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Las mujeres sufren “desproporcionadamente” las consecuencias del cambio climático, pero hasta la fecha han sido ignoradas en los debates sobre la forma de afrontar problemas tales como el aumento del nivel del mar, las sequías, la fusión de los glaciares y las temperaturas extremas.
Esta conclusión surge del informe sobre el “Estado de la Población Mundial 2009”, publicado por el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) y en el que se advierte que la lucha de la comunidad internacional contra el cambio climático tendría más posibilidades de éxito “si las políticas, los programas y los tratados tuviesen en cuenta las necesidades, los derechos y el potencial de las mujeres”.

El documento, que fue hecho público en todo el mundo y cuya presentación en Madrid corrió a cargo de la propia UNFPA y de la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE), pone de manifiesto “que el cambio climático es algo más que una cuestión de emisiones industriales de carbono o de eficiencia energética”.

“Las mujeres de los países pobres figuran entre las personas más afectadas por el cambio climático, pese a haber sido las que menos contribuyeron a ello”, declaró la directora ejecutiva de UNFPA, Thoraya Ahmed Obaid, citada en un comunicado de la agencia de la ONU.

El informe refleja que las poblaciones pobres son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático y que la mayoría de los 1.500 millones de personas que viven con un dólar o menos, al día, son mujeres. Por lo general, según la UNFPA, los pobres dependen de la agricultura para vivir y son, por tanto, los que corren más riesgo de sufrir hambre y de perder de sus medios de vida a causa de las sequías, de las lluvias y de los huracanes.

Aparte, las poblaciones pobres suelen vivir en áreas marginales, expuestas a inundaciones, al aumento de las costas y a las tormentas. “Los países industrializados han creado gran parte del problema pero son los más pobres o en vías de desarrollo los que padecerán los peores efectos de un clima cambiante”, afirmaron la FPFE y el UNFPA.

“Sequías, tormentas, huracanes o tsunamis son fenómenos cada vez más impredecibles y potentes dejando sin medios de subsistencia a los que dependen casi exclusivamente de la agricultura o la pesca como formas de vida”, prosiguieron. “Los desastres medioambientales dejarán zonas devastadas que podrán provocar movimientos de población a gran escala, con sus terribles consecuencias en los distintos ámbitos personal, social o político”, añadieron.

Además, el informe revela que el índice de mortalidad en los desastres naturales -incluidos los causados por las temperaturas extremas- es mayor en las mujeres que en los hombres. Estas tendencias son aún mayores en la sociedad en las que los ingresos son bajos y en las que las diferencias sociales entre hombres y mujeres son altas.

“Entre las personas pobres, son las mujeres las más vulnerables, en parte porque en muchos países son ellas la principal fuerza en el campo y productoras de alimentos y en parte por la reducción de sus posibilidades económicas, legales o de acceso a la toma de decisiones, por una cuestión de género”, afirmaron las dos organizaciones.

El informe muestra que las mujeres tienen potencial para movilizarse contra el cambio climático, pero que es de vital importancia que se pongan en práctica políticas que acaben con las discriminaciones y den acceso y poder real a las mujeres.

Por ello, el “Estado de la Población Mundial 2009” considera que la lucha de la comunidad internacional contra el cambio climático tiene más posibilidades de éxito si las políticas, los programas y los tratados tienen en cuenta las necesidades, los derechos y el potencial de las mujeres.

Asimismo, revela que las inversiones que contribuyen a mejorar la capacidad de decisión de las mujeres y niñas -especialmente en educación y salud- ayudan a fortalecer el desarrollo económico, a reducir la pobreza y tienen también un impacto beneficioso en el clima.

PLANIFICACIÓN FAMILIAR Y EDUCACIÓN SEXUAL
La planificación familiar, la educación sexual y la salud reproductiva, así como las relaciones de género, están íntimamente relacionados con este proceso. Por lo que, para frenar el cambio climático es necesario adoptar un nuevo criterio, más equitativo y sostenible, sobre la manera en que vivimos, producimos y consumimos.

En el mundo científico, según el informe, se reconoce que un crecimiento más lento de la población mundial puede contribuir a equilibrar las emisiones y posibilitar una adaptación más inmediata al cambio que ya está ocurriendo.

Sin embargo, desde 1995 se viene registrando en los países en desarrollo un descenso de los recursos destinados a programas de planificación familiar por parte de los países donantes.

“Éste no es el camino, ya que para lograr una población humana que propicie un clima sostenible es necesario eliminar las barreras contra la utilización de la planificación de la familia y la adopción de políticas de población basadas en los Derechos Humanos, tal y como lo acordaron los participantes en la Conferencia de El Cairo en 1994”, advirtieron ambas organizaciones.

“Es necesario un consenso comunitario y mundial para que mujeres y parejas decidan el número de hijos que vayan a tener y se creen oportunidades para que mujeres y niñas participen plenamente en las sociedades y contribuyan a su crecimiento económico y a su desarrollo”, añadieron.







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