Por Stakeholders

Lectura de:

Bill Gates ha dicho que el Perú debe recibir menos ayuda internacional. En lugar de molestarnos, los peruanos deberíamos estar profundamente agradecidos con él.

El fundador de Microsoft le dijo al diario El País que “cuando ayudas a países como Perú, un país de ingresos medios, con diez mil dólares de renta per cápita, mientras hay niños muriendo de malaria y gente que no consigue medicinas para el sida, debes preguntarte por qué le ayudas”.

Primero, los peruanos debiéramos agradecerle a Gates que nos tenga en el mapa. En su mapa, que es el mapa que muchos usan para orientarse en el mundo. Cada comentario suyo tiene un tremendo rebote periodístico mundial, por lo que ayer mucha gente en el mundo debe haber recibido una noticia sobre nuestro país.

Segundo, es una noticia magnífica. No es una desgracia, ni una calamidad, ni una inundación, ni la captura de un terrorista, ni la muerte de un turista extranjero, ni el hallazgo de otro político corrupto. No. El comentario de Gates es que el Perú ya es un país de ingresos medianos y no bajos como hace unos años.

El PBI per cápita peruano actual es de US$5,400, aunque si se mide en términos de paridad adquisitiva –lo cual estabiliza las diferencias del costo de vida– se acerca a los US$10 mil aludidos por Gates.

Este indicador promedio oculta, sin embargo, enormes desigualdades. Entre el refinamiento de las casas de playa de Asia, y el distrito cusqueño de Omache, donde ocho de cada diez niños menores de cinco años sufre desnutrición crónica infantil, hay, digamos, una diferencia que lleva al ansiado desafío de la inclusión social.

Pero lo cierto es que los promedios mandan y Gates solo ha constatado lo que ya ocurre: debido a la mejora experimentada en los últimos años por el Perú, y a su efecto positivo en la renta per cápita –habiendo pasado de un país de ingresos medios bajos a uno de ingresos medios altos–, la cooperación internacional se ha reducido y, en algunos casos, desaparecido.

Más que ayuda internacional, el Perú necesita atraer inversión privada –nacional y extranjera– que promueva el crecimiento y esto, a su vez, un progreso inclusivo y amplio.

Yo no quiero limosna para mi país, quiero que desarrollemos nuestra propia capacidad de construir nuestro futuro. Esto requiere reformas cruciales como las políticas ya definidas en competitividad e inclusión social, o las aún inexistentes como las de seguridad ciudadana.

Por ello, lo mejor que ha dicho el fundador de Microsoft es decirle al mundo que “el Perú podría ser tan rico como un país europeo”. Siendo un tío que sabe de qué habla cuando habla de crear riqueza, los peruanos solo podemos decirle thank you, Bill.

Fuente: La República







Continúa con tu red social preferida

Al continuar serás un suscriptor gratuito

O continúa tu correo.

Escriba su correo electrónico con el que se suscribió para acceder

Suscríbete

Ya me suscribí.