Acaba de estrenarse por Canal 7, a nivel nacional, el documental El Señor de Sipán, que contó con el apoyo de Edelnor y que pronto será visto por millones…
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Acaba de estrenarse por Canal 7, a nivel nacional, el documental El Señor de Sipán, que contó con el apoyo de Edelnor y que pronto será visto por millones en el mundo a través de National Geographic. Conversamos con su director, el periodista español José Manuel Novoa.
"Fui corresponsal de guerra cuando tenía 23 años. Estuve, por ejemplo, en la Revolución Verde de Gadafi, en el 76; en la Guerra de Egipto con Libia; en el golpe de Estado en Guinea Ecuatorial, en el 79, y en el de Jamaica, en el 80. Después me dediqué a documentales de antropología. Hice un documental aquí, en el Perú, en el año 99. Se llamaba Precursores del inca", cuenta José Manuel Novoa. |
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¿Cómo conoció a Walter Alva?
En el 90, cuando excavaba la tumba del Viejo Señor de Sipán. Eran años convulsos –sobre todo por Sendero Luminoso–. Íbamos de Chiclayo a la excavación en un viejo Volkswagen con Walter con un revólver desenfundado. Al llegar, subía a un cerro, hacía unos tiros al aire y salían los huaqueros como hormigas. Yo quedé impresionado: ¡Este hombre es Indiana Jones! Aunque el problema, más que los huaqueros, son los marchantes (los traficantes) que les pagan por el saqueo. Él recibió amenazas de muerte.
En el 75. Fue una locura: vine con una mochila cruzando la selva desde Venezuela, por el Amazonas. No me pasó nada de milagro. En el 86 vine a volar un globo de Iberia. Nunca se había volado un aerostato aquí. Volamos en Lima; en Nasca, con María Reiche… En otra ocasión aterrizamos en una explanada de Machu Picchu. ¡Fantástico!
Primero por Walter Alva y, segundo, porque es considerado uno de los 10 descubrimientos arqueológicos más importantes del siglo XX. Es como Tutankamón. El documental muestra tres historias: una, cómo Walter llega a este lugar. Además, por primera vez se ve una excavación completa de una nueva tumba. Se trata del 'Hombre Lechuza’, personaje quizá no tan vistoso como los anteriores, pero científicamente igual de importante. Esto fue una sorpresa… Sí. Somos las únicas cámaras que registraron este tema. La segunda historia cuenta quiénes eran los moche. Ellos eran capaces de dorar el cobre –cosa que en Europa se logró en el siglo XVIII– y de soldar los metales. También se cuenta la importancia que tuvieron en esta cultura fenómenos naturales como El Niño, terriblemente destructor. Hay quienes afirman que el final de la cultura Moche se produjo por un megafenómeno El Niño. Además, han puesto actores para ayudar a imaginar cómo vivía el Señor de Sipán.
El vestuario y las réplicas, las maquetas y los decorados están plasmados desde la cerámica de un modo muy riguroso. Eso es fácil. El arqueólogo tiene datos de todas las fuentes disponibles, pero llega un momento en el cual uno especula. Miguel Molina, por ejemplo, quien hizo la música, ha usado reproducciones de los instrumentos moche. Y los afinó de la misma manera. Pero no sabemos qué interpretaban. Esas son licencias. Pero lo importante es mostrar lo que sabemos de cómo vivían. En los sacrificios por ejemplo, se sabe que cortaban las carótidas, que despeñaban a la gente. En El Brujo y en la Huaca de la Luna se ha descubierto que también se sometía a la gente a tormentos, para que su sangre fluyera.
El documental costó un millón de euros. La única empresa que aquí nos apoyó fue Edelnor. Ahora National Geographic lo proyectará en toda Latinoamérica, incluyendo Brasil y Puerto Rico. También lo quieren televisoras de Francia, Alemania e Italia. En los próximos tres años calculamos que casi 900 millones de personas verán El Señor de Sipán. Machu Picchu es lo que atrae a las personas al Perú, pero, para verlo, bastan tres días. Este trabajo servirá para que la gente se quede más.
Vamos a hacer seis o siete documentales más, por lo menos: La Señora de Cao, La Joya –en Chachapoyas–; Ventarrón, los murales policromados más antiguos de América; Áncash, con Chavín de Huántar; luego, Cajamarca, etc. Ahora Perú está como si Egipto solo tuviera las pirámides. El que visita ese país se queda 10 días o más. Quizás, después de todo esto, Perú sea el Egipto de América. Fuentes |