Un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) pone de manifiesto las condiciones inadecuadas de la reinserción laboral en la región. Además, aborda la brecha laboral por género que afectó sobre todo a las mujeres, que se refleja en la pérdida de 12 millones de empleos femeninos en el 2020.
Las pérdidas de empleos han sido una de las principales consecuencias de la pandemia del Covid-19 en América Latina y el Caribe. Así lo detalla una reciente nota técnica de la OIT, en la que además se menciona que el 70 % de empleos generados desde mediados del 2020 hasta el primer trimestre del presente año se han dado en condiciones de informalidad.
“En el primer trimestre de 2021, alrededor del 76 % de los trabajadores independientes, y algo más de un tercio de los asalariados, eran informales”, se lee en el documento.
Este antecedente demuestra que, a pesar del proceso de recuperación económica, la reinserción laboral se viene dando en circunstancias vulnerables para la fuerza trabajadora de la región.
En ese sentido, se señala que aunque es anticipado afirmar que los empleos formales están siendo desplazados en su mayoría por los informales, no hay duda de que el riesgo siempre estará presente, especialmente cuando previo a la pandemia se calculaba que el 51 % de empleos eran informales en la región.
“No se están generando ni la cantidad ni la calidad de los empleos que requiere esta región para hacer frente a las secuelas de una crisis sin precedentes. El panorama laboral es complejo y plantea desafíos de grandes magnitudes”, sostuvo en la presentación del estudio Vinícius Pinheiro, director de OIT para América Latina y el Caribe.
Brecha laboral en desfavor de las mujeres
Asimismo, en la nota técnica se hace hincapié en los efectos negativos que ha tenido este panorama en las mujeres, ya que se registró que 12 millones de empleos femeninos se perdieron durante el año pasado.
La comparación de indicadores con los hombres demuestra también el mayor perjuicio hacia las mujeres a raíz de la crisis sanitaria. Y es que se estima que la contracción del empleo femenino fue un 18 %, frente al 14 % de su par género.
De acuerdo al estudio, los argumentos para entender este contexto son básicamente dos: gran presencia femenina en sectores económicos más sensibles a la crisis y la prominente informalidad en las que se venían desempeñando las mujeres.
“En el caso de las mujeres, se produjo un retroceso en la participación laboral después de décadas durante las cuales se había registrado un aumento en su incorporación a la fuerza de trabajo. Hace más de 15 años que no se registraba una tasa tan baja de participación económica de las mujeres”, explicó Roxana Maurizio, especialista en economía laboral de la OIT.
Desde la OIT también han indicado algunas reflexiones a tomar en cuenta en vista de todo lo anterior. Han instado a continuar con las buenas iniciativas que se vienen desarrollando desde el 2020; pero además han subrayado la necesidad de crear más empleos, aumentar la protección social, fortalecer los derechos de trabajadores y el diálogo social, entre otras recomendaciones.