La ola de la “Responsabilidad Social” está llegando al mundo de las instituciones de educación superior en el momento propicio en que necesitamos…
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1. Impactos organizacionales: ¿Cómo debemos vivir en nuestra universidad en forma responsable, en atención a la naturaleza, a la dignidad y bienestar de los miembros de la comunidad universitaria (estudiantes, docentes, personal no docente)?
2. Impactos educativos: ¿Cómo debemos estructurar los programas curriculares y los métodos de enseñanza-aprendizaje para formar profesionales ciudadanos, agentes de progreso social y ambiental?