Compromiso empresarial

Perspectivas en la gestión sostenible de las empresas para el 2025

Por Renzo Rojas

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Con el 2024, se ha culminado un año más en la carrera contra el tiempo por limitar el aumento de la temperatura promedio global con miras al 2030. Este es uno de los retos que sigue siendo urgente en la agenda del desarrollo sostenible, y el empresariado tiene un rol esencial para contribuir al respecto y otros más.

Vale recalcar el potencial del sector privado desde su gestión sostenible para este panorama. Según un reporte de la ONU sobre el desempeño de los ODS al 2023, los avances para cumplir las metas de estos objetivos son preocupantes. Es decir, el progreso está siendo insuficiente en las 169 metas de los 17 ODS, ya que la mitad está muy lejos de la trayectoria deseada, a lo que se añade que más del 30 % no ha avanzado o incluso ha retrocedido desde 2015.

Gianina Guerra, directora ejecutiva de ForoInnovación, asesora en sostenibilidad, innovación y comunicación corporativa, comenta que, por ejemplo, el calentamiento global ha alcanzado 1,1°C por encima de los niveles preindustriales y se espera que llegue o supere los 1,5°C en 2035.

En otros objetivos retrasados, señala que “en desigualdad de género, en 2022, el 56 % de los países carecían de leyes que prohíban la discriminación directa e indirecta contra las mujeres”. Todo ello habla del amplio radio de acción que pueden tener las empresas para cerrar estas brechas y avanzar.

Desde otra perspectiva, los últimos 12 meses reconfirman que, en un balance, las compañías no solo se han enfrentado a desafíos propios de su gestión, sino que también a algunos exógenos que han podido retraer su accionar sostenible.

Gianina Jiménez, líder de Comunicaciones, Sostenibilidad y Asuntos Corporativos de AJE Perú, menciona que el 2024 ha sido un año retador en general para todas las industrias. Sin embargo, ha representado también avances importantes para ellas en términos de sostenibilidad.

“Uno de los mayores desafíos tiene que ver con el impacto que ha significado la contracción de la canasta básica familiar, y si a esto se suma la falta de estabilidad estatal se genera un contexto complicado para la continuidad de políticas públicas necesarias para temas críticos como la promoción de la economía circular y la conservación ambiental”, explica.

Gianina Jiménez – Líder de Comunicaciones, Sostenibilidad y Asuntos Corporativos de AJE Perú

Al contrario de lo que pudiera parecer, este escenario es una posibilidad también para mejorar la percepción del ciudadano acerca del compromiso de las empresas, más allá de ser puramente agentes económicos. Gianina Jiménez indica que los distintos stakeholders esperan que cuenten con un propósito y estrategias sostenibles frente a un conjunto de problemáticas que también les incumbe inevitablemente.

“Los impactos son una realidad que afecta directamente a la productividad y sostenibilidad de los negocios. Fenómenos como sequías prolongadas, incendios forestales y cambios en los ciclos de lluvias y cosechas han generado serios problemas en la producción agrícola y la logística de distribución, especialmente en regiones como la Amazonía, donde la conectividad es un desafío constante”, hace hincapié.

Perspectivas al 2025

Los retos empresariales para coadyuvar a la consecución de los ODS se muestran diversos para el próximo 2025. Gianina Guerra afirma que el propósito empresarial debe aspirar a modelos económicos que equilibren el crecimiento económico con el respeto por el medio ambiente. En ese sentido, es indispensable cambios también a nivel de la cultura organizacional dentro las compañías.

“AMAYU: Superfrutos” puede ser un buen ejemplo de cómo las operaciones de las empresas pueden estar a la par de la generación de bienestar para sus grupos de interés y el entorno. Gianina Jiménez dice que este proyecto, que cuenta con un enfoque de bionegocios, es una prueba de cómo integrar a las comunidades en las cadenas de valor con la finalidad de impulsar el desarrollo económico y la conservación ambiental.

“Hoy ‘AMAYU’ ha trascendido fronteras distribuyéndose en países como Ecuador, Colombia y Tailandia. Nuestro modelo de valor compartido se basa en empoderar a las comunidades amazónicas, quienes son nuestras principales aliadas”, capitaliza.

Para el año entrante, en consonancia con el cambio climático, la implementación de la economía circular continuará siendo una tendencia central. Para Marcos Alegre, profesor de Economía Circular de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico, las compañías deberán incorporar principios como el ecodiseño, el intercambio de “material de descarte” y la valorización de residuos, especialmente los plásticos y los orgánicos.

“Además, será relevante la gestión eficiente del agua, especialmente en regiones costeras donde la escasez hídrica es un problema creciente debido a los efectos del cambio climático. Aquí el reúso de aguas residuales tratadas de las empresas de abastecimiento de agua y saneamiento se presenta como una opción bastante atractiva”, añade el docente.

