Por Stakeholders

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En 13 años, Oy pudo lograrlo: pasó de vivir en una choza a transformarse en la propietaria de la casa donde reside y arar su propia…

  
En 13 años, Oy pudo lograrlo: pasó de vivir en una choza a transformarse en la propietaria de la casa donde reside y arar su propia tierra en la zona rural de Tailandia.

Durante años, Oy se levantaba a las dos de la madrugada para vender las frutas y los vegetales de otros productores en el mercado mayorista local. Poco a poco, ella y su marido fueron ahorrando dinero hasta que pudieron comprarse un lote de tierra, una camioneta, un automóvil y una casa digna para la familia.

“Todo lo que teníamos era perseverancia y trabajo físico… Pasamos de no tener absolutamente nada a poder tener todo lo que quisiéramos”.

Hoy se encuentra entre las 60.000 personas que fueron entrevistadas en 15 países para un nuevo estudio del Banco Mundial que analiza cómo y por qué algunas personas logran escapar de la pobreza.

La publicación, titulada Moving Out of Poverty: Success from the Bottom Up (Saliendo de la pobreza: éxito desde abajo) al igual que "La voz de los pobres", su pionera antecesora del año 2000, pinta un panorama detallado sobre las limitaciones que enfrentan las personas pobres en su intento por salir de la pobreza.

Moving Out of Poverty determina que, incluso en los lugares azotados por los conflictos o la pobreza extrema, las personas rescatan la importancia de mantener la iniciativa de sobrevivir y seguir adelante.

Pero el estudio llevado a cabo en 500 comunidades de Asia, África y América Latina también concluye que, para dejar de ser pobres, las personas necesitan oportunidades, como acceso al empleo y los mercados.

La crisis arrastra a 53 millones a la pobreza

Muchas personas caen en la pobreza porque pierden totalmente o sufren una merma seria en sus bienes y ahorros a raíz de un problema grave de salud, la muerte de un integrante de la familia o una disminución en la prosperidad económica a nivel nacional o local.

El Banco Mundial estima que el año pasado más de 100 millones de personas cayeron en la pobreza cuando se dispararon los precios de los alimentos y el combustible. Y a aproximadamente otros 53 millones les sucede lo mismo a medida que se extiende la crisis financiera en todo el mundo.

“En medio de la peor crisis financiera desde la Gran Depresión, es preciso que comprendamos mejor la dinámica de la pobreza, y para ello debemos escuchar lo que los propios pobres tienen que decir”, señala Danny Leipziger, vicepresidente de Reducción de la Pobreza y Gestión Económica del Banco Mundial.

“Sus historias enseñan cómo se puede salir de la pobreza, en especial allí donde existen oportunidades. No obstante, también nos muestran con qué facilidad se puede caer en ella”.

Muchas personas recaen en la pobreza

Una de las principales conclusiones del estudio es que “'los pobres' no son un grupo fijo”, ya que hay mucha gente que logra salir de la pobreza y luego vuelve a caer en ella.

En las comunidades que se estudiaron en el mundo, cerca de la mitad de la población está subiendo o bajando en la escala socioeconómica y, a menudo, son las mismas personas que ascienden y luego descienden en diferentes momentos.

Las condiciones locales hacen la diferencia

Incluso dentro de los países que poseen un elevado crecimiento sostenido e índices de pobreza en descenso, algunas comunidades permanecieron pobres con el paso del tiempo, mientras que otras lograron salir de la pobreza, según determinó el estudio.

Hay ciertos factores económicos, sociales y políticos que estimulan la movilidad ascendente, entre los que se incluyen:

– La prosperidad económica en general (la posibilidad de encontrar un trabajo);
– La presencia de mercados en una aldea;
– La proximidad de centros urbanos y caminos;
– La capacidad de respuesta de los gobiernos.

Las condiciones que dificultan la salida de la pobreza incluyen la existencia de una gran proporción de personas pobres en las aldeas y las profundas divisiones sociales en la sociedad que impiden el acceso justo a los mercados, las instalaciones y los servicios.

“La laboriosidad y la confianza en uno mismo pueden contribuir en gran medida al progreso de una persona, pero no pueden compensar la falta de oportunidades económicas ni eliminar los obstáculos que impiden el acceso a las oportunidades en las comunidades donde vive la población pobre”, afirma Deepa Narayan, principal autora del estudio.

Adolfo, de 29 años, tuvo que abandonar su pequeña comunidad en la zona montañosa de Oaxaca, México, para buscar un trabajo remunerado. Pero debió soportar penurias para cruzar la frontera de México y así poder trabajar en los Estados Unidos. Allí logró ahorrar suficiente dinero para abrir su propia tienda en su ciudad natal de Guadalamoros. Sin embargo, Adolfo espera no tener que retornar a los Estados Unidos para trabajar.

“Le rezo a Dios para que nunca tenga que regresar. No por temor a trabajar, sino por temor a dejar a mi familia y a los riesgos que hay que correr para cruzar la frontera”.

Confianza y fortaleza interior, los factores principales

Por su parte, Mamba, un productor agrícola de 35 años de Malawi, no tiene intenciones de abandonar su aldea, pese a las épocas de sequía y hambruna aguda. A pesar de todo lo que ha debido soportar, confía en que el futuro le deparará tiempos mejores.

“Soy un hombre lleno de energía y creo que, si tengo fertilizante, podré mejorar”.

En miles de conversaciones con los hombres y las mujeres que participaron en el estudio, la confianza y la fortaleza interior surgieron una y otra vez como el factor clave para salir de la pobreza.

“Además, la confianza en uno mismo aumenta rápidamente a medida que las personas pobres logran cierto éxito. De hecho, las personas pobres pronto comienzan a asemejarse mucho a los ricos en su sentido de confianza y fortaleza”, agrega Narayan.

“Hemos encontrado pocas pruebas de que los pobres lo sean por pereza o falta de interés en el trabajo y el ahorro”.

Por el contrario, las personas de cada país destacaron la “importancia de la laboriosidad y de contar con buena salud para poder trabajar arduamente”.

En total, alrededor del 78% de los hogares del estudio cree que sus hijos estarán en una mejor situación económica en los próximos años. La cifra aumenta al 90% en el caso de los hogares en Bangladesh, Senegal, Afganistán y Andhra Pradesh (India).

Consejo: Transformar los mercados y centrarse en las comunidades locales

El estudio detalla que las intervenciones en materia de desarrollo se deberían llevar a cabo de manera tal que “respeten y aumenten la confianza que las personas tienen en sí mismas y en sus familias, y no en detrimento de la misma”.

Y que las soluciones tendrían que centrarse en las comunidades locales y apuntar a transformar los mercados, “para que de esta forma las personas pobres puedan acceder y participar totalmente en ellos”.

Los pasos claves incluyen:

– Ampliar y vincular las actividades de subsistencia de las personas pobres a los mercados;
– Proporcionar conectividad a través de caminos, teléfonos, electricidad y riego;
– Facilitar el acceso a préstamos que se puedan destinar a la producción;
– Proporcionar información, conocimientos empresariales y destrezas para vincularse con los principales mercados.

Asimismo, “los programas de protección social deberían ser lo suficientemente generosos para permitir que las personas pobres sobrevivan a las crisis financieras y, al mismo tiempo, acumulen bienes que les permitan salir de la pobreza”.







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