Debido a la pandemia por la Covid 19, miles de familias se vieron obligadas a endeudarse de por vida y hasta acabar con el dinero de su jubilación para poder pagar el internamiento o un balón de oxígeno. En la actualidad, el Perú lidera la lista de los países más desiguales del mundo, según el World Inequality Database (WID).
Debido a esa desalentadora situación, más del 30% del país cayó en la pobreza. En ese sentido, el Fondo Monetario Internacional (FMI), resaltó la urgencia de acortar las diferencias mediante una reforma tributaria.
Para Nigel Chalk, subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, sugirió a los Gobiernos de América Latina ser «más progresivos» en sus sistemas fiscales, ya que muchas veces se evita que los ricos paguen impuestos o no se sometan a ellos gracias a excepciones. Para Chalk, una de las formas para erradicar el daño de la inflación en los más vulnerables es implementando políticas fiscales que exijan a los ricos a pagar su parte proporcional como parte de la solución.
Por su parte, el coordinador ejecutivo del Grupo Propuesta Ciudadana, Epifanio Baca, mencionó que no hay voluntad política, tanto del Congreso como del Gobierno de Dina Boluarte, ya que hay una clara inclinación a la ultraderecha.
En ese sentido, mencionó la propuesta del exministro de economía Pedro Francke, que buscaba gravar más a quienes ganen más de S/300.000 anuales, sin embargo, el Congreso negó este punto en la reforma tributaria. Se hubieran recaudado S/12 mil millones al año de haberse aprobado el impuesto a los ricos.
El especialista reveló que hay grandes intereses lobbistas detrás de la exoneración del pago de impuestos de universidades privadas y casinos, por ello, es fundamental revisar los beneficios que tienen.
Agregó también que, se debe fortalecer a SUNAT en su lucha contra la elusión ya que algunas empresas reducen su base tributaria al inflar costos o bajar ingresos para que las utilidades, a las que se le aplican los impuestos, sean menores.
En tanto, el docente de la PUCP José Távara, coincidió con Francke en el impuesto a la riqueza, ya que recomendó cambiar la proporción del régimen actual: mejor ampliar la carga tributaria a los ingresos y la riqueza, y reducir las orientadas al IGV o ISC, que no garantizan igualdad. “No solo basta con mirar el crecimiento macro para asegurar que la calidad de vida ha mejorado para todos”, recalcó