Eduardo Venegas Villanueva
Jefe de Comunicaciones de ISM Perú – Chile
Corrupción, robos, tráfico, estafas, colas, pobreza, contaminación y demás palabras se escuchan todos los días en los noticieros sin que cambie el panorama a corto plazo. Desde que tengo uso de razón, las malas noticias se apoderan de casi el 90% de todos los programas informativos, el 10% restante varía entre lo deportivo y una que otra nota curiosa que de vez en cuando sale.
Estamos a puertas de conmemorar los 200 años de nuestra independencia, con una crisis sanitaria, una economía muy golpeada, con más pobres y desempleados que urgen de soluciones y oportunidades. Podemos continuar tomando analgésicos políticos, que no curan, ni solucionan los principales problemas y que únicamente sirven como paliativos. Esto nos mantiene inmersos en un círculo vicioso del que -hasta hoy- no hay salida.
El COVID-19 ha puesto en evidencia las dificultades que presentan los países cuyos presupuestos en salud y educación son mínimos. De nada nos ha sirve ser la mejor economía de la región, si no podemos educar, cuidar y alimentar mejor a la próxima generación de peruanos. Si continuamos añorando el recuerdo de las épocas de bonanza, a los mismos héroes de hace dos siglos y no somos capaces de romper esquemas para transformar una nueva sociedad, pasarán otros 200 años más en vano.
Tenemos la responsabilidad moral de construir un país que empuje hacia una misma dirección, de renovar el cuadro de peruanos ilustres, empresas con propósitos de trascendencia, donde la sostenibilidad sea la única bandera por levantar. El reto empuja y compromete, principalmente, a la generación de los millennials a pensar y actuar con el fin de modernizar al Estado, por hacer más transparentes nuestros actos, por fiscalizar y comprometernos a que las cosas sucedan y a renovar con responsabilidad a nuestras autoridades.
En un estudio realizado en mayo por UBS Investor Watch, donde entrevistaron a más de 3,700 inversores de 15 países a nivel mundial, el 86% de millennials latinoamericanos si bien ve la crisis con cautela, creen que hay varias oportunidades para invertir en negocios sostenibles y en acciones filantrópicas, muy diferente a las percepciones de las personas mayores.
Somos una generación que se identifica con el cuidado del planeta, que piensa en el reciclaje como una necesidad y busca alternativas de solución a la generación de residuos. Se plantea modelos circulares de organizaciones y se compromete a apoyar causas benéficas y de voluntariado.
Las empresas existentes y las nuevas deben crecer obligatoriamente bajo una triple mirada: económica, social y ambiental donde los colaboradores se identifiquen con el propósito y trabajen por trascender en todo sentido. Parece un sueño, pero debe ser una necesidad, en donde, si se trabaja con pasión, podemos hacerlo realidad.
Esa es la responsabilidad social que debemos emprender como ciudadanos, esa es la sostenibilidad que debemos construir para ser más justos y solidarios. Nuestro propósito debe convertirnos en mejores ciudadanos y mejores personas, donde gane nuestra familia, el entono que construimos y -principalmente- nuestro tan querido y necesitado Perú.