Por: Chriss Ríos
crios@stakeholders.com.pe
El Vicepresidente en Perú de CI, Luis Espinel, narra detalles de la organización mundial que hace que naturaleza y desarrollo caminen armoniosamente de la mano, registrando remarcables logros, sobre todo en la selva peruana de la Región San Martín.
El origen
Conservación Internacional nació en Estados Unidos en el año 1987, con la clara consigna de ser una organización generadora de trabajo en áreas de amplia diversidad biológica. Por ello, comenzó por identificar en el mundo a los países con estas características, entre los que evidentemente se encontraba nuestro querido y diverso Perú. Es así que en 1989, CI arribó al país y se enfocó en la creación de áreas naturales protegidas; aplicando evaluaciones RAP (Programa de Evaluación Rápida de Biodiversidad por sus siglas en inglés) para identificarlas. El primer lugar en el que ancló fue Madre de Dios, en donde también se implementó un programa de desarrollo que impulsó actividades como pesca y manejo de flora y fauna, para que así las poblaciones aledañas a las áreas protegidas puedan solventarse económicamente.
Es bajo esta metodología que CI llegó a diversas zonas del Perú, como el Parque Nacional Otishi (Apurímac), la Reserva Comunal Machiguenga (Cusco), la Reserva Comunal Asháninka (Junín), el Parque Nacional Cordillera del Cóndor (Amazonas), entre otros. Sin embargo, fue en el año 2007 que Conservación Internacional llegó a la Región San Martín para realizar una de sus labores más trascendentales en lo que respecta al Perú.
Su objetivo dentro de nuestro territorio siempre fue y será el mismo: construir paisajes sostenibles que beneficien económicamente a las poblaciones locales, dentro de un ambiente de perfecta armonía. Sobre más detalles de CI, Luis Espinel conversó con Stakeholders.
¿Cuál considera que ha sido el logro más importante de CI en el Perú?
Es difícil hablar de un solo logro, sin embargo considero que el principal consiste en el establecimiento de alianzas estratégicas, tanto con pobladores locales como con los gobiernos regionales y el Sernamp, con la finalidad de crear áreas naturales protegidas bajo un sólido modelo de desarrollo sostenible. En el Alto Mayo por ejemplo, se buscó construir y a la vez preservar un paisaje que explote las actividades económicas que existían en él, como por ejemplo cacao, arroz, café, entre muchos otros.
Siempre hemos sido los líderes con respecto a esta metodología, y lo más importante es que no solo nos centramos en la creación de la reserva, sino en su consolidación, pues la cuestión no radica solo en crearla, sino en mantenerla y hacerla sostenible en el tiempo. Es en este punto en donde radica la verdadera labor de CI.
El trabajo ha sido muy arduo en la Región San Martín y los resultados son fructíferos, ¿qué es lo que le deja mayor satisfacción?
La satisfacción más grande de Conservación Internacional ha sido tener, desde el 2010, el compromiso de la compañía Disney para con el Bosque de Protección Alto Mayo. Lo que sucede es que Disney busca compensar los efectos tóxicos de sus emisiones de carbono generadas por su flota de cruceros, y lo hace potenciando la preservación de esta área. Es decir, ellos les dan trabajo a los pobladores del bosque protegido, a cambio de que ellos se comprometan a no deforestar más bosques y mantenerse dentro de las áreas acordadas en total armonía con la naturaleza. De este modo, Disney está generando una significativa disminución anual de carbono, en desmedro del efecto de su flota de cruceros.
¿En qué consisten los trabajos y beneficios que se les otorga a los pobladores del Alto Mayo?
Los caficultores de este bosque formaron una cooperativa en el 2014, la cual en la actualidad está vendiendo su producto a través de Joffrey, compañía tostadora que abastece de café a Disney, logrando así que el hoy célebre café del Alto Mayo se consuma en los distintos resorts y parques del emblemático Disney. Cabe resaltar que este producto es de muy notable calidad, cuenta con 84 y 85 de puntuación en taza.
Conservación Internacional apuesta por esta cooperativa y quiere que tengan aún una mejor calidad en su café. Por ello se les ha implementado un laboratorio en el que su café se procesa y es analizado a nivel de calidad; sumado a ella se les da asistencia técnica constante y se les certifica orgánicamente. En resumidas cuentas, es este un café que no solo viene con la marca de un bosque protegido, sino que es orgánico, de comercio justo y asegura que los beneficios lleguen al poblador local.
Cuando se habla de logros también es bueno recalcar ¿cuáles fueron y/o son los principales obstáculos en la labor de CI?
La principal dificultad se dio en los inicios de la labor de CI en el Alto Mayo, pues los pobladores del bosque sentían a la autoridad como su enemigo. Lo que sucedió fue que el área protegida se creó en 1987, pero recién en el 2000 tuvo un jefe de área y un par de guardaparques, es decir, los trece años anteriores los locales desconocían que estaban en un área protegida de mucho valor. En consecuencia, cuando CI llegó en el 2008 a conversar con ellos, se mostraron muy uraños y reticentes con nosotros. Sin embargo, nuestra clave fue la comunicación. Les contamos acerca de su bosque, su valor y los beneficios que podían obtener de él si aceptaban nuestro apoyo. Logramos conectar a la autoridad con los pobladores, estableciendo un vínculo muy cordial que hizo desaparecer aquel estigma que siempre los había enemistado.
¿Cómo quiere Conservación Internacional pasar a la posteridad?
Como la organización que, en el ámbito general, contribuyó notablemente a conectar al poblador local de determinadas áreas protegidas con los beneficios de sus propios productos, y que esto paralelamente ayudó a la preservación de importantes paisajes.
Con respecto a la obra en el Alto Mayo, queremos pasar a la historia como los constructores de su paisaje sostenible, lo cual no se logra en pocos años. Seguiremos en la búsqueda de nuevas alianzas y de trabajo articulado con el gobierno regional. Felizmente cada vez más personas entienden que este es el modelo ideal para la Región San Martín y en donde deben consolidarse alianzas público-privadas en pro de una cimentada y fructífera economía verde.