La celebración del Día Internacional de la Vicuña vuelve a poner en agenda el valor cultural, ambiental y económico de uno de los símbolos naturales más importantes del Perú. Reconocida como el “oro de los Andes”, esta especie representa un legado que ha logrado mantenerse gracias al trabajo comunitario y al uso de técnicas ancestrales que hoy se integran con prácticas modernas de sostenibilidad.
En este contexto, iniciativas como las impulsadas por INCALPACA y su marca KUNA destacan por reforzar la conservación de la vicuña y el aprovechamiento responsable de su fibra. Su modelo, que articula tradición, innovación y desarrollo local, acaba de ser reconocido en Creatividad Empresarial 2025 de la UPC, evidenciando el impacto que generan en la preservación de esta especie y en las comunidades altoandinas que la protegen.
El proyecto de KUNA: el valor del chaccu para repoblar las vicuñas peruanas
Este año, el premio distinguió a KUNA con el premio a impacto ambiental por su proyecto “Vicuña: El rescate de una especie”.
La obtención de la fibra de vicuña se realiza mediante el chaccu, técnica ancestral que consiste en capturar temporalmente a los animales, esquilarlos en vivo y liberarlos nuevamente. Este método, transmitido de generación en generación, asegura la protección de la especie y el equilibrio del ecosistema.
KUNA ha integrado este conocimiento tradicional con prácticas modernas de sostenibilidad, uniendo ciencia, trazabilidad y trabajo comunitario.
“En KUNA trabajamos de la mano con las comunidades altoandinas para asegurar que la fibra de vicuña se obtenga respetando su ciclo natural y promoviendo prácticas que preserven este patrimonio vivo”, señaló Diego Saca, Director de Marketing de Incalpaca. Añadió que esta visión les permite transformar la fibra “de principio a fin en suelo peruano”, fortaleciendo la industria local.
Un proyecto que impulsa desarrollo y recuperación ambiental
El reconocimiento de Creatividad Empresarial 2025 destaca un logro concreto: gracias al manejo sostenible, la población de vicuñas pasó de cerca de 5,000 a más de 280,000 ejemplares en las últimas décadas.
Este crecimiento ha convertido la actividad en un motor para cientos de familias altoandinas, generando ingresos, fortaleciendo la identidad cultural y preservando un recurso único en el mundo.
El proyecto “Vicuña: El rescate de una especie” demuestra que la conservación puede ir de la mano con el desarrollo local, siempre que se priorice el respeto por los animales, la participación comunitaria y la gestión responsable.
Este mes conmemorativo recuerda que proteger a la vicuña es proteger un patrimonio cultural y natural. Las fibras obtenidas de forma responsable permiten crear prendas exclusivas que KUNA ofrece bajo altos estándares de calidad y sostenibilidad, disponibles en tiendas físicas y en su plataforma online.