Marcos Alegre -Profesor de Economía Circular de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico

Gianina Guerra coincide con este análisis en la circularidad de recursos. Detalla que en el Perú se generan aproximadamente 23 000 toneladas de residuos sólidos diariamente, y solo se recicla el 1.9 %: “Uno de los aspectos que impactan al daño ambiental es la inadecuada gestión de residuos. (…) En ese sentido, la disposición final de estos residuos sigue siendo un reto, ya que muchos residuos terminan en vertederos no controlados”.

¿Las compañías continuarán su travesía hacia ser más sostenibles en 2025? Por inercia comercial todo apunta a que sí, aunque esto sea de mayor aplicación para las medianas y grandes empresas, expresa Marcos Alegre. Esto debido a que desarrollan sus negocios en sectores expuestos a la fiscalización o que participan en mercados internacionales.

No obstante, aunque hay avances, el compromiso para reducir las emisiones contaminantes del sector privado no es uniforme, indica el profesor de la UP: “El desafío al 2030 radica en lograr que las pequeñas y medianas empresas (pymes), que representan una parte significativa de la economía peruana, puedan asumir responsablemente compromisos de reducción de emisiones contaminantes”.

La situación es particular para las mipymes, continúa Marcos Alegre, que si bien son cada vez más conscientes de la importancia de la sostenibilidad, muchas aún enfrentan dificultades de capacitación, acceso a tecnologías y financiamiento para implementarla de manera integral en sus operaciones.

“Sin embargo, ciertos subsectores, como el agroindustrial y el turismo, han mostrado avances en temas de sostenibilidad gracias a la demanda de mercados internacionales y a consumidores más conscientes (p.ej. asociaciones de pequeños productores de café, cacao y frutas de exportación, operadores de destinos turísticos en la amazonía, etc.)”, agrega.

Innovación tecnológica y transparencia

En el 2025, también será constante la búsqueda de la innovación de la mano de la tecnología, remarca Gianina Guerra. Para ello se hace necesario una transformación interna hacia el uso de nuevas tecnologías.

“Se debe cambiar la forma de ver la innovación, pues esta va de la mano con la sostenibilidad; y la tecnología nos da la oportunidad de reducir el impacto ambiental”, puntualiza.

Uno de los grandes mecanismos es la gestión de datos, indispensable para la toma de decisiones y la definición de estrategias sostenibles, señala Gianina Jiménez. Destaca, en esa línea, las tecnologías actuales como las plataformas de análisis de datos y herramientas de inteligencia artificial, que permiten a las empresas evaluar sus operaciones en tiempo real, predecir impactos ambientales y optimizar recursos.

“No solo ayudan a identificar ahorros y eficiencias operativas, sino que también facilitan la proyección y medición de la huella de carbono, lo que es clave para cumplir con los objetivos climáticos. Por ejemplo, empresas como Microsoft ofrecen soluciones basadas en IA diseñadas específicamente para desarrollar estrategias de sostenibilidad adaptadas a las metas de cada organización”, indica.

Gianina Guerra explica, por otro lado, que este último 2024 estuvo marcado por la introducción y aprendizajes de las NIIF S1 Y S2, que son estándares globales que establecen los requisitos para divulgación de información financiera que está relacionada con la sostenibilidad.

“Si bien en Perú la adopción de estas normas no es obligatoria, podría serlo en aras de promover la transparencia y responsabilidad en las prácticas empresariales”, afirma.

Gianina Guerra – Directora ejecutiva de ForoInnovación, asesora en sostenibilidad, innovación y comunicación corporativa

En relación a lo anterior, se hace indispensable que las empresas sean conscientes del aumento de la demanda por mayor transparencia en las prácticas empresariales y, por lo tanto, el desarrollo y presentación de informes sostenibles.

“Las empresas deben comunicar de manera clara y transparente sus acciones, resultados e impacto en materia de sostenibilidad. Sin embargo, se debe buscar la forma de hacer una comunicación más simple, es difícil dedicar la lectura a un reporte de sostenibilidad que tiene más de 100 páginas. El reto es reportar con transparencia de forma reducida y clave, pensando en los públicos a los que se quiere llegar con los reportes”, asegura Gianina Guerra.

No queda duda de que el 2025 será un año desafiante para las compañías en la gestión de su sostenibilidad. No solo por la permanencia de sus operaciones, sino también por el vital papel que tienen frente a los problemas globales como el cambio climático y las brechas sociales.

También se verán desafiadas por ciertas praxis como el greenwashing o sus distintas vertientes como el bluewashing o el rainbowashing. Un tipo de marketing engañoso que se puede evitar, en consideración de Gianina Guerra, adoptando prácticas transparentes en cuanto a reporting, comunicación, marketing, finanzas sostenibles y demás.

Pensar en la coercitividad de la legislación para promover la gestión sostenible podría ser una opción para un país como Perú que requiere progresar en la materia. Sin embargo, es mejor apelar al compromiso de las compañías y su identificación con la humanidad que, al fin al cabo, son las mismas empresas.

“Considero que lo que se necesita no es una mayor exigencia, sino una mayor consciencia”, concluye Gianina Guerra.




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