De las 10 personas que pasan consulta diaria por temas de inseguridad ciudadana, 7 desarrollan estrés agudo o severo.

Por Stakeholders

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No solo se trata de pérdidas materiales, la delincuencia manifestada en casos de robo, extorsión o secuestro altera la salud mental de las personas, llegando a generar estrés postraumático en el 70% de las víctimas.

El trastorno de estrés postraumático es una enfermedad de salud mental desencadenada por una situación de miedo, sea vivida u observada. Los síntomas pueden abarcar recuerdos frecuentes de la experiencia, pesadillas, angustia grave, así como pensamientos constantes sobre la situación.

“La situación de estrés agudo, sea por robo, extorsión o secuestro, sigue en aumento, llegando a un 10% de las consultas diarias”, comenta el médico psiquiatra del Hospital de Emergencias Grau, Carlos Vera.

De las 10 personas que pasan consulta diaria por temas de inseguridad ciudadana, 7 desarrollan estrés agudo o severo y van a necesitar tratamiento médico y al menos la  mitad de ellos sufrirá un problema crónico, es decir van a experimentar cambios de por vida, sostuvo.

Los trastornos de ansiedad, junto con los trastornos del ánimo, contribuyen más a la morbi-mortalidad mediante el sufrimiento. La angustia-ansiedad patológica impide el desenvolvimiento de la persona, limitando su autonomía y dejándole atrapado y amenazado por la misma angustia.

“A lo largo de los últimos 10 años ha ido cambiando la relación con los teléfonos, pues antes había una certeza de quien llamaba era un familiar o un amigo. Sin embargo, en los últimos 4 años ocurre que contestar (la llamada) abre la posibilidad de responderle a un extorsionador y eso desencadena rechazo, temor y una especie de paranoia. Es un problema que aumenta cada vez más”, advirtió el médico psiquiatra. 

Ansiedad que desencadena cáncer

El psiquiatra Carlos Vera explicó que, cuando una persona está en alerta constante, activa un área del cerebro llamada amígdala cerebral, que es el área del miedo, del temor y la precaución. 

Esto genera que se activen otras hormonas corporales, como el cortisol, que aumenta, provocando que la inmunidad baja. Al suceder, las personas podrían padecer de hipertensión arterial, diabetes mellitus e incluso de cáncer de estómago, mama y ovario” comentó.  

Agregó que el cuerpo puede registrar cambios en el patrón respiratorio, hay mayores crisis asmáticas, dolores abdominales, migrañas. Esto ocurre porque la amígdala se está preparando para algo que va a ocurrir, un ataque, una amenaza, alterando todo el sistema de inmunidad corporal.  

“No solo es el susto de una sociedad agresiva, sino de una sociedad altamente enferma o predispuesta a otros factores de riesgo que pueden llevar hasta cardiopatías e infartos”. enfatizó







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