Aggreko revela tres estrategias energéticas —gas de pozo, sistemas híbridos y almacenamiento inteligente— que permiten a las empresas latinoamericanas reducir costos, asegurar operaciones continuas y avanzar en sus objetivos de descarbonización rumbo a la COP30.

Aggreko presenta soluciones para que empresas de América Latina mejoren su eficiencia energética: gas de pozo, energía híbrida y almacenamiento inteligente que reducen costos y fortalecen la sostenibilidad operativa.
Aggreko presenta soluciones para que empresas de América Latina mejoren su eficiencia energética: gas de pozo, energía híbrida y almacenamiento inteligente que reducen costos y fortalecen la sostenibilidad operativa.

Por Stakeholders

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En un momento clave para la transición energética global, Aggreko presenta nuevas estrategias para impulsar operaciones más limpias y competitivas en América Latina. La compañía, referente mundial en soluciones de generación y eficiencia energética, detalla en su informe 2025 cómo las empresas de la región pueden reducir costos, fortalecer su seguridad operativa y avanzar hacia sus metas de descarbonización.

Con propuestas que integran gas de pozo, sistemas híbridos y almacenamiento inteligente, Aggreko busca acelerar el cambio hacia modelos energéticos más sostenibles, especialmente en sectores como minería, petróleo, gas y manufactura. Las recomendaciones llegan en un contexto en el que la presión regulatoria y los compromisos asumidos rumbo a la COP30 exigen soluciones inmediatas, escalables y rentables.

Las tres estrategias de Aggreko para acelerar la transición energética en América Latina

Las medidas fueron detalladas en el informe «El sector del petróleo y gas en América Latina (2025)», buscan ayudar a las compañías a reducir su huella de carbono, mejorar la productividad y fortalecer la seguridad energética en un contexto global más exigente.

La primera estrategia es el uso de gas de pozo, una alternativa que permite alimentar plantas de generación eléctrica y disminuir el riesgo de interrupciones operativas. Según Aggreko, esta fuente no solo reduce emisiones y costos, sino que también puede triplicar la producción, beneficiando especialmente a industrias de alto consumo energético.

La segunda apuesta está en los sistemas híbridos, que combinan energía fósil con fuentes renovables para asegurar un suministro continuo y resiliente. Este modelo les permite a las empresas proteger activos críticos frente a paradas imprevistas, reducir el gasto en combustible y avanzar hacia metas climáticas más ambiciosas sin comprometer su competitividad.

El tercer pilar es el almacenamiento inteligente, una tecnología diseñada para responder con rapidez a los cambios del mercado y cumplir con estándares ambientales más estrictos. Aggreko sostiene que esta solución garantiza operaciones estables, eficientes y seguras en cualquier escenario, incluso en sectores con alta demanda energética.

Perú: un potencial de ahorro energético de hasta 30%

Según la compañía, las empresas peruanas podrían reducir entre 10% y 30% sus costos energéticos al implementar sistemas de eficiencia y gestión inteligente de energía. Este potencial resulta especialmente relevante para sectores como la minería, el petróleo y la manufactura, que concentran gran parte del consumo eléctrico del país.

“En áreas no atendidas por el sistema interconectado, la adopción de soluciones con gas natural comprimido para aumentar la producción propia de energía permite a las empresas reducir hasta un 40% los costos de generación, liberar capital para otras áreas del negocio y garantizar operaciones continuas. Además, se obtienen ganancias en eficiencia, se reduce la huella de carbono y se logra un mayor control sobre el consumo de combustible”, explicó Daniel Rossi, Gerente de Sector para América Latina – O&G de Aggreko.

El informe también detalla la composición de la matriz energética peruana: las hidroeléctricas representan casi el 50% de la generación, el gas natural un 40% de la oferta interna y las energías renovables (solar, eólica y bagazo) cerca del 9% de la producción. Estos datos reflejan el desafío —y la oportunidad— de acelerar la transición hacia un sistema más limpio y competitivo en los próximos años.

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