¿Cuál es el alcance de las operaciones de Buenaventura a lo largo del territorio peruano?
Buenaventura es una empresa peruana con 71 años de historia, fundada por Alberto Benavides de la Quintana, con quien tuve el privilegio de trabajar algunos años. Empezamos con nuestra primera mina Julcani en Huancavelica, que sigue operando desde 1953, y hoy estamos en ocho regiones del país desde Piura hasta Moquegua con siete operaciones donde producimos metales preciosos como oro y plata, como también cobre, plomo y zinc, entre otros.
Hemos logrado poner en operación diversas unidades mineras en los últimos años y eso habla del esfuerzo y compromiso con el Perú que tenemos desde nuestros inicios. Además, está nuestro proyecto San Gabriel que se encuentra en plena construcción y entrará a operar en el 2025, así como varios proyectos de exploración avanzados y en curso. Buenaventura se caracteriza también por esa vocación de explorar que nos ha permitido que todas nuestras operaciones hayan sido descubiertas y desarrolladas por nosotros.
¿Qué rol ocupa la sostenibilidad dentro de la compañía?
La sostenibilidad en la minería formal responsable es algo que viene desde hace mucho, aunque no siempre bajo el mismo concepto, enfoque o estándares. Sería un error evaluar el pasado con criterios del presente, pero en términos generales si entendemos la sostenibilidad como la decisión de hacer negocio responsable generando valor para la sociedad y el medio ambiente, la minería lo tiene en el centro en su gestión desde hace mucho. Eso no quiere decir que no haya más que hacer, pero está claro que para sacar adelante proyectos mineros se ha requerido siempre, y ahora más que nunca, generar un entorno social positivo y asegurar el mayor cuidado ambiental.
¿Qué estrategia han diseñado al respecto, teniendo en cuenta los desafíos propios de la industria minera?
En Buenaventura venimos trabajando y madurando cada vez más nuestra estrategia de sostenibilidad, centrando los esfuerzos en hacer bien las cosas y generar valor de verdad para todos. No podemos hablar de sostenibilidad si no agregamos primero valor a los objetivos de la compañía. Y no hay que tener miedo o complejos al decirlo. Sobre ese objetivo, debemos asegurar que lo que hacemos sea con ética y transparencia; genere un impacto positivo real en nuestros trabajadores y las poblaciones que nos acogen; y tenga el máximo respeto y cuidado con el medio ambiente.
Aunque es simple decirlo, es todo un reto ponerlo en el centro del modelo de negocio y hacerlo realidad en el día a día. Sobre todo en el sector minero pues trabajamos en zonas rurales y alejadas muchas veces lejos de la presencia del Estado, y donde esa lejanía ha generado históricamente carencias y necesidades profundas.
¿Qué otros factores se toman en cuenta para que cuenten con una estrategia transversal?
La sostenibilidad también incluye otros temas o prácticas importantes como la gestión de riesgos, abastecimiento responsable, innovación, entre otros. Todo esto es parte de una estrategia transversal de largo plazo, que exige a la empresa evaluar sus prácticas de manera honesta y priorizar sus esfuerzos. Para ello en Buenaventura, como otras empresas lo han hecho también, hemos desarrollado nuestra Matriz de Materialidad donde definimos de manera interna y con participación de todos nuestros grupos de interés, qué temas son los más importantes y relevantes en términos de sostenibilidad. Según eso tenemos un plan de acción para abordar cada tema y mejorar nuestra gestión.
La gestión social es crucial en la minería. ¿Cómo han podido estrechar lazos con las comunidades y sus líderes en las zonas de las operaciones de Buenaventura?
La gestión social parte y se basa en el relacionamiento personal. Las relaciones sociales sanas y sólidas no se construyen ni sostienen de manera “institucional”, simplemente porque somos personas y necesitamos sentirnos escuchados, respetados y tener un contacto genuino con el otro. Nadie valora al otro de manera conceptual. Con eso en mente, nuestra estrategia de gestión social se basa principalmente en relacionarnos de verdad con el otro. Eso implica por un lado generar espacios cotidianos que permitan escuchar y decirnos las cosas con claridad y respeto; y por otro lado mantener un trato sincero y con la verdad. Porque la comunidad puede perdonar que te equivoques, pero no que le mientas.
