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La responsabilidad social es un tema de gran relevancia en el desarrollo de las empresas en la actualidad, ya que responde a la toma de conciencia de los empresarios acerca de la obligación  ética que tienen para con la sociedad, la misma que les brinda la oportunidad de hacer empresa y de poder ser considerados buenos ciudadanos. Es así, que existen muchas maneras de responder a esta obligación. Una de ellas, es a través de prácticas, como son los Negocios Inclusivos.

Los índices de pobreza, la contaminación ambiental, la escasez de los recursos naturales, la contaminación, la globalización, así como la actual crisis económica, son temas a los que como peruanos, no somos ajenos.

Nuestra sociedad se ve cada día más obligada a enfrentar los problemas sociales globales, a través de la creación de nuevos modelos empresariales, así como alianzas estratégicas que nos brinden mayores oportunidades para crecer e innovar.

Los Negocios Inclusivos (NI), surgen con la finalidad de promover la inclusión económica de la población con menor poder adquisitivo; contribuyen a que las empresas se desarrollen de manera sostenible, pues no se pierde de vista el objetivo final de generar ganancias. Asimismo, ayudan a superar la pobreza al incorporar a ciudadanos de bajos ingresos en su cadena de valor, permitiendo su articulación a la dinámica del sector empresarial.

Se puede vincular a las personas de bajos ingresos con las empresas de dos maneras a través de los Negocios Inclusivos. Por un lado, como socios, proveedores o distribuidores, ya que la empresa puede generar empleo y acelerar la transferencia de habilidades y por otro lado, como consumidores, ya que al introducir al mercado productos con precios accesibles, estas personas pueden satisfacer sus necesidades y mejorar su calidad de vida.

Dicho en otras palabras, los NI constituyen un beneficio para todas las partes involucradas, apreciamos que todos terminan ganando. 

En la actualidad vivimos en un entorno cambiante, incierto y a veces turbulento al que hay que adaptarse constantemente y las empresas deben buscar la manera para desarrollarse y crecer tanto en beneficio propio como de la comunidad en su conjunto.

La gestión de la responsabilidad social debe estar a cargo de los empresarios, directores de empresas, representantes de organismos gubernamentales y no gubernamentales, así como por representantes de la sociedad civil que deseen emprender y dirigir acciones, estrategias y programas en el campo de la responsabilidad social empresarial.

De esta manera los beneficios de una adecuada gestión, estarán dados por una especialización integral para gestionar la empresa y su entorno con la finalidad de crear valor en una perspectiva de desarrollo sostenible.

La actual crisis económica no constituye más que una prueba, para las empresas que realmente están comprometidas con la responsabilidad social empresarial y quienes no.

 
 
Por: Lydia Arbaiza
Catedrática de ESAN







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