Por Stakeholders

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Los tiempos actuales exigen un replanteamiento completo y un cambio de paradigma de la acción social de todos los actores en el escenario. Tal razón es muy simple.

Los tiempos actuales exigen un replanteamiento completo y un cambio de paradigma de la acción social de todos los actores en el escenario. Tal razón es muy simple. La fórmula que hemos venido aplicando como sociedades a lo largo de los últimos 50-60 años no ha funcionado suficientemente bien. Para muestra un botón: hoy en Venezuela calculamos que hay un 80% de la población que tiene alguna de sus necesidades básicas no cubiertas.
 
Le empresa tiene que cambiar su abordaje del tema, que tradicionalmente se ha enfocado en elementos filantrópicos, muy plausibles por cierto, pero que no van a lograr un impacto en sociedad. La empresa tiene que entender que los problemas sociales no son solo problemas de los gobiernos, sino también son suyos.

Los gobiernos tienen que buscar maneras de trabajar en conjunto con el sector privado, que tiene muchas fortalezas complementarias en el área de gerencia, entre otras. Y los gobiernos tienen que estar abiertos a esta colaboración. Según un estudio reciente de la empresa venezolana de investigación y estudios de mercado Datanálisis, el 82% de la población en el país dijo que la mejor manera de abordar el problema de la pobreza sería a través de un trabajo en conjunto entre el Sector Privado y el Gobierno.

Los multilaterales también están viendo de qué manera transforman sus programas tradicionales para apoyar el desarrollo. De allí nace la iniciativa “Oportunidad para la Mayoría” del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

También tienen que modificar su comportamiento las ONGs, o mejor llamarlas Organizaciones de Desarrollo Social (ODS), para trabajar mucho más en redes, en vez de cada quien por su lado con su proyecto.

Y por último, la sociedad también tiene que modificar su comportamiento.  Particularmente en Venezuela, en las últimas décadas, una gran parte del pueblo se ha acostumbrado a que “le den”, bajo un supuesto completamente erróneo de que “Venezuela es un país rico por el petróleo, así que me toca mi parte”. Esta falacia ha sido el canto de sirena de todos los gobiernos, -pero como lo demostró tan hábilmente  el economista del IESA, Miguel Ángel Santos-, dividiendo el ingreso petrolero (sin descontar costo de producción) entre toda la población, dará para una empanada y un jugo todos los días, ¡vaya riqueza!

Es necesario propiciar un impacto mayor en las actuaciones de Responsabilidad Social Empresaria (RSE), ya que el tamaño del problema que estamos enfrentando con un 80% de población que tiene carencias en sus necesidades básicas, es sumamente grave.

El público podría tener la impresión que lo único que le interesa a las compañías privadas es hacer dinero y más nada. Eso no podría estar más lejos de la verdad. Si nosotros no tenemos comunidades prósperas, ¿quién va a consumir nuestros productos? Es tan fácil como eso. Lo que quiero expresar con esto es que hacemos RSE por altruismo y por nuestros negocios que también tienen un fin económico y social, porque trabajamos con seres humanos y necesitamos generar riqueza para mantener el aparato productivo de la economía. Nos conviene a todos y generamos riqueza, tanto para la empresa como para las comunidades en las cuales estamos insertos.

Creo que todas las compañías que venden productos tienen que entender el mercado de las mayorías. Es de fundamental importancia. En América Latina sabemos que hay 500 mil millones de dólares que están allí y es un mercado muy mal servido por la mayoría de las empresas, y estamos abocados a entender las necesidades de este consumidor, tanto para diseñar productos especialmente adaptados a dichas necesidades, como para incorporarlos como proveedores, socios, empleados y consumidores en la cadena de valor.

Desde la Cámara Venezolano-Americana de Comercio e Industria (VenAmCham) institución que presido actualmente, mantenemos un contundente compromiso de promover espacios de acción que estimulen las prácticas empresariales en el área de la Responsabilidad Social Corporativa y Desarrollo Sustentable. Por ello, desde Venezuela nos unimos a los eventos mundiales que se están realizando este año en torno al tema de los Negocios Inclusivos y con el VIII Simposio de RSE “Negocios Inclusivos: el desafío de aliviar la pobreza y la exclusión social”, esperamos ofrecer nuestro aporte para la orientación y decisión del sector privado en cuanto a esta nueva tendencia de acción social de la empresa.

Con este Simposio sobre Negocios Inclusivos estaremos contribuyendo a orientar a los empresarios en cómo hacer para incluir a la población ubicada en los estratos sociales de la Base de la Pirámide, en nuestra cadena de valor, para ayudarlos  a crear su propio valor en el entorno y mejorar su calidad de vida.

Como bien lo han destacado los promotores mundiales de esta tendencia, los Negocios Inclusivos, conectan a las empresas con los hombres y mujeres de los estratos sociales de bajos ingresos, para propiciar un beneficio mutuo, donde el impacto mayor está en la superación de la pobreza y mejoramiento de sus condiciones de vida, tanto por la vía del aumento de sus ingresos como por el acceso a productos y servicios que permiten mejorar esa condición de pobreza.

El reto para las empresas en cambiar de paradigma, adaptar sus modelos de negocios, incorporar una cultura de solidaridad dentro de sus filas de empleados y accionistas y mantener una visión y compromiso responsable con sus organizaciones y el entorno.







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