“La sostenibilidad también incluye otros temas o prácticas importantes como la gestión de riesgos, abastecimiento responsable, innovación, entre otros”.
¿En qué aspectos han buscado contribuir al bienestar de las comunidades?
Sobre esa relación, que se construye con pequeños gestos y a largo plazo, tenemos un objetivo claro de aportar al progreso y mejora de las poblaciones con un foco especial en la gestión del agua, el desarrollo económico-productivo, la educación y la reducción de brechas de infraestructura básica. Estos objetivos de desarrollo sostenible los construimos generalmente en conjunto con las autoridades o la población local, aunque no siempre es fácil. Para eso promovemos la generación de espacios que permitan diseñar algún tipo de plan de desarrollo local, comunal o distrital, y construir sobre eso una visión de mediano y largo plazo.
¿Podría mencionar algunos casos?
En educación, por ejemplo, apoyamos desde mejoras en la infraestructura, que tiene un alcance de corto plazo, hasta un programa de becas para jóvenes y otro proyecto que busca mejorar el aprendizaje escolar en niños de primaria, con una proyección más de largo aliento. Actualmente trabajamos en más de 50 escuelas y estamos por relanzar nuestro programa en el 2025. En términos de infraestructura básica, estamos centrados principalmente en cerrar brechas en saneamiento, vías y conectividad. Este año hemos iniciado tres nuevas Obras por Impuestos (OxI) y apalancado adicionalmente recursos del Estado para otros proyectos.
Respecto al desarrollo económico, ¿de qué forma han generado el empleo local?
En términos de empleo estamos enfocados en generar oportunidades para las personas que son de las comunidades cercanas a nuestras operaciones. Aunque depende mucho de las necesidades de cada operación, hemos logrado que más del 65% de nuestros trabajadores sean de las regiones donde operamos. Para ello tenemos un sistema de empleo local que permite asegurar un proceso transparente y sólido para dar una correcta preferencia -no exclusividad- al empleo local.
La contratación de servicios locales es una fuente también de economía para las regiones…
Correcto. De la misma manera enfocamos el esfuerzo en términos de servicios locales. El objetivo es poder conectar a la mayor cantidad de proveedores locales a nuestra cadena de valor, siempre y cuando cumplan con los requisitos que necesita la operación. Para ello apoyamos en su formalización y mejora de capacidades en gestión empresarial.
Sin embargo, al mismo tiempo que buscamos impulsar el desarrollo económico a través del empleo local directo y contratación de servicios locales, no podemos centrar toda la economía de la zona en la minería. Es indispensable que las comunidades y poblaciones mantengan sus habilidades y costumbres productivas, fortaleciendo una economía diversificada que les permita generar ingresos con actividades no mineras. Con ese objetivo tenemos un programa específico desde hace muchos años llamado PRA-Buenaventura. Inició hace 20 años como parte de una alianza con USAID y su nombre viene por las siglas en inglés del proyecto original: Programa de Alivio y Reducción de la Pobreza.
¿Cuál es el enfoque que le dan a este programa desde Buenaventura?
Actualmente, lo impulsamos de manera directa como Buenaventura en siete regiones del país y tiene un enfoque de mercado, es decir, que en lugar de ayudar a los productores locales a “vender lo que producen”, los ayudamos a “producir lo que se vende”. Se trata de conectar a los pequeños negocios con el mercado local, nacional e incluso internacional, y darles el soporte técnico constante para ofrecer la cantidad y calidad que se requiere para responder a esa demanda.
¿Cuál ha sido el nivel de impacto en cifras de esta iniciativa?
En los últimos 10 años, hemos generado más de 46 millones de soles en ventas, más de 90 planes de negocio con 1700 productores locales articulados al mercado, más de 3000 familias beneficiadas y 21 millones de soles apalancados del Estado para complementar el programa. Uno de los mejores ejemplos que tenemos es la exportación durante el último año hacia Europa y Estados Unidos de más de 20 toneladas de paltas que provienen de pequeños productores en el distrito de Tapay, Arequipa.
