El Índice de atractivo inversor en energías renovables de la firma Ernst & Young (RECAI, por sus siglas en inglés) estima que a pesar del impacto de la pandemia durante el pasado año, las inversiones mundiales en capacidad de energía renovable crecieron un 2% hasta los 303.500 millones de dólares, la segunda cifra anual más alta registrada hasta la fecha.
Sin embargo, para lograr la neutralidad climática se requerirá una inversión adicional de 5,2 billones de dólares, por lo que destacan el papel que los inversores institucionales deberán desempeñar en la financiación de la transición energética.
Países más atractivos
Estados Unidos mantiene la primera posición en el índice y se espera que la mantenga durante la presidencia de Joe Biden. La aceptación del Acuerdo de París, junto con el reciente anuncio de reducir los niveles de gases de efecto invernadero entre un 50% y un 52% en 2030 y alcanzar el tope 100% libre de carbono para 2035, generará probablemente un mayor interés entre los inversores por este país, refiere la firma inglesa de servicios contables.
Del mismo modo, China se ha mantenido como un mercado en alza, añadiendo 72,4GW de nueva energía eólica en 2020.
Por su parte, India ha ascendido a la tercera posición del ranking impulsada por la previsión de que la generación de energía solar fotovoltaica supere a la del carbón antes de 2040.
Mercados como Japón y Corea del Sur (puesto 8º y 17º, respectivamente) también se han comprometido este año con el objetivo de cero emisiones netas.
El informe destaca que Asia oriental tiene un sólido pipeline de proyectos de energía verde, con más de 800 iniciativas y una inversión potencial de 316.000 millones de dólares.
En latinoamérica Brasil ha publicado directrices para licitar proyectos de energía eólica marina, situando al país en la undécima posición, por detrás de España.
Cumplir compromisos
EY cree que la próxima Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP26), que se celebrará en el Reino Unido en noviembre de 2021, presenta una clara oportunidad para cerrar la brecha entre lo que los gobiernos han prometido hacer y el nivel de acción que han emprendido hasta la fecha, lo que aumenta la presión para que se tomen medidas que sigan combatiendo los efectos del cambio climático.
El informe de EY plantea que los objetivos de medio ambiente, sostenibilidad y gobierno corporativo (ESG) se están convirtiendo en una prioridad en la agenda de los inversores. Esto debido a que no solo está aumentando la presión pública hacia los gobiernos para que cumplan sus promesas de gasto para la transición energética, sino que también se está poniendo el foco en los inversores institucionales para que den un paso adelante.