Por Stakeholders

Lectura de:

Hans Rothgiesser
– Director Adjunto Grupo Stakeholders

En el sondeo de opinión pública de Ipsos del 13 de febrero, se pregunta cuál debería de ser la prioridad del gobierno. Las respuestas van desde ayudar a los pueblos afectados por los huaycos (72%) hasta impulsar reactivación de la economía (26%). Llama la atención que en ninguna de las cuatro primeras opciones escogidas por el público se encuentre una mención a la educación en el Perú o a la reforma educativa. Apenas en julio del 2016, el público opinaba que el aspecto más positivo que había tenido el gobierno anterior había sido Beca 18 y Beca Presidente (55%). O sea, una medida que tenía que ver con la educación, precisamente.

Es más, apenas en enero de ese mismo año, educación estaba en el cuarto lugar ante la pregunta sobre cuáles eran los tres principales problemas del país; con 28%, por debajo de delincuencia (70%), corrupción (49%) y desempleo (31%). ¿Es que acaso la educación, por su naturaleza de largo plazo, está perdiendo su puesto en la atención de la opinión pública? Esto sería preocupante, porque solamente por presión de la población es que se pudo iniciar las reformas educativas profundas en el gobierno de Alan García. Los que tienen edad suficiente seguramente recordarán que antes de eso no se podía cambiar nada en el sector educación, porque existía una fuerte resistencia a cambiar el sistema. Solamente con la presión de la opinión pública generalizada es que se pudo mover las piezas necesarias e ir instalando una meritocracia, que es lo que debería primar.

Los que recordamos cómo era la educación escolar antes, debemos tener claro que las reformas del sector educativo que se iniciaron hace dos gobiernos son de muy largo plazo. Siempre se tuvo eso claro. Los resultados de esos cambios se verán realmente en varios años. Esto puede hacer que se pierda la fe en el nuevo modelo. Y eso bien podría estar pasando en este mismo momento.

Es importante tener esto en mente en un contexto en el que el cambio del ministro está teniendo impacto dentro de la cartera. Cabezas de áreas específicas se están dando, lo que trae cambios en cómo se estaba manejando algunos temas en especial. En algunos casos esto será motivo de atención, porque hay cosas que este ministerio estaba haciendo correctamente. En otros será oportunidad para mejorar algunos aspectos en los que estaba cojeando.

Uno de estos parece ser los procedimientos por los cuales se resuelven las controversias acerca de la naturaleza de lo que se debe enseñar en los colegios públicos. Un ejemplo reciente lo hemos tenido sobre la igualdad de género.

Vale la pena notar que según Ipsos, el 94% está de acuerdo o muy de acuerdo con que el Ministerio de Educación promueva la igualdad de género, entendido como la promoción de que las niñas y los niños tengan los mismos derechos, deberes y oportunidades. Relacionado a eso está que el 76% reportó estar de acuerdo o muy de acuerdo con que se brinde educación sexual en las aulas.

Si el apoyo a estas políticas es tan fuerte, ¿por qué a algunos les da la impresión de que ése no es el caso? Por lo mismo que suele pasar con muchos temas en el Perú: Los que quieren un cambio saben hacer suficiente escándalo y moverse bien. El segmento de la población que desea que se reviertan las reformas tiene mucho que ganar. No obstante, perforar este proceso nos deja a los demás con mucho que perder. La educación pública en el Perú es demasiado importante como para estar jugando con ella. Muy por el contrario, deberíamos prestarle cada vez más atención y ser cada vez más intolerantes con la ineficiencia en ese sector.







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