“No podemos hablar de sostenibilidad si no agregamos primero valor a los objetivos de la compañía. Y no hay que tener miedo o complejos al decirlo”.
Sobre la gestión ambiental, ¿en qué aspectos han centrado sus acciones para hablar de una minería climáticamente responsable?
Desde un punto de vista de sostenibilidad, la gestión ambiental en el sector minero está centrada principalmente en la gestión del agua, manejo de relaves y residuos sólidos, la gestión energética, la protección de la biodiversidad y el cierre de minas. Todo esto con un enfoque de adaptación y mitigación al cambio climático.
En Buenaventura venimos trabajando, por ejemplo, la gestión hídrica con una estrategia de siembra y cosecha de agua que nos ha permitido contribuir con el almacenamiento de más de 110 millones de metros cúbicos de agua para uso compartido tanto para las operaciones como para uso agrícola. Esto equivale a unas 45 piscinas olímpicas, para darnos una idea.
¿Esta gestión hídrica también la han llevado a cabo en los procesos relacionados a minerales?
La gestión responsable de agua también incluye la capacidad que tenemos de reusar y recircular el agua que usamos en el proceso de tratamiento del mineral, que en promedio supera el 85% en nuestras operaciones reduciendo de manera significativa el consumo de agua fresca en estos procesos. Con relación a ello, venimos impulsando la medición de nuestra huella hídrica, por la que hemos recibido el Certificado Azul por parte de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) en más de una oportunidad y que implica tener un plan de acción para mitigar dicha huella.
¿Qué avance destaca en materia de gestión de energía en sus operaciones?
Otro ejemplo es con relación a la gestión de energía, donde tenemos también objetivos y avances muy concretos. Además de la eficiencia energética, que está en el corazón del negocio y busca el menor uso posible de energía por cada onza que producimos, venimos haciendo un enorme esfuerzo por generar y consumir energía renovable. Actualmente ya estamos por encima del 70% de uso de energía limpia certificada en nuestras operaciones.
Sobre la medición de huella de carbono. ¿Cómo enfocan el tema de la emisión de gases de efecto invernadero en el sector?
Como sabemos, la huella de carbono se mide en tres alcances o niveles. El primero es lo que emitimos directamente con el uso de combustibles fósiles, que en minería es principalmente el uso de vehículos para traslado de materiales o personal. El segundo alcance es lo que generamos de manera indirecta a través del consumo de energía, cuando esta no viene de fuentes renovables. Finalmente, el tercer alcance lo genera el resto de la cadena de valor a través de los proveedores y cadena de suministro. Según cifras oficiales, el Perú representa alrededor del 0.15% de las emisiones a nivel global, y del total de emisiones en el país, la minería representa el 2.5%.
“Nuestro principal compromiso con el Perú es mirar hacia el futuro con ese optimismo realista que siempre nos ha caracterizado”.
¿Qué estadísticas manejan en cuanto a su huella de carbono?
En ese contexto, en Buenaventura venimos midiendo nuestra huella de carbono desde el año 2021 y los resultados nos permiten afirmar que generamos muy bajas emisiones con un promedio anual de 20 000 toneladas equivalentes de CO2 por unidad operativa, en los alcances 1 y 2. Sin embargo, venimos trabajando para mantener en general esos niveles y reducir nuestra huella a través de mejoras en la eficiencia de nuestros diversos procesos, incluyendo el mayor uso de energía renovable que proviene principalmente de nuestra hidroeléctrica Huanza. Además, venimos evaluando constantemente nuestro desempeño y la viabilidad de un plan responsable y realista de reducción a largo plazo.
¿Cómo ves la visión o perspectiva de la sostenibilidad desde el lado de los inversionistas que buscan oportunidades en la minería?
