Katiuska Valencia, asesora de la Jefatura Nacional de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), conversó con Stakeholders sobre los avances que se van dando desde esta institución en favor del fortalecimiento de la democracia de todos los peruanos.
POR RENZO ROJAS
rrojas@stakeholders.com.pe
En la sostenibilidad de una democracia, cumplen un rol fundamental los actores que la conforman y su comportamiento en el sistema político. Como lo define la Constitución Política de 1993, el Perú es una república democrática, social, independiente y soberana, donde la voluntad popular encuentra su expresión en cada proceso electoral, que este año elegirá al próximo presidente en medio de un contexto nacional retador.
Partidos políticos fuertes y competentes
En un primer momento, Katiuska Valencia, asesora de la Jefatura Nacional de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), menciona que ha sido importante que en septiembre del año pasado se concretaran modificaciones en relación con el financiamiento de los partidos políticos, a través de la promulgación de la Ley Nº 31046 de reforma política.
Entre estos cambios se establece que los partidos presenten dos informes financieros de ingresos y gastos, uno de ellos en medio de la campaña electoral, lo que hará posible reforzar el papel de la ONPE a la hora de supervisar los flujos de caja, tanto de manera individual como a nivel de las organizaciones políticas, con la finalidad de transparentar y dar confiabilidad a la población.
“Cuando es control concurrente, eso obliga a la institución a poder mostrar a la ciudadanía la información que estos actores puedan presentar durante el proceso de elección. Es la primera vez que vamos a hacer esto y ya estamos avanzando”, indica.
Asimismo, se decretó que las organizaciones políticas permitan el acceso a sus cuentas bancarias a la ONPE para la verificación de la información dada al respecto, la cual tendrá que ser colocada en el Portal Digital de Financiamiento (PDF). Valencia estima que antes del 11 de abril se brinde a la ciudadanía un primer reporte de quiénes han sido los candidatos responsables con cumplir las normas.
“La verdad es una labor muy importante. Además de regular el comportamiento de las finanzas de las organizaciones políticas, va a tener un elemento fundamental que es el apoyo y la asistencia de las mismas. No va haber fortalecimiento de la democracia sino sumamos a ello el fortalecimiento de la institucionalidad de los partidos políticos”, sostiene.
Mayor responsabilidad partidaria
La realización de elecciones internas partidarias es otro aspecto que ha dejado buenas expectativas. Si bien se espera un mayor alcance en el futuro, su implementación es una oportunidad para lograr esa institucionalidad, que por años la sociedad peruana espera. Para Valencia, el balance que dejó este proceso fue bueno, ya que refuerza la autonomía de los partidos.
“Se hizo un reglamento donde se le dio a los partidos la responsabilidad de resolver los conflictos electorales que se presentaran durante el proceso. La ONPE solo hacía la labor de acompañamiento y de logística para las elecciones internas. Funcionó porque por primera vez se le dio el peso real a lo que antes era el tribunal electoral de cada organización política en caso de una controversia. En última instancia ya estaba el Jurado Nacional de Elecciones (JNE)”, detalla.
Por otro lado, destaca el financiamiento público que van a recibir los partidos políticos que alcancen curules en el siguiente Congreso, en el que el Estado otorgará un equivalente al 0,1% de la Unidad Impositiva Tributaria (UIT) por cada voto obtenido. Todo ello alentará a un mayor compromiso y competitividad.
La ONPE será el ente encargado de la fiscalización de estos recursos, que será un incentivo para trabajar en temas de equidad de género dentro de las organizaciones políticas, por ejemplo.
“Todos los partidos tendrán que cumplir con un porcentaje de inversión en actividades para el fortalecimiento de las capacidades de las mujeres. Además, este financiamiento los obliga a tener libros contables, un orden en el gasto, a saber con quién exactamente contratar porque se debe de cumplir con las normas de contratación del Estado, en fin. Tratamos que con este nuevo enfoque, podamos ayudar a los partidos políticos a fortalecerse en el futuro desde esa visión”, explica.
El futuro de la democracia en juego
Las últimas encuestas sobre las elecciones presidenciales dejan en claro que existe un perfil de votante interesante. Un sondeo de la encuestadora Datum, por encargo de los medios Perú21 y Gestión, de a mediados de marzo, revela un considerable porcentaje de voto blanco o viciado y no definido, 14% y 17%, respectivamente, que supera incluso a la de los candidatos.
Desinterés, falta de acceso a información, crisis sanitaria y política, entre otros factores, pueden ser parte del análisis del porqué la tendencia de estos resultados. Consultada sobre el tema, Katiuska Valencia reflexiona en torno al rol importante que juega la educación desde tempranas etapas, más allá de atribuir este escenario a circunstancias recientes que pueden influir en los votantes.
“Es importante el curso de educación cívica. Todo empieza desde ahí. Nosotros hacemos un esfuerzo en complementar y sumar a partir de una lógica de trabajo con ciudadanos y ciudadanas con 18 años de edad. Hacemos también ejercicios de práctica democrática desde los municipios escolares, a nivel de capacitación y acompañamiento”, sostiene.
En esa línea, prosigue que, teniendo en cuenta la pandemia, sería valioso que los votantes antes del sufragio tengan una elección determinada, dado que facilita el tránsito en los locales de votación. Es por ello que también resalta el protocolo en el que ha trabajado la ONPE para garantizar la salud de las personas y, por supuesto, la transparencia y confiabilidad de los resultados. Complementa que ha sido un desafío incrementar el número de mesas electorales, así como organizar en conjunto el proceso electoral.
“Estamos trabajando un proceso de elecciones en un contexto bastante particular y poco visto en muchísimos años. Las elecciones siempre van a costar. No solo es el presupuesto público que vas a recibir, sino que también está en juego la democracia. Cuál es el costo real de una democracia que te garantice la confianza del electorado sobre los resultados de un proceso que trae consigo una crisis política, de salubridad y económica”, subraya.
Vivir acontecimientos de la magnitud de una pandemia ya no es improbable. Ante ello, en el futuro y por el bien de la democracia, es imprescindible contar con órganos electorales preparados y capaces de llevar adelante comicios que reflejen fidedignamente la decisión de una nación. La ONPE tiene consigo ya una gran experiencia con lo que significa la COVID-19, y de paso precedentes de índole político y social que hace poco afectaron al país.
“Para nosotros siempre fue claro que las elecciones serían el 11 de abril. Independientemente de todo nuestro objetivo fue siempre esa fecha. Piero Corvetto, jefe de la ONPE, entra a la institución con un plan de trabajo que estamos empecinados a cumplirlo para garantizar a lo que nosotros aspiramos de la institución, que sea una con mucha confianza y no haya la menor duda de que es autónoma, así haya una crisis política muy fuerte”, enfatiza.