Por Stakeholders

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Karen Weinberger Villarán, vicedecana de Administración de la Facultad de Administración y Contabilidad de la Universidad del Pacífico…
 

  
 Karen Weinberger Villarán, vicedecana de Administración de la Facultad de Administración y Contabilidad de la Universidad del Pacífico, nos explica en esta oportunidad, la labor que vienen desarrollando en cuanto al fomento de emprendimientos empresariales y la asesoría a microempresarios por parte de los alumnos de esta casa de estudios.
 

SH: ¿Cómo vienen trabajando en el Centro de Emprendimiento e Innovación? KW: El Centro de Emprendimiento e Innovación y la Oficina de Emprende UP, son áreas que permiten promover las redes y las relaciones entre empresarios y potenciales empresarios ya que el emprendimiento es la mejor manera de crear valor, no solamente porque genera mayores empleos, sino porque está siempre de la mano con la innovación, factores muy importantes para el desarrollo.

Por ello, es clave en el Centro de Emprendimiento e Innovación, contar con un equipo de gente que tenga pasión por lo que hace, ya que nosotros no trabajamos con quien no tenga pasión por los negocios.

Por otro lado, profesores y autoridades tratamos de fortalecer el tema de la Responsabilidad Social y el cumplimiento del pago de impuestos, ya que es necesario convencer a los chicos de que la formalidad es un beneficio para todos.

SH: El tema de la formalidad es un déficit KW: Para muchos empresarios el tema de la informalidad es cosa de todos los días, nosotros trabajamos mucho en el tema de los valores desde que ingresan a la universidad.

Yo he analizado empresas formales e informales, así como a medianas y pequeñas empresas y debo de afirmar que en el mediano plazo, las formales tienen mucha mayor opción de crecer para comenzar por ejemplo, con realizar ventas al sector público.  

SH: ¿Estas informaciones sobre formalidad también las dan los alumnos cuando asesoran a las MYPES? KW: Si, todos nuestros alumnos del área de Proyección Social que asesoran a las MYPES van con catálogos y los asesoramos, pero muchas veces existe desconfianza por parte del microempresario quien en muchas ocasiones piensa que los alumnos van a poner un negocio como el suyo.

SH: ¿Y cómo “se rompe ese hielo”? KW: Hablando y convenciendo de que estos jóvenes están en un proceso de formación, no solamente para informar al microempresario, sino también para aprender de ellos. Hemos tenido buenas experiencias, aunque en algunos casos se han demorado hasta dos semestres en entender por ejemplo, que una pijama no puede ser de talla estándar para todos; aún así, hemos ayudado a estos microempresarios a formalizarse y hemos estado trabajando también con el Ministerio de Trabajo, Ministerio de la Producción, SUNAT entre otros organismos en donde sus especialistas también han ido a capacitarlos.

SH: ¿Y a cuantos microempresarios han ayudado en estos temas? KW: Tenemos por lo general un promedio de 60 proyectos de apoyo a los microempresarios durante el año y en lo que corresponde al desarrollo de nuevas ideas y nuevos emprendimientos, tenemos 50 durante el año.

SH: Si bien ha mencionado a la informalidad.

¿Cuáles han sido los otros aspectos más difíciles con el que han tenido que lidiar los alumnos?

KW: La cultura, la confianza y el compromiso; nosotros nos comprometemos como universidad en ir a las empresas pero por ejemplo, antes íbamos todos los lunes, pero a veces encontrábamos al empresario indispuesto, debido a que los domingos suelen entretenerse hasta muy tarde, y por eso los encontrábamos cansados. Eso lo hemos aprendido con el tiempo y por eso, ya no vamos los lunes.

También sabemos ahora con qué ONG’S trabajar y con cuales no, ya que estas nos ayudan a identificar los casos que vamos a asesorar porque no podemos ayudar a gente que se encuentre muy atrasada en cuanto a visión de negocio o en ganas de salir adelante, porque sino el alumno se frustra ya que tiene la necesidad de sentir que aporta.

SH: ¿Cuáles son las zonas donde visitan a estos microempresarios?

KW: Los alumnos han estado trabajando en San Juan de Lurigancho, Independencia y El Agustino en donde hay diversos clusters como por ejemplo, de artesanos y madereros en San Juan de Lurigancho.

Este asesoramiento puede ser muy cambiante ya que por ejemplo, una época trabajamos con muchos artesanos en mármol y hace poco, trabajamos mucho en bijoutería.

Nosotros no nos metemos a asesorar mucho en Metal-Mecánica porque en esos casos, trabajan más con instituciones como el SENATI; nosotros ayudamos a otros sectores en temas de marketing, diseño, innovación y por supuesto, en todas las seguridades de gestión. Los ayudamos también en temas de liderazgo y de género ya que no es lo mismo asesorar a la mujer líder que al hombre que está al frente del negocio.

SH: ¿Por qué no es lo mismo asesorar a la mujer o al hombre líder en la microempresa?

KW: Bueno, en las microempresas hay más mujeres que hombres que son líderes, porque ellas suelen ser vistas como mucho más responsables en sus actividades y mucho más comprometidas por un objetivo.

La mujer cobra, primero paga la deuda y después distribuye el dinero en la familia, cosa que el hombre no lo hace necesariamente ya que cobra, esconde la otra mitad a la mujer y se lo gasta en lo que sea y eso es parte de nuestra cultura.

SH: ¿Por otro lado, cuántos casos de emprendimiento de la universidad se han convertido en empresas?

KW: Muchos no son, entre el 8% y 10% son los que se convierten en empresas, pero en ese porcentaje somos felices porque los alumnos que terminan la universidad y son profesionales, normalmente empiezan su primer emprendimiento dos o tres años después de adquirir experiencia y luego de hacer una Maestría en el extranjero; el porcentaje que te he mencionado es de los que terminan la universidad y se quedan con su negocio para ponerlo en marcha.

SH: ¿Qué siente usted al formar emprendedores dentro y fuera de la universidad? KW: Me siento bien cuando mis alumnos buscan y luchan por la excelencia, por la máxima competitividad, por su satisfacción y por el compromiso que asumen con su país.

Después de tanto tiempo trabajando con jóvenes y adultos del sector público y privado, creo que la mejor forma de motivarlos es que siempre tengan la capacidad de soñar y a esos estoy dispuesta a ayudar.

 






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