La goma de tara, alternativa para remover el arsénico en el agua

Por Stakeholders

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Es sabido el gran impacto social y ambiental que genera el sector extractivo en las zonas aledañas a las comunidades. En muchas ocasiones, el reto de limpiar los desechos mineros de ríos y lagos resulta ser una tarea titánica para las empresas que operan extrayendo nuestros recursos. Sin embargo, el proyecto “Adsorbentes avanzados con base en magnetita y goma de tara para la remoción de arsénico en aguas procedentes de la industria minera”, presentado por la doctora Silvia Ponce, docente e investigadora del Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima podría contrarrestar dicha problemática.

Y es que la clave para resolver los principales problemas que se presentan durante la remoción del arsénico en el agua utilizada en procesos de la minería se encuentra en nuestro país, específicamente en la tara, una leguminosa endémica de la que somos principales exportadores. Al respecto, Stakeholders conversó con Silvia Ponce, Coordinadora del proyecto, quien comentó acerca de los beneficios que puede ofrecer este proyecto si llegase a implementarse por las empresas que operan en el sector extractivo.

 

¿En qué consiste el proyecto?

El proyecto consiste en la preparación de un material (nanocompósito) basado en goma de tara y nanopartículas de magnetita, el cual se utilizará para la remoción del arsénico en el agua contaminada. Este proyecto pretende dar un valor agregado a un producto peruano, la goma de tara, mediante la fabricación de un material, amigable con el medio ambiente, ya que está preparado con base en un aditivo alimentario (goma de tara). Innóvate Perú es el organismo que ha financiado este proyecto.

¿Cuáles son las observaciones más resaltantes de la investigación realizada?

La propuesta consiste en el desarrollo de un material biodegradable, que no involucre reactivos contaminantes y sencillo de preparar, para que pueda industrializarse. El método de preparación del material cumple con estos requisitos. Algo muy importante que consideramos en el proyecto era que tuviera aplicación industrial, específicamente, en la industria minera. Por ello, se buscó obtener un material que no necesitara de calentamiento o procesos complicados. El material propuesto solo requiere estar en contacto con el agua contaminada en agitación durante 20 minutos, para remover el arsénico.

Silvia Ponce  Coordinadora del proyecto e investigadora del Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima
Silvia Ponce Coordinadora del proyecto e investigadora del Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima

En nuestro país, ¿qué tan complicado puede ser remover el arsénico del agua?

El arsénico en nuestro país se encuentra de forma natural en varios lugares, pero además procesos industriales como la minería también generan contaminación con este elemento. Desafortunadamente, la remoción del arsénico es un proceso engorroso y costoso para las industrias, por lo que muchas veces no se realiza. Los insumos que se utilizan son importados y los procesos que se practican atrapan el arsénico produciendo lodos, los cuales deben ser almacenados en terrenos de las empresas. Estos lodos deben permanecer allí hasta que se realice la gestión de estos residuos. Como se puede observar, el proceso resulta complicado y genera gastos a la empresa.

¿Cuáles son los beneficios que conlleva desarrollar el proyecto?

El uso de nuestra tecnología, además de beneficiar al medio ambiente y tener un residuo que es completamente biodegradable, permitiría incrementar la producción de la goma de tara y, consecuentemente, mayores ingresos para quienes cosechan la tara.

Gracias a las pruebas ecotoxicológicas realizadas en aguas tratadas con nuestro material, es posible decir que el agua resultante puede utilizarse para regar, ya que es completamente inocua. La empresa minera podría incluir, dentro de su proceso de tratamiento del agua, el agregado de este material para remover por completo el arsénico contenido. Esto deriva en un beneficio económico a nivel industrial, pues ya no sería necesario el pago por gestión de residuos, ni el gasto en la importación de los insumos por parte de la empresa que presta el servicio de remoción del contaminante.

¿En qué medida este tipo de iniciativas puede contrarrestar los impactos medioambientales generados en el sector extractivo?

El método para la remoción de arsénico que se propone ofrece una gran ventaja medioambiental frente a las tecnologías tradicionales. El material basado en magnetita y goma de tara es biodegradable, por lo que no sería necesaria la gestión de los residuos. Por lo tanto, el uso de este material podría reducir la contaminación ocasionada por arsénico debido a los procesos extractivos de la minería industrial, sin generar un producto tan contaminante como el original. La tecnología propuesta permite obtener agua apta para regadío, por lo que no se vería disminuido este recurso ni sería necesario designar áreas para el almacenamiento de lodos.

¿Qué se necesita para que las empresas puedan adoptar este tipo de iniciativas dentro de su cadena de valor?

Uno de los puntos que considero más importantes en nuestro medio es la falta de confianza de las empresas hacia los investigadores nacionales. Por lo general, se prefiere importar tecnología teniendo muchas veces la solución a la mano. La empresa es una parte vital para la investigación, ya que parte importante de las investigaciones se centra en la solución de problemas industriales. La función de nosotros como investigadores es ofrecer alternativas de solución a sus problemas y proponer nuevos procesos que puedan implementarse de manera industrial. El apoyo de las empresas es indispensable en este escalamiento a nivel industrial.

En nuestro caso contamos con la empresa Masac, que nos suministra la goma de tara y que se encuentra interesada en la producción de este material. Por esta razón se ha elaborado un método sencillo de reproducir a nivel industrial, así como también se buscó una fácil aplicación que además no involucra un cambio en el proceso del tratamiento de las aguas contaminadas con arsénico.







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