¿Cuáles son los principales retos y desafíos de la igualdad de género en la región?
Los dividiría en dos niveles. Por un lado, están aquéllos que tienen que ver con la deuda que la democracia mantiene con las mujeres. Por el otro, los relacionados con los propios movimientos, sus posicionamientos políticos y su capacidad organizativa. En cuánto al "déficit democrático" parece claro que en lo relativo a la libertad y la igualdad todavía se le debe a millones de mujeres la libertad de decidir sobre su propio cuerpo, la posibilidad real de participar del poder político, académico y empresarial. Se les debe una diferencia salarial de más del 30% respecto al mismo trabajo que realizan los hombres.
Y a las mujeres negras, indígenas y lesbianas se les debe aún más, porque todavía deben soportar la discriminación racista y homofóbica del sistema.
Respecto a los desafíos, más allá de continuar avanzando con la agenda de la que hablaba antes, creo que hay dos fundamentales. Uno tiene que ver con el contexto de la región y con la relación entre las feministas –que hemos venido mayoritariamente de la izquierda– y los partidos de izquierda en el gobierno. Algunos de estos partidos toleran la violencia al interior de sus propias filas, tienen prácticas antidemocráticas y, por si fuera poco, pactan con las fuerzas más conservadoras y retrógradas de nuestro continente. Los mayores exponentes de esta alianza son la cúpula de la Iglesia Católica (conste que dije la "cúpula" y no los católicos) y Daniel Ortega. Resulta que cuando algunos de estos partidos de izquierda eran oposición, aceptaban las demandas de los movimientos de mujeres.
Pero cuando son gobierno su discurso se convierte en pragmático y nuestras exigencias resultan molestas para sus alianzas. Gran parte de estos partidos sigue considerando a los movimientos sociales supeditados a ellos y a las feministas como burguesas diletantes.
El otro gran desafío es la administración de la diversidad al interior del movimiento. El feminismo latinoamericano se enriquece con las miradas y las luchas de millones de mujeres que vienen de historias y realidades muy distintas y eso pauta diferencias en las agendas y las prioridades.
El reto es cómo articular las diversidades sin que se diluyan, pero también, cómo hacer para que no se transformen en corporativismo.
¿Qué papel han jugado los medios de comunicación en los retrocesos/avances de los derechos sexuales y reproductivos (DSR) de las mujeres en la región y qué papel podrían jugar?
En términos generales, podría decirse que respecto a los DSR los medios de comunicación han ido jugando un papel cada vez más relevante en cuanto a su incidencia en la agenda pública y, por lo tanto, en el pensamiento colectivo.
Según de qué países estemos hablando, creo que en algunos no ha sido un tema que les ha interesado, e incluso, que cuando lo han tratado ha sido desde un pensamiento conservador apoyando a la jerarquía de la Iglesia Católica. En otros países, en cambio, con tradición más democrática y liberal, se nota un cambio importante en la manera de cubrir los temas y en la actitud de los periodistas y jefes de información de los medios.
Las mujeres tenemos cada vez más clara la importancia que los medios de comunicación tienen en la consecución de los cambios culturales y mas afinadas nuestras capacidades para llegar a ellos. Al mismo tiempo, los fundamentalistas religiosos son hasta tal punto trogloditas, autoritarios y agresivos (tanto, que se les puede aplicar la máxima de Napoleón "Cuando tu adversario se está equivocando, no lo interrumpas.") que terminan despertando la empatía de los periodistas hacia nosotras.
En este papel creciente, los temas frente a los cuales los DSR son de interés para los medios, suelen ser básicamente el aborto y los derechos de las parejas del mismo sexo. Estos, de naturaleza controversial, son per se, noticia.
Pero además son dos de los temas en los que hemos conseguido mayor visibilidad, mayor fuerza y algunos cambios importantes. Pero hay mucho trabajo por hacer para poner en el centro una agenda más integral de los DSR. La muerte materna, el acceso a los métodos anticonceptivos y la anticoncepción de emergencia, son temas en los que los medios debieran involucrarse más para ayudar a sostener los avances habidos y para demandar públicamente a los políticos por el cumplimiento de compromisos tan básicos y tan dramáticos como la muerte materna.
¿Cómo caracterizaría los liderazgos en las nuevas generaciones de feministas latinoamericanas?
¿Cuáles son sus agendas y prioridades?
¿Se sitúan en la continuidad o en la ruptura, con los movimientos feministas anteriores?
Es indudable que en los movimientos feministas de nuestra región hay cada vez más mujeres organizadas desde su "ser jóvenes y feministas".
Esto ha hecho que, paulatinamente, también vayan renovándose los liderazgos. Previo a la realización del XI Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe, la Articulación Feminista Marcosur (AFM) organizó un concurso de ensayos feministas sobre los nuevos desafíos en el que sólo podían participar las jóvenes. Recomiendo leer en www.mujeresdelsur-afm.org.uy la selección publicada, porque ellas dicen por su boca cuáles son sus agendas y prioridades, y qué tan acá o tan allá se sitúan respecto de las feministas de generaciones anteriores. En lo que me es personal, y a fuerza de no ser políticamente correcta, creo que las jóvenes que comienzan a ocupar lugares de liderazgo, es porque han sabido ir más allá de "una mirada joven sobre los derechos sexuales y reproductivos" y más allá de "las jóvenes no tenemos lugares de poder". Es decir, es porque la mayoría de ellas van cumpliendo ya los 30 o 35 años y saben que ese discurso no puede sostenerse por mucho tiempo más. Es en ese momento cuando empiezan a sentir las demandas de otras que llegan y les dicen "las jóvenes no tenemos lugares de poder"… con lo cual todas las rupturas y todas las continuidades están garantizadas.