Investigadores de la Universidad de Loughborough, en Inglaterra, han desarrollado una innovadora tecnología que transforma residuos de café en filtros capaces de eliminar hasta el 98 % del plomo presente en el agua. El hallazgo posiciona a un desecho cotidiano como una alternativa de bajo costo para enfrentar la contaminación hídrica y ampliar el acceso a agua más segura.
El estudio, publicado en revistas científicas especializadas, demuestra que los posos de café, procesados o incluso sin tratamiento, pueden capturar metales pesados como plomo, cobre y zinc, abriendo nuevas oportunidades para soluciones descentralizadas basadas en economía circular, especialmente útiles en comunidades vulnerables.
Café usado se transforma en una solución clave para limpiar agua con metales pesados
Los hallazgos, publicados en las revistas científicas Biomass and Bioenergy y Clean Technologies, abren una nueva vía para enfrentar la contaminación hídrica a través de soluciones de bajo costo basadas en economía circular.
El punto de partida es un problema global. El consumo mundial de café superó los 176 millones de sacos en el periodo 2021–2022, generando enormes volúmenes de posos usados que, en su mayoría, terminan en vertederos o incineradoras.
Sin embargo, su estructura porosa y su alto contenido de carbono los convierten en un material ideal para atrapar contaminantes disueltos en el agua antes de que lleguen a ríos, acuíferos o sistemas de abastecimiento.
La investigación se desarrolló en dos líneas complementarias. En la primera, los posos de café recolectados en el campus de Loughborough fueron transformados en biochar mediante un proceso de calentamiento controlado, en colaboración con la Banaras Hindu University.
El material resultante logró eliminar hasta el 98 % del plomo presente en el agua, con una capacidad de adsorción de 4,9 miligramos por gramo, un rendimiento comparable al de materiales comerciales mucho más costosos.
La segunda línea evaluó el uso directo de los residuos de café sin procesar. En ensayos controlados, estos lograron remover más del 96 % de cobre y zinc en bajas concentraciones. A niveles más altos de contaminación, la combinación de café con cáscara de arroz mejoró significativamente la eficiencia, demostrando la posibilidad de adaptar la solución según los residuos disponibles en cada contexto.
Entre las principales ventajas del método destacan su disponibilidad global, el bajo impacto ambiental del proceso y su flexibilidad para aplicaciones prácticas, como filtros domésticos, sistemas comunitarios o soluciones de emergencia.
Los investigadores aclaran que esta tecnología no busca reemplazar a las grandes plantas de tratamiento, sino complementarlas, especialmente en zonas donde el acceso al agua potable sigue siendo limitado.
Las investigadoras Monika Mahajan y Basmah Bushra resaltan que el enfoque mantiene costos reducidos y materializa los principios de la economía circular. El Dr. Diganta B. Das lo resume de forma directa: “El café no es un residuo inútil, es materia prima infrautilizada”. Una afirmación que refuerza cómo un hábito cotidiano puede convertirse en una solución ambiental con impacto social tangible.









