Por Stakeholders

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POR SANDOR LUKACS DE PERENY – Profesor del MBA y de los Programas en Sostenibilidad de ESAN Graduate School of Business

La Economía Circular (EC) se erige como un paradigma de producción y consumo que abraza la idea de compartir, arrendar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos durante el máximo tiempo posible. Este enfoque persigue la prolongación del ciclo de vida de los productos y se inicia desde la etapa de diseño y selección de materiales. Al hacerlo, su objetivo principal es minimizar el desperdicio. Así, cuando un producto llega al final de su vida útil, sus componentes se reincorporan a la economía siempre que sea factible, a través del reciclaje. La EC, cuando se implementa de manera efectiva, se convierte en un catalizador para que las empresas se acerquen a la sostenibilidad como un proceso continuo y no como un destino final.

La EC se entiende como un sistema industrial diseñado con la intención de ser restaurador y regenerativo. En este sentido, los productos, materiales y recursos deben mantenerse en buen estado y ser de fácil reparación, restauración o desmontaje, lo que facilita su máxima recuperación y minimiza la degradación. A través de esta perspectiva, la EC busca reducir el consumo de materiales y emisiones dañinas, contribuyendo a la gestión responsable de los recursos, residuos y contaminación, así como a la conservación de la biodiversidad. Sumado a los beneficios económicos, destacan la creación de empleo y la mejora de la salud de las comunidades. Se genera valor económico, social de lo que antes fue considerado desecho.

Sostenibilidad corporativa: Una necesidad inminente

En la actualidad, desarrollar sistemas de gestión sostenible no se considera una ventaja competitiva, sino una necesidad imperativa para las corporaciones. Esto abarca desde la incorporación de criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) hasta la potenciación de cadenas de valor, la innovación en modelos de negocio, avances tecnológicos y la mejora de procesos. Las empresas que abrazan una visión sostenible están mejor preparadas para afrontar los desafíos ambientales y sociales que representan riesgos significativos para su supervivencia a largo plazo. De esto modo, sostenibilidad corporativa puede definirse como el proceso de operar dentro de los límites responsables de los recursos físicos, naturales y sociales.

Sostenibilidad corporativa a través de la EC

Según el Banco Mundial, el planeta genera más de 2010 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos anualmente, de los cuales al menos el 33 % no se gestionan adecuadamente. Esto evidencia una oportunidad para la EC mediante su implementación como estrategia corporativa.

Innovaciones en EC y el auge de las “tecnologías circulares”

Actualmente somos testigos de avances tecnológicos. En específico, la EC se potencia a través de modernas tecnologías de fabricación y de sistemas integrales de gestión de residuos. A diferencia de la economía lineal, la EC goza del soporte de elementos como desarrollo de bioprocesos enzimáticos de digestión de residuos orgánicos, nanotecnología, organismos capaces de degradar plástico, en simultáneo con el acompañamiento de data real que permite una gestión precisa y medible.

Cemento y el hormigón: Un caso “concreto” en EC

Un reciente reporte de McKinsey & Co. concluye que una EC aplicada al cemento y el hormigón podría generar un valor neto cercano a los 150 mil millones de dólares evitando de esta forma una abismal generación de residuos. Se arguye, bajo la perspectiva del cambio climático antropogénico, que el almacenamiento y el uso de CO2 en la producción de cemento y hormigón, la reutilización de energía a partir de materiales de desecho y la recirculación de materiales y minerales en todo el entorno construido, serían los puntos clave a resaltar.

Y es que la cadena de valor del cemento circular proyecta, además, que la adopción de tecnologías circulares podría descarbonizar el 80 % de todas las emisiones de cemento y hormigón para 2050. Se incluye para ello el uso de CO2 para mejorar la “recarbonización” de los residuos de construcción y demolición. Además, impulsa el reciclaje de residuos para convertirlos en grava carreteras y el uso de combustibles alternativos a partir de diversos residuos energéticos.

 “Las empresas que abrazan una visión sostenible están mejor preparadas para afrontar los desafíos ambientales y sociales”.

Extendiendo el valor: El mercado de electrónica de segundo uso

Sorprendentemente, este mercado crece a un ritmo acelerado. En específico, en 2021, el mercado mundial de teléfonos móviles reacondicionados rondaba los 52 000 millones de dólares y se proyecta que alcance los 145 900 millones de dólares para 2031 (11.2 % durante este período).

La ruta hacia la sostenibilidad corporativa: Casos de éxito en EC

Si bien las empresas tienen grandes retos ambientales, ello no significa que no sean destacables algunos esfuerzos puntuales en EC a destacar.

Coca-Cola: La firma ha diseñado envases completamente reciclables, incluyendo latas y botellas de PET. Además, viene realizando pruebas para aumentar la proporción de material reciclado en sus botellas disminuyendo así grandes volúmenes de plástico desperdigado.

Apeel: Esta compañía ha desarrollado un revolucionario recubrimiento comestible a base de plantas. Esto preserva la frescura de los alimentos toda vez que ralentiza su oxidación y pérdida de agua. Esta innovación reduce el desperdicio de alimentos y conserva valiosos recursos hídricos y energía.

ThredUP: Esta plataforma de reventa de ropa tiene como meta extender el ciclo de vida de prendas de vestir. Así, los consumidores compran de forma consciente y utilitaria. Cabe destacar que la reventa de ropa representa 9 mil millones de dólares y se prevé que alcance más de 47 mil millones de dólares para 2025.

Países Bajos: Ante los altos costos de recolección/incineración de colchones, este país implementó una política voluntaria de responsabilidad extendida del productor (REP) por parte de las 5 firmas comercializadoras de colchones del país. El objetivo es alcanzar una tasa de reciclaje del 75 % para 2028. Lo mejor es que el objetivo ya se ha cumplido.

Sinba, EC Made in Perú: Recientemente, un artículo del diario El País puso de relieve la gestión y la propuesta de esta empresa peruana. A diferencia de empresas centradas en reciclaje convencional, Sinba apuesta más allá de ello con una gestión integral y responsable de los desechos de sus empresas asociadas. Sinba proporciona contenedores debidamente señalizados, capacita a sus socios, recoge los residuos de manera adecuada, los procesa y luego vende los materiales reciclados. Su objetivo es que este modelo se replique y se expanda a otras regiones del país y la región. Además, esperan procesar 20 toneladas de residuos diarios y alcanzar ventas cercanas al 1.5 millones de dólares.

La promesa transformadora de la EC

Las economías circulares no solo pueden desempeñar un papel importante en la lucha global contra la contaminación y promoción de la sostenibilidad, sino que además ofrece la oportunidad de alcanzar una prosperidad futura a nivel empresa y sociedad a escala mundial.

Sin embargo, implementar la EC no es tarea fácil. Para construirla, se requiere la participación articulada y sostenida de actores públicos y privados. Su colaboración estrecha es fundamental para trazar una ruta pavimentada. Se debe en este sentido tener una mirada amplia, extendida y profunda. La visión sistémica es imprescindible para examinar cómo podemos mejorar cada nodo de proceso de nuestra gestión de residuos, desde la recolección y distribución hasta su producción, uso y posterior tratamiento para recuperar valor residual.

Para finalizar, la sostenibilidad corporativa, ya sea en minería, pesca, agroindustria, comercio, turismo, manufactura y logística, deberá estar soportada por pilares operacionales circulares. Recuperar valor, para generar (nuevo) valor.







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