Por Stakeholders

Lectura de:


Carmen Ramírez

Especialista en Voluntariado – Programa de Voluntarios de las Naciones Unidas Perú –UNV Perú

En el pasado mes de abril se celebró el Día Global del Servicio Voluntario Juvenil y con él la puesta en agenda de sus avances y desafíos en el desarrollo de competencias y habilidades que promueven la empleabilidad juvenil y el crecimiento económico sostenible en Perú. Según la OIT, existe un millón de jóvenes peruanos desempleados, de los cerca de ocho que viven en el país. Como respuesta a esta realidad, los jóvenes intentan emprender negocios propios que muchas veces fracasan por falta de estudios sobre las necesidades y oportunidades del mercado local (Gestión, 2015).

El desempleo juvenil es una preocupación central para el desarrollo de América Latina; por tanto, su disminución es una meta consistente para la reducción de la pobreza, acorde al Objetivo de Desarrollo Sostenible 8: Trabajo decente y crecimiento económico de la Agenda 2030: plan de acción global para poner fin a la pobreza, luchar contra las desigualdades y asegurar la sostenibilidad ambiental.

Por su parte, el voluntariado, ha sido reconocido por la Asamblea General de la ONU como un medio de implementación necesario para el alcance de los 17 ODS. En este marco, la Red Soy Voluntaria planteó abordar dos temas centrales: cómo el voluntariado, por su dimensión de aprendizaje y por las habilidades que proporciona, puede aumentar las posibilidades de empleo en jóvenes y cómo puede ser una vía para mantenerse activo durante periodos de desempleo y facilitar la reinserción en el mercado laboral.

Milagros Anaya de AIESEC y Daniel Paredes de Crea + coinciden en que sus experiencias de voluntariado les han permitido desarrollar habilidades blandas como liderazgo, trabajo en equipo, competencias comunicativas, gestión de personas e interdisciplinariedad; así como altos niveles de compromiso y responsabilidad. Las mismas habilidades que, según el Banco Mundial, el mercado laboral peruano asigna un alto Premium al trabajador, más allá del nivel educativo.

El voluntariado permite ampliar la red de contactos al brindar la oportunidad de trabajar con personas de diversos perfiles, profesiones, nacionalidades, etc. convirtiendo al trabajo voluntario en una referencia positiva a la hora de buscar empleo. Al respecto, Iván Butrica de Deloitte Perú presentó la Encuesta Global Millennials 2016, que muestra al Perú como el país de mercado emergente donde más Millennials quieren dejar su trabajo en los próximos 5 años (82%).

No obstante, es también una generación que valora a las organizaciones que apoyan sus ambiciones personales, se alinean a sus valores y manejan un alto sentido de propósito. La firma recomienda que empoderar a esta generación ayuda a retener a la gente talentosa. Un medio eficaz para ello podría ser la gestión estratégica de programas de voluntariado corporativo, logrando que su personal encuentre un espacio para potenciar y desarrollar habilidades sociales y de gestión, a la vez que uno se sienta parte de un ecosistema corporativo responsable, aumentando su motivación por continuar desarrollándose en su organización empleadora.

El desafío de fomentar la empleabilidad es también una prioridad para varias organizaciones de voluntariado como Techo Perú, La Tarumba y Asociación Kallpa, que vienen gestionando programas de inserción laboral de jóvenes en situación de vulnerabilidad, respondiendo a una realidad donde 1 de cada 6 jóvenes en Perú están inactivos: no estudian, no trabajan ni buscando empleo (OIT 2015).

Las tres organizaciones coinciden en que su valor diferencial es la implementación de metodologías innovadoras para el desarrollo de habilidades blandas y sociales a través del voluntariado. Claudia Ruiz de la OIT resaltó como positiva esta característica al tratarse de habilidades que “no corren el riesgo de ser reemplazadas por un robot”.

El voluntariado generaría un aporte valioso si se le considera como parte del proceso de definición de políticas y estrategias para promover el empleo juvenil. Ricardo Miranda, Director de Voluntariado del MIMP, precisó que desde su dirección están promoviendo el voluntariado juvenil como estrategia en la política social. No hay vuelta atrás. El voluntariado es un medio indispensable para hacer frente a los desafíos del país.

Asumamos con compromiso el reto de posicionarlo en nuestros grupos de interés, sin dejar de lado nuestra esencia, que nos recuerda que solo hay retorno cuando das incondicionalmente.







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