Por Stakeholders

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En los últimos años, fuimos testigos del nacimiento y del vertiginoso crecimiento de una criatura excepcional, la Responsabilidad Social Corporativa (RSC)…

En los últimos años, fuimos testigos del nacimiento y del vertiginoso crecimiento de una criatura excepcional, la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Este fenómeno mundial provocó que, por unas u otras razones, las empresas decidieran ir más allá de sus obligaciones legales en cuestiones éticas, sociales y medioambientales, implantando con más o menos éxito sistemas de gestión responsable.
 
Sin embargo en la actualidad, se pone de manifiesto que el marco teórico propuesto es muy complejo, tanto es así que en la práctica, la sociedad española no reconoce la maternidad de esta sobrealimentada criatura, la burbuja responsable.

A priori, esta afirmación podría resultar preocupante, pero no novedosa. Desde hace algún tiempo, diferentes estamentos del micro mundo de la RSC constataron la existencia de un empacho demagógico, entre otros, prestigiosos gurús del mundo de la consultoría, renombrados políticos y expertos profesores de escuelas de negocio. La inversión y el consumo responsable son dos de las asignaturas pendientes de esta sociedad que presuntamente premia conductas responsables y castiga prácticas poco éticas en el día a día.

Desde luego existe un pequeño desajuste entre las prioridades del evangelio que predica la RSC y el de las personas de a pie, la sociedad. No es menos cierto que en muy poco tiempo se logró concienciar a los líderes empresariales de que deben ayudar y comprometerse en la construcción de un mundo sostenible. Sin embargo, el impulso definitivo en el mundo empresarial debe ser provocado y precedido por un cambio cultural sin precedentes en la conducta individual de la población española. En este caso, la asignatura pendiente es la educación.

El comportamiento de las empresas es el resultado de las decisiones de sus gestores. A nivel político, el comportamiento de los gobiernos es el resultado de las decisiones de los gobernantes. En ambos casos, la conducta de los individuos es la que determina la calidad ética, social y medioambiental de las organizaciones. El sector público y el sector privado deben servir de ejemplo y avanzar de la mano en la formación de los individuos en materia de RSC para que esta nueva disciplina se apoye, en la práctica, sobre unos pilares sólidos. El infinito universo de las buenas prácticas es responsabilidad de todos.

Entonces, ¿hacia dónde dirigir nuestros esfuerzos para que la sociedad reclame la maternidad de la criatura? Es “sólo” cuestión de tiempo que ese pequeño desajuste desaparezca gracias al soñado cambio cultural. Algunos de los temas que se debaten en los foros RSC ya trascendieron al resto de la sociedad, otros asuntos son conocidos pero ignorados y hay otros que son auténticos desconocidos. Entre los primeros la conciliación, la igualdad y el cambio climático ocupan los puestos de honor, pero se sitúan por debajo de las preocupaciones diarias de los individuos: vivienda, desempleo, economía familiar, seguridad, tráfico… ¿dónde se sitúan el respeto al medio ambiente, la solidaridad y la ética?

El compromiso individual hacia el comportamiento responsable es un factor básico para el desarrollo de esta disciplina empresarial. La esperanza de vida de la RSC se encuentra condicionada por tanto a la revisión de la escala de valores de las personas donde la falta de ética, el materialismo y el cortoplacismo no deben tener cabida.

Ir más allá del modelo teórico de gestión empresarial está resultando ser un ejercicio complicado, pero cada vez estamos más cerca. Después de analizar los cambios del nuevo contexto político y económico global, sabemos a dónde queremos llegar, la complejidad radica en cómo conseguirlo de manera homogénea a nivel mundial.

La formación, la información y el debate público imparcial son claves para que la sociedad se conciencie verdaderamente y contribuya al éxito de esta disciplina. Este cambio cultural y social ya está en marcha y es una necesidad compartida por todos los grupos involucrados en el micro mundo de la RSC.







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