Dr. Rolando Arellano Bahamonde
Gerente General ARELLANO Consultoría para Crecer
Perú se caracteriza por ser un país donde se trabaja mucho y “quiero superarme” es de las respuestas más comunes cuando preguntamos, ¿por qué hace usted tanto esfuerzo? Se ve entonces que estas personas ven en su sacrificio personal el principal, por no decir el único, camino para lograr mayor bienestar para ellos y sus familias, para afrontar el presente e idealmente poder contar con un mejor mañana (al no atreverse a decir futuro).
Esto muestra claramente una visión de corto plazo muy individual, con un alcance que solo llega hasta su familia, faltando incluir allí las aspiraciones de toda la sociedad y el cuidado de los recursos disponibles para lograr ese mayor bienestar. Allí se hacen entonces relevantes tanto el concepto de Sostenibilidad como el de Democracia.
Sostenibilidad, pues como personas no deberíamos analizar de manera independiente el impacto de corto plazo, con el de mediano y largo plazo de nuestras acciones. Y tampoco deberíamos de limitar su impacto a nuestra familia. Por el contrario todos deberíamos tener claro que con nuestro actuar del presente se construye el futuro, por más que muchas veces busquemos justificarnos con frases como “si no hay presente, no hay futuro” o “primero se gatea y luego se camina”, acentuando la importancia del corto plazo. Por otro lado, la visión de sostenibilidad nos enseña que no es posible el bienestar individual si no existe un bienestar social y este no se puede dar sin el bienestar del medioambiental.
Lamentablemente en estos dos últimos aspectos si bien en el Perú va creciendo la clase media, y disminuye y luego se estabiliza la desigualdad, también se incrementa la generación de desechos sólidos y de emisiones de CO2. Por ello que resulta imperativo desarrollar mayor preocupación e interés por la relación entre nuestro interés individual, nuestra comunidad y el medio ambiente en que nos desenvolvemos.
Por el lado de Democracia, una visión de planeamiento estratégico para lograr mayor bienestar en la población nos aportaría dos visiones que deben jugar de la mano. Por un lado la visión “bottom-up” y por el otro la “top-down”. Por la visión “bottom-up”, para que los mecanismos de elección de nuestros representantes permitan que las reales necesidades de todos lleguen de primera mano a los niveles de decisión. Que lleguen a los espacios de discusión y decisión de las políticas de estado que permitan implementar las medidas necesarias que se encuentran fuera del alcance de cada individuos, incrementando el bienestar de gran número de personas: la construcción de vías seguras, de guarderías, universidades, hospitales, programas de asistencia social y otros. Por el otro lado, debe jugar una estrategia “top-down” que no debe confundirse con autoritarismo, sino con un manejo responsable del poder y recursos que se encuentran a la mano de las autoridades y de las instituciones, que no deben ceder a buscar cumplir solo con los deseos de sus electores sino satisfacer sus verdaderas necesidades. Esto implica la responsabilidad de las autoridades que en algunos casos, buscando mayor bienestar, implica actuar con mano dura legislando y ejecutando medidas probablemente impopulares pero necesarias. Este sería el caso de medidas como implementar impuestos a las bolsas plásticas no reutilizables, promover el aporte obligatorio para la vejez, exigir el pago de impuestos directos e indirectos a todos los ciudadanos, etc. Por ello resulta importante defender un sistema democrático que nos permita ser representados por autoridades a la altura de su responsabilidad, velando por un mejor futuro para todos.
Finalmente, si bien ambos conceptos, el de abajo hacia arriba y el inverso parecieran andar por cuerdas separadas, ambos resultan indispensables para que todos nuestros esfuerzos puedan resultar en mayor progreso para todos: individuos, familias, sociedad, medio ambiente. En resumen por un mejor país hoy y mañana.