África ha alcanzado un punto crítico en la lucha contra el cambio climático. Un estudio publicado en Scientific Reports revela que los bosques del continente han dejado de funcionar como sumideros de carbono y ahora emiten más CO₂ del que capturan. La deforestación y la degradación forestal están provocando la pérdida anual de 106.000 millones de kilogramos de biomasa, un volumen equivalente al peso de 106 millones de automóviles.
La investigación, liderada por el National Center for Earth Observation y un consorcio de universidades del Reino Unido, confirma que este giro se aceleró después de 2010, impulsado por la expansión agrícola, la tala maderera y la construcción de infraestructura en países como la República Democrática del Congo, Madagascar y naciones de África occidental.
¿Por qué los árboles de África no retienen carbono?
Para evaluar la magnitud del deterioro, los científicos emplearon tecnología satelital de última generación, como el láser espacial GEDI de la NASA y los radares ALOS de Japón, combinados con algoritmos de aprendizaje automático. Este enfoque permitió detectar pérdidas de cobertura arbórea que antes pasaban desapercibidas y reconstruir más de una década de variaciones en la biomasa aérea.
Aunque las zonas de sabana mostraron un ligero aumento de vegetación, estas ganancias no compensan la destrucción de los bosques maduros, que son los que realmente almacenan carbono. En consecuencia, el continente ha dejado de retener CO₂ y ahora se ha convertido en una fuente neta de emisiones.
El profesor Heiko Balzter, director del Institute for Environmental Futures de la Universidad de Leicester, advierte que este hallazgo complica los esfuerzos globales por frenar el calentamiento:
“Si los bosques de África dejan de absorber carbono, otros territorios deberán recortar aún más sus emisiones para mantener vivo el objetivo de limitar el calentamiento global a 2 °C. No hay margen”, señala.
El estudio coincide con los compromisos adoptados en la COP30, donde se anunció el Tropical Forests Forever Facility, un mecanismo destinado a movilizar miles de millones para proteger los bosques intactos del planeta. Sin embargo, la coautora Nezha Acil alerta que la gobernanza forestal sigue siendo débil en gran parte de África, debido a la tala ilegal, la falta de personal y la ausencia de alternativas económicas sostenibles.
La pérdida de bosques tiene efectos profundos: acelera la desaparición de especies, altera el ciclo del agua, intensifica incendios, degrada suelos y afecta directamente a comunidades que dependen del bosque para su sustento.
El investigador Pedro Rodríguez-Veiga, hoy parte de la empresa Sylvera, destaca que los resultados del estudio aportan transparencia al mercado voluntario de carbono, donde la credibilidad de algunos proyectos ha sido cuestionada. Si África pasa a ser un emisor neto, advierte, las estrategias globales de compensación deberán replantearse.
La restauración y protección de los bosques africanos es urgente. Solo así podrán volver a actuar como sumideros naturales esenciales para estabilizar el clima y cumplir los objetivos globales de reducción de emisiones.









