectivamente, existen un conjunto de rasgos de personalidad que te podría llevar a afirmar lo de la vocación, sin embargo también es cierto que un conjunto de rasgos de performance profesional se adquieren con el tiempo y el esfuerzo.







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