
La Responsabilidad Social Empresarial es la forma de gestionar las empresas del momento. Las empresas socialmente responsables entienden que su responsabilidad no es sólo económica, sino que además existe una creencia por gestionarlas con ética, transparencia, respeto a la comunidad y al ambiente. Es en resumen, entender que la empresa no actúa sola sino que, por el contrario, participan activamente en la gestión empresarial los colaboradores, accionistas, proveedores, la comunidad, los clientes y toda la cadena de valor.
Los resultados de una adecuada política de responsabilidad social son mejores logros en materia de valoración y lealtad, mejora de la reputación corporativa, ampliación de los mercados, minimizar los riesgos de situaciones de crisis, mejores relaciones con los stakeholders. Este círculo virtuoso permite a la empresa gestionar con un estándar de calidad por encima de las exigencias legales, no sólo por el respeto a los derechos laborales con los colaboradores, sino además por permitir acceder a una filosofía empresarial que el mercado necesita para logar la sostenibilidad y donde la comunicación cumple un papel estratégico.
La valoración que los consumidores, clientes y opinión pública en general hacen de las empresas no es espontánea, sino que es el resultado de las percepciones derivadas de la gestión de estas relaciones. La difusión de esta estrategia empresarial es una de las claves para alcanzar los objetivos de la responsabilidad social, no sólo hacia afuera sino que también es importante difundirlo al interior de las organizaciones de manera corporativa.
Para Juan Manuel Calvi, Director de UNIRSE, “comunicar los aspectos de la responsabilidad social de una empresa es en sí actuar en forma responsable, apostando por la accesibilidad a la información, la interacción de los stakeholders y presentándose en el mercado como un ejemplo de buena práctica. Comunicar las prácticas sostenibles solo se entiende desde un diálogo sincero, permanente y transparente, con el objetivo de crear espacios de encuentro y de creación de valor”.
La gestión sostenible tiene que ver con el largo plazo, es decir, con el futuro. No existe una relación más directa que responsabilidad social y sostenibilidad. Así como las empresas han evolucionado al entender que los resultados económicos ya no es la única cuenta de resultados que se evalúa en la toma de decisiones, el consumidor se está volviendo cada más exigente en sus propias decisiones, ya no sólo se preocupa en el precio de un producto sino que también toma en cuenta otros aspectos del producto como la marca y su reputación. Hoy los consumidores están mirando las marcas que son inclusivas, es decir, las que aplican una estrategia de “redes” involucrando a sus stakeholders y están dispuestos a pagar por ello.
Ya no sólo se le exige a la empresa que actúe responsablemente, también deben comunicarlo oportunamente tanto a nivel externo como interno, estableciendo de esta manera los canales adecuados para el diálogo entre toda la cadena de valor. Esta exigencia se convierte en una ventaja cualitativa y competitiva a nivel empresarial si se identifican estrategias de mediano y largo plazo basadas en la responsabilidad social y se utilizan adecuadamente las herramientas de comunicación.