Desde hace algunos años el interés del mercado y de los inversionistas por los temas de sostenibilidad ha crecido enormemente. Buenaventura fue la primera empresa minera latinoamericana en listar en la Bolsa de Valores de Nueva York en 1996, y podría decirte que la demanda por reportar -y comprobar- las prácticas de sostenibilidad ha tomado un protagonismo increíble desde aquellos años. Es mucho más claro para todos que las buenas prácticas de sostenibilidad dan predictibilidad y reducen los riesgos del negocio. Esa es la prioridad para el inversionista.
¿Qué temas suelen evaluar ellos antes de tomar una decisión en la industria?
El reto para ellos es entender cada vez mejor dónde deben poner la atención para conocer el verdadero valor de la sostenibilidad, y eso depende de cada sector. En minería, la atención se suele centrar últimamente en las emisiones de CO2, la escasez hídrica, los conflictos y derechos humanos, la igualdad de género y otros temas de agenda global. Sin embargo, aunque estos temas son relevantes, es necesario un esfuerzo desde el sector minero para afinar mejor la atención hacia otros temas o características a veces incluso más relevantes para el sector, y según cada empresa.
Como comenté antes, tal vez el reto de la minería frente al cambio climático debería estar orientado más hacia la adaptación -concretamente en la gestión del agua, por ejemplo-, y no solo hacia reducir las emisiones. Otro ejemplo es que la cantidad de “conflictos sociales” -muchas veces utilizando solo la referencia de la Defensoría del Pueblo- no debería ser el único indicador para analizar la relación o estabilidad social de una operación.
Se esperaría una visión más holística hacia el sector minero…
De hecho, ya existen varias iniciativas de parte de los inversionistas para acercarse directamente a las empresas y conocer más de cerca lo que sucede y lo que hay detrás de la sostenibilidad, más allá de la información secundaria a la que tienen acceso. Este proceso es muy sano y estoy seguro de que traerá resultados favorables para todos.
¿Qué retos consideras que serán los principales a enfrentar en el 2025 para la empresa y el sector minero?
Considero que el principal reto que enfrentamos es la minería ilegal. Es un problema nacional altamente complejo que viene afectando de manera directa la viabilidad de las operaciones y los nuevos proyectos mineros en el país, pero también a la pequeña minería y la artesanal. Ya sabemos todos las consecuencias y distorsiones que ha traído el REINFO.
Y aunque sabemos que la solución a este problema tiene muchas aristas, sectores involucrados e intereses de por medio, creo que el desafío para 2025 es seguir impulsando una agenda directa y concreta del Estado y las empresas para combatir, reducir o controlar en algo el problema sin dejar de atender la agenda legítima de los mineros artesanales y pequeña minería, esforzada en alcanzar estándares legales y ambientales. Finalmente estamos hablando no solo de la minería formal que está siendo afectada, sino de miles de familias que enfrentan las consecuencias nefastas de esa ola de criminalidad que viene creciendo entorno a esta actividad ilícita.
¿Otro desafío se vincula a la burocracia en torno al avance de proyectos?
El segundo gran reto sigue siendo la conocida y burocrática permisología para sacar adelante los proyectos mineros. Es cierto que este tema viene mejorando en los últimos meses, pero falta mucho por hacer y esperamos que los últimos cambios en el Ejecutivo no desaceleren el proceso para hacer de verdad más eficiente y menos político el avance de esta reforma.
Para finalizar, ¿cómo resumirías en un mensaje el compromiso de Buenaventura con el desarrollo sostenible y económico del Perú para el 2025?
Nuestro principal compromiso con el Perú es mirar hacia el futuro con ese optimismo realista que siempre nos ha caracterizado. Aunque tenemos 71 años de historia haciendo “más que minería” como dice nuestro lema, creo que debemos centrar la mirada en lo que viene. Y lo que viene depende de todos.
Como Buenaventura siempre estaremos dispuestos a mejorar, aprender, traer desarrollo y trabajar de manera conjunta con todos, con ese enfoque de Responsabilidad Social Compartida que siempre insistimos. El 2024 fue un año intenso pero muy importante para nosotros, y vemos el 2025 con una mirada más optimista que nunca. El Perú merece lo mejor de nosotros y queremos darlo todo para sacarlo adelante.