La crisis climática no sólo supone una amenaza para la supervivencia humana, sino también para la existencia y el bienestar de múltiples especies animales a nivel mundial.

Icebergs in Jokulsarlon Glacier Lagoon, melting due to global warming and climate change, Vatnajokul

Por Stakeholders

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La superficie marina ha alcanzado temperaturas nunca registradas, por ejemplo, la última semana de julio la temperatura diaria promedio batió el récord de 2016, alcanzando los 20.96 grados centígrados, muy por encima del promedio para el verano, según cifras del observatorio Copernicus, de la Unión Europea.

Es así como la crisis climática no sólo supone una amenaza para la supervivencia humana, sino también para la existencia y el bienestar de múltiples especies animales a nivel mundial.

Un estudio publicado en CABI Digital Library reveló que el impacto en los animales salvajes y domésticos, incluidas las mascotas, será multifacético y perjudicará cinco dominios cruciales del bienestar: nutrición, medio ambiente, salud física, comportamiento y atributos mentales de la respuesta de un animal al cambio ambiental.

Es conocido que, una de las secuelas del cambio climático son las sequías y, con éstas, reducen disponibilidad de agua y de alimentos, lo cual ya afecta a los elefantes africanos, los mamíferos terrestres más grandes del orbe, ya que requieren a diario de grandes cantidades de comida y agua. La escasez de estos recursos incrementa el estrés por calor y nutrición, contribuyendo a una alarmante tasa de mortalidad.

El aumento en las temperaturas en muchas regiones provoca estrés por calor en las vacas lecheras y esto ha llevado a una reducción de 35% en la producción de leche, además, daña el rendimiento de la lactancia, la función inmunológica y la salud de los becerros.

Los investigadores del estudio descubrieron que el estrés por calor puede cambiar la fisiología de las aves, como el caso de una población salvaje de petirrojos australianos, en la que observaron que, durante una ola de calor, éstos perdieron masa corporal, abandonaron los nidos y algunos fallecieron. Respecto al pollo de engorda, se registró que, en condiciones de calor, durante cuatro días hubo un mayor número de casos de necrosis y esto disminuyó tanto la calidad de vida como la de la carne para consumo humano.

Por su parte, el grupo de investigación The Stress Lab, encargado del estudio, encontró que los peces, al ser ectotermos o de sangre fría, dependen de fuentes externas de calor para regular la temperatura corporal, esto los hace susceptibles a los cambios de temperatura en el agua de los acuarios o peceras domésticas, sobre todo durante las olas de calor; pueden provocar daños físicos y alteraciones metabólicas, lo cual se evidencia en un crecimiento lento y una alimentación reducida.

En cuanto a perros y gatos, animales de compañía por excelencia, el estudio señala que son muy susceptibles al sufrimiento con el calor extremo, especialmente aquellos mayores, con sobrepeso, con abrigos gruesos, caras chatas y hocicos cortos (en razas con esas características se limita el flujo de aire que respiran y dificulta el enfriamiento).







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