Hans Rothgiesser
Director Adjunto de la Revista Stakeholders
En el año 2006 ProInversión publicó el libro Análisis estratégio de 10 casos mype. Ahí se relatan casos de éxito de emprendedores peruanos que comenzaron desde abajo y que terminaron gerenciando un negocio próspero. Si uno repasa todo el material que se expone ahí, podrá encontrar algunos detalles que se repiten. El más obvio es el olfato para aprovechar oportunidades de negocio. Desde Noé Jiménez en Pucalpa -que pasó de vender agua embotellada a ofrecer chifles, porque tomó nota de que eso era lo que más le pedían-, hasta el Instituto Montessori en Arequipa -que partió de un interés genuino de aportar a la educación de su comunidad para terminar ofreciendo capacitación técnica en cuidados de la salud-.
Otro detalle que se repite y que se podrá encontrar no solamente en historias de emprendedores peruanos, sino además de todo el mundo, es la importancia de los contactos con los que cuentan al inicio. Quizás el caso mundial más emblemático sea el de Steve Jobs, que apeló a su padre adoptivo para que le deje usar su garaje para que sea la central de operaciones de la empresa que iniciaba con su amigo, lo cual derivó en Apple.
El documento de ProInversión está plagado de ejemplos. Está la familia piurana que apoyó a sus hijos en capacitación y estudios para que puedan abrir el restaurante La Isla, gracias a una buena campaña algodonera. Luego La Isla empleó a tíos, cónyuges y otros parientes. Sin el apoyo de la familia, La Isla no habría sido posible.
Esto no es sorpresa. En todos los talleres para emprendedores se suele insistir en la importancia de las redes de contactos. De que es necesario dedicarle tiempo a mantenerse conectado a todo tipo de profesionales que luego puedan sacarte de un apuro o dar ese apoyo necesario para poder mantener a flote el proyecto. Esto es cierto para todo tamaño de iniciativa.
A esta red de contactos se le llama hoy en día también networking. Hay muchas maneras de cultivarla. Y desde 1994 que el Perú se conectó por primera vez a internet existe una más.
A través de las redes sociales un emprendedor puede conectarse con proveedores nuevos, buscar otros empresarios que estén en situaciones similares, etc. Es una herramienta poderosa para poder impulsar el crecimiento potencial de una pequeña empresa.
El acceso a internet hoy en día es básicamente una necesidad. Es difícil concebir a un emprendedor planeando su siguiente movimiento sin tener la información de los distintos portales con data oficial o sin la posibilidad de comunicarse directamente con un cliente lejano potencial dispuesto a pagar mucho más por su producto que el mejor cliente local.
Por eso llevar internet a zonas alejadas del país es de vital importancia. No solo se trata de un asunto de llevar tecnología por llevar tecnología. Se trata de abrir el espectro de oportunidades para los emprendedores de la zona. Por supuesto que además hay muchísimos otros efectos, pero éste en especial es uno con que no tenemos que ignorar. Sobre todo porque para que sea efectivo, llevar internet no es suficiente. Hay que además enseñar a usarlo. Y eso puede llegar a ser un reto aun más grande que tender cables para llevar una señal.