Julio César Herrera Méndez, CEO de INCorporation y Mentor-Coach Experto en Liderazgo, indica que la crisis generada por el COVID-19 es un gran momento para que las empresas puedan dejar atrás el management industrial de los últimos doscientos años, y así pasar a un liderazgo 4.0 que incluya en la agenda un nuevo modelo de negocio socialmente responsable.
POR ALONSO ARIAS LOAYZA
aarias@stakeholders.com.pe
En estos momentos de crisis, el liderazgo ha sido un factor clave para hacer frente a las consecuencias que ha traído la pandemia del COVID-19. Sin embargo, es necesario evaluar sobre cómo las distintas organizaciones van a seguir promoviendo sus proyectos de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en un marco post pandemia. Para ello, conversamos con Julio César Herrera Méndez, CEO de INCorporation y Mentor-Coach Experto en Liderazgo.
¿Qué características debe tener un líder especialista en materia de RSE?
Desde mi experiencia entiendo que un especialista en RSE debe ser un líder social, cuyas iniciativas sociales sean el fundamento para sus empresas, generando productos o servicios con consciencia social o ambiental y convencidos que estas iniciativas tendrán un impacto muy positivo en la rentabilidad, aunque este no deba ser el fin último sino la consecuencia de lo primero
Además debe ser socialmente responsable, lo que no se opone a ser rentable; en realidad no tiene por qué oponerse, por el contrario, ambas se potencian. Otro aspecto que caracterizará su liderazgo será el grado de consciencia que tenga en el impacto de sus intervenciones con los stakeholders; para esto basta recordar la frase de Nelson Mandela: “Nunca tendrás un impacto en la sociedad, si no cambias primero como persona”.
¿Qué desafíos están teniendo hoy en día los líderes, de las diversas organizaciones que llevan a cabo proyectos en plena pandemia?
El mayor desafío es el de la subsistencia. Esto se debe al modelo de negocio industrial y de masas que nos trajo la segunda revolución industrial, y que a la fecha aún mantenemos en las empresas. Con la llegada de la Cuarta Revolución Industrial, que viene con la automatización total de la manufactura que algunos expertos la llaman “fábricas inteligentes”, y con la llegada del internet de las cosas, ya no se podrá garantizar la sostenibilidad de las empresas llevando adelante un juego nuevo con reglas viejas.
Ya que mencionó a la etapa de la Cuarta Revolución Industrial, ¿cómo esta ha permitido promover la RSE?
Pienso que la Cuarta Revolución Industrial es un acelerador para el uso, por ejemplo, de energías renovables como la energía eólica o la energía solar. Hoy dos tercios de la electricidad en Nueva Zelanda provienen de fuentes renovables y para el 2025 será del 90%.
Por otro lado, promueve el rediseño de un ecosistema habitable. Allí donde el futuro de nuestro planeta ya se encuentra hoy hipotecado, esta una carrera contra el tiempo y el desenlace final nos dirá si nuestras acciones socialmente responsables alcanzaron o no.
Regresando al punto de la problemática actual y proyectándonos al futuro, ¿qué desafíos tendrán los líderes en un marco post pandemia en relación con seguir promoviendo la RSE en sus respectivas empresas?
El patrón de tomar, hacer y desechar sólo hará que el desequilibrio sea mayor. Es por eso que una empresa que se aprecie de ser socialmente responsable debería pasar de un modelo económico lineal a un nuevo modelo económico circular, identificando a los stakeholders que puedan participar de este nuevo modelo.
Otro desafío no menos importante se encuentra en ser empresas con propósito pero este debe ser significativo y trascendente. Pregúntale a un milenial en qué clase de empresa quisiera trabajar y te dirá que en una que coloque a las personas primero, que sean organizaciones que contribuyan con el mundo, que dejen un legado y cuyos intereses particulares no se encuentren por encima del bien común. Imagínate lograr alinear los objetivos personales de los colaboradores con los objetivos de la organización para tener personas felices que proyecten lo que la empresa quiere lograr.
Continuando con la proyección en una etapa post COVID-19, ¿qué deben considerar las empresas al momento de reajustar las prioridades en base a su core business?
Hoy se habla mucho de liderazgo disruptivo, pero nuestros planes y estrategias empresariales no tienen nada de disruptivas, salvo honrosas excepciones de empresas a nivel global que han decidido cambiar su modelo empresarial para dirigir sus esfuerzos, por ejemplo a productos reparables y reutilizables; o el caso del mercado de segunda mano que está creciendo a nivel global a dos dígitos. También tenemos países como Alemania, que desde el año 2013 está liderando cambios realmente disruptivos a nivel social, tecnológico, medioambiental y económico.
Dicho esto, lo que deben considerar las empresas en una etapa post COVID-19 es hacerse las preguntas correctas, como por ejemplo ¿qué pueden hacer distinto para lograr resultados diferentes?, ¿hacia dónde los lleva lo que vienen haciendo en los últimos años?, ¿cuál es la verdadera creación de valor que están logrando para brindar soluciones reales a problemas reales? Además, considero oportuno que las empresas se permitan una pausa estratégica para revisar su misión y visión; pero sobre todo su propósito.
Finalmente ¿Qué mensajes claves les brindaría a las empresas en estos momentos difíciles de reactivación?
Siempre resulta difícil brindar consejos generales para problemas y realidades específicas; sin embargo, me animo a ensayar algunas pautas que considero se podrían tomar con absoluto respeto por cada realidad. El impacto de esta pandemia, así como la correspondiente reactivación de las empresas varían según cada continente, país y gobierno; no obstante, si existe algo como común denominador es la decisión política de cada empresa para desarrollar un liderazgo realmente disruptivo que nos permita ver esta coyuntura como una oportunidad para hacer un cambio de mentalidad empresarial.
Considero que en un gran momento para que las empresas se puedan “liberar” del management industrial de los últimos doscientos años y pasar a un liderazgo 4.0, que incluya en la agenda un nuevo modelo de negocio socialmente responsable, con rostro humano, con un diseño organizacional ágil en entornos colaborativos, y cuyas acciones concretas se encuentren en sintonía y comprometidas con el futuro de nuestro planeta y por lo tanto de la humanidad. Por lo tanto, es una gran oportunidad para quienes decidan aprovecharla.