La empresa, a la fecha, ha sumado 19 marcas de bebidas en su portafolio y ha logrado ganarse un lugar en el exigente paladar de los consumidores peruanos y extranjeros.
El 28 del presente mes, se conmemoran 200 años de la independencia republicana del Perú. Sin duda hay mucho que mejorar como país; sin embargo, el espíritu emprendedor de su gente es algo característico de lo cual estar orgullosos. A lo largo de esa historia, empresas nacionales han permitido que haya mayor trabajo y progreso para los peruanos. Ese es el caso de Industrias San Miguel (ISM), que 33 años atrás, en medio de un contexto complicado a causa del terrorismo, gracias a la familia Añaños-Alcázar, fue fundada en la región de Ayacucho. Es así que, al día de hoy, se convirtió en la compañía nacional líder en su sector. Desde aquel momento, su expansión dentro del Perú y el mundo ha sido exponencial, y su visión les ha permitido posicionarse como una de las empresas peruanas más sostenibles y conscientes del ambiente, cuyo propósito es impactar positivamente en sus colaboradores y las comunidades en las operan.
Este negocio familiar surgió como respuesta a la falta de opciones de bebidas gaseosas en el país, en especial en las regiones del interior del país. La rápida acogida de los consumidores ayacuchanos fue realmente interesante. Ello, debido a que tenía un elemento diferenciador: la excelente calidad del agua para su producción, lo cual le daba un sabor muy agradable.
La demanda por sus productos fue tal que, para el año 1992, la empresa ya estaba abriendo una embotelladora en Andahuaylas y una nueva planta en Huaura, para así poder estar más cerca de la costa central. Ocho años más tarde, la expansión continuó en el sur del país, y se inauguró una segunda planta en Arequipa.
El desarrollo económico y social de ISM iba de la mano con la recuperación y crecimiento del Perú al inicio de un nuevo milenio. Conscientes de la responsabilidad que ser una gran empresa implica, la compañía procuró abrir sus plantas en localidades fuera de las ciudades y capitales del Perú, para así poder generar polos de desarrollo en las comunidades menos favorecidas del país. Con la internacionalización de la empresa al llegar a Chile, en el 2002, se continuó aplicando el mismo modelo de trabajo: se abrieron dos distribuidoras, en Arica e Iquique. Tres años más tarde, la empresa consolidó su llegada al mercado extranjero con la apertura de una planta en República Dominicana, donde conquistó el paladar de los dominicanos y cautivó al 42% del mercado de bebidas. Asimismo, en el 2012, se inauguró una nueva planta en Salvador de Bahía, Brasil.
Es así que, a lo largo de más de tres décadas de arduo trabajo, ISM ha sumado 19 marcas de bebidas en su portafolio, y ha logrado ganarse un lugar en el exigente paladar de los consumidores. Su excelente calidad en todas las etapas del proceso de producción no ha disminuido con el aumento de la producción, sino todo lo opuesto: ISM ha recibido los estándares de calidad ISO 9001, ISO 14001, ISO 45001 y HACCP. Además, sus plantas en Huaura y Arequipa han sido reconocidas con medallas de Oro por AOTS Perú y Japón en la metodología 5S.
La labor de ISM trasciende el ámbito de los negocios y se expande hacia la sostenibilidad y el trabajo por un Perú en el que tanto empresas como individuos y comunidades crezcan y desarrollen todo su potencial, siendo conscientes con el medio ambiente. Es por eso que impulsan acciones como capacitaciones a sus más de 5 mil colaboradores, talleres para más de 30 mil microempresarios y foros para comunicadores enfocados en la responsabilidad social. A la par, fomentan el reciclaje y la reducción de residuos dentro y fuera de la compañía, iniciativa que se ha concretado con la firma del Acuerdo de Producción Limpia con el Ministerio del Ambiente y el Ministerio de la Producción.
El último año y medio no ha sido sencillo. Tal como para el resto del país, la pandemia por el Covid-19 fue un duro golpe para las operaciones de ISM. Sin embargo, habiendo surgido en medio de la adversidad, la empresa estuvo preparada para levantarse y ayudar a la sociedad peruana a ponerse de pie nuevamente. ISM realizó donaciones de bebidas e implementos de protección sanitaria a las poblaciones más afectadas en diferentes zonas del Perú; así como balones de oxígeno a instituciones de salud en Lima y las regiones donde operan. Lo anterior, además de una donación de $60 mil a la Universidad Peruana Cayetano Heredia para investigar acerca del virus que aún afecta al mundo entero.
Pese a las dificultades, ISM superó las diferentes crisis, tal como lo ha hecho el Perú desde su independencia. Hoy, a puertas de su bicentenario como Nación, el camino es incierto; no obstante, estamos seguros que, una vez más, el país se pondrá de pie y crecerá aún más grande de lo que era antes de la pandemia. Con toda seguridad, ISM estará allí para crecer a su lado.