Fuente: Perú.21

Por Stakeholders

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Además, el congresista de la república afirmó que la aclamada ley del plástico es un disparate producto de una errónea concepción del problema y su solución. Asimismo, indicó que es el Ejecutivo quien debe encarar y resolver esta problemática.

Por Rudy Chávez
rchavez@stakeholders.com.pe

En esta entrevista, el congresista Pedro Olaechea explicita su posición sobre la Ley n°. 30884 Ley que regula el uso de plástico de un solo uso y los recipientes o envases descartables. «¿Quién dice que existe el plástico de un solo uso?», adelanta, desafiante.

—¿Qué opinión tiene usted sobre la reciente promulgación de la ley que regula la comercialización y el consumo de plástico de un solo uso?

Es una ley declarativa. Estoy convencido de que la solución del problema de la contaminación medioambiental por plástico no está en la restricción de la comercialización y el consumo de este material, sino en la promoción de una cultura de la limpieza y el reciclaje en la población. ¿Usted acaso no se ha fijado en el enorme desperdicio de plástico que hay solo en la Panamericana Sur? Diariamente transitan alrededor de 1000 ómnibus por esta carretera hasta la región Ica y un pasajero bota a diario aproximadamente medio kilo de plástico en esta ruta. ¿Cuánto plástico cree usted que se ha botado como mínimo durante el día? ¡Media tonelada! Por esta razón es que sostengo que la solución a este problema radica en un cambio de esta mala costumbre que tiene la gente.

El plástico es una materia milagrosa: ¡El 60 % del parque automotriz está fabricado con plástico! Además, el plástico se reúsa, ¿quién dice que el plástico tiene un solo uso? ¡Quiero conocer a quien haya dicho esto! Si usted agarra una bolsa de plástico de un solo uso y la lleva a una máquina trituradora, esta se convierte en un pelet que nuevamente se transforma en una botella de plástico o en una pieza de carro, televisor o computadora. En este sentido, no existe el plástico de un solo uso, ¡qué ocurrencia! Este concepto es producto de la mente de un grupo de gente que se cree infalible, pero que en realidad no entiende la industria del plástico, lo cual es realmente grave.

De hecho, este desconocimiento sobre la industria del plástico provocó que el Poder Ejecutivo no viera en su real dimensión la responsabilidad que tiene una municipalidad en el reciclaje de plástico ni tampoco a los 109 000 peruanos que trabajan en torno a este negocio y que no están plenamente visualizados. No hay un mercado secundario que incluya al productor y al reciclador de plástico.  Como este mercado secundario no existe,  una compañía productora de plástico importa  resina y el reciclador vende el plástico en el mercado informal, pero en el caso de que hubiera este mercado la resina que se necesitaría sería muy marginal y el reciclador vendería el plástico en el mercado formal.    

Lamentablemente, en el Perú la gente se ha acostumbrado a vivir entre la basura, ni siquiera a nivel escolar hay una cultura de la limpieza  y el reciclaje. Por el contrario, en Ecuador se está reutilizando el plástico para construir el pavimento, el cual es antideslizante, más resistente y más barato. El país primero debe ordenarse como sociedad: aquí el plástico se recicla en un 80 o 90 %, aunque informalmente. En el Perú hay 1874 distritos, treinta y dos rellenos sanitarios, un déficit de 246 y 45 millones de dólares para construirlos, pero no se ha hecho nada. Aquí se suele creer que si se deroga la ley de la gravedad esta noche, mañana todo el mundo amanecerá flotando.

—Fabiola Muñoz, la ministra del Ambiente, dijo hace poco que iba a convocar al Ministerio de la Producción (Produce) y a la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) para discutir la reglamentación de esta ley. ¿Qué expectativa tiene de esta reunión?

Ninguna. La correcta comercialización y el adecuado consumo de plástico comienzan ordenando a la sociedad, no a la industria. Si el industrial produce lo que necesita la persona, pero la persona bota indiscriminadamente lo que consume, ¿qué se debe hacer?

—Fomentar una cultura de la limpieza y el reciclaje.

Exacto. La pobreza no está reñida con la limpieza y el reciclaje. Hay que ponerse una meta como país en esto. En promedio, el 13 % de la industria formal está utilizando plástico reciclado y si se quiere seguir aumentando esta cantidad dependerá mucho de lo que continúe haciendo la empresa privada, a la cual debería unírsele el Gobierno Local y el Gobierno Central.

—¿Dónde queda la formalización del mercado de reciclaje de plástico?

El mercado informal nace por el desorden que hay: quien debería estar reciclando y ofreciendo el plástico es el Gobierno Local, tal y como lo hace el Plastic Bank, la iniciativa mundial de David Katz y Shaun Frankson que está revalorizando exitosamente el plástico mediante el blockchain, el cual le otorga un monedero a un reciclador de plástico para que acceda a una cuenta, tenga un ingreso y comience a salir adelante en la vida. Como este reciclador tiene un trabajo y sabe cuánto cuesta el kilo de plástico, empieza a convertirse poco a poco en un agente ambiental que tiene la ventaja de poder escapar de la miseria y educar a su prole, rompiendo finalmente con este círculo vicioso de la pobreza.

—El Plastic Bank ofrece un pago por encima del mercado que, obviamente, no lo puede pagar el mercado informal.

Claro, pero en el momento en que el Gobierno Local participe directamente en el reciclaje de plástico conjuntamente con el vecindario, el mercado se transparentará e ir a recogerlo va a tener sentido para el reciclador. Por otra parte, el transporte público también debe colaborar para que el pasajero no bote el plástico ni en la unidad ni en la carretera, diciéndole a este que debe guardar su desperdicio hasta llegar a su casa o a una estación de la empresa para que recién allí pueda botarlo. En este escenario hipotético, el reciclador podría formalizarse, aumentar su ganancia y ofrecerle una mejor calidad de vida a su familia, ayudando a generar un mercado de plástico 100 % reciclable y ordenado, en el cual el kilo de plástico valga cincuenta centavos de dólar. Hoy en día, en EE.UU., el joven holandés Boyan Slat ha creado un recogedor marino que funciona con energía solar y que es manejado desde un satélite con GPS, el cual tiene como propósito reducir un porcentaje de los 8 millones de toneladas de plástico que se desechan. ¿Usted se da cuenta de la inmensa cantidad de dinero que está flotando en el mar? ¡La gente va a querer bucear para sacar su tajada!

—¿Qué puede hacer el Congreso para adaptar el modelo de negocio del Plastic Bank en el sector público?

¡Ese es el problema! (golpea la mesa) El Congreso no está para eso. Quien debe diseñar y dirigir este proceso es el Ejecutivo. Acá se cree que todo se resuelve con una ley y ese es un grosero error. Durante el mismo periodo, Argentina ha promulgado 340 leyes y el Perú 3400. ¿Usted ha leído si quiera una sola? ¿Usted ha revisado el reglamento de una sola? ¡Son 3400 las leyes que usted está obligado a conocer, incluyendo sus reglamentos! A la ley no le importa si usted no ha leído ninguna, porque ello no le exime a usted de su responsabilidad de conocerla. ¿A usted le parece eso serio? ¿3400 leyes en dos años y medio?

—No, de ninguna manera, son un saludo a la bandera.

¡Por supuesto que son un saludo a la bandera! Hay exactamente 1090 leyes decretadas listas para ser declaradas en desuso. En el Perú están vigentes 600 000 leyes aprobadas por el Congreso, además de las ordenanzas regionales y municipales. ¿Qué le parece a usted esto?

—Sinceramente, una comedia bufa, pero ¿qué puede hacer el Parlamento para frenar esta fábrica de letra muerta?

El Congreso tiene que analizar el impacto de su legislación sobre el país y la vida de la población, lo cual es una gran tarea pendiente del Parlamento, incluso más que el hecho de dar leyes. Hay un 76 % de peruanos que viven en la informalidad, gente que no le ha prestado atención a la ley o considera que esta atenta contra su estilo de vida. ¿Qué se debe hacer? ¿Acaso uno entra  a legislar para su propia collera o para la nación?

—Si el Congreso está atado de manos en este asunto de la legislación sobre la venta y consumo de plástico, ¿qué le compete hacer?

El Congreso ha legislado, ahora le toca trabajar al Ejecutivo; sin embargo, no va  a llegar a buen puerto si no afronta inteligentemente la verdad de esta situación. Lo que corresponde es que diseñen y apliquen un reglamento anclado en la realidad, en la cual se debe estudiar el papel y el valor de la economía circular en la generación de valor en la reutilización del plástico. Creo que todavía está lejos el día en que haya un mercado secundario que le dé un valor al plástico.

—¿Su desesperanza la refuerza el discurso monocorde de aceptación de esta ley que tiene todo el Ejecutivo?

¡Es que no entienden el problema! Si no se dan cuenta sobre cuál es el génesis del problema y cuál es el origen de la solución, no van a llegar a ningún lado. Hoy en día tener un mundo sin plástico es absolutamente inviable: no habría aviones ni ómnibus ni otro tipo de vehículos. Hay que ir hacia la producción y el consumo de plástico social, que es el plástico proveniente del reciclaje. ¡No sé qué están esperando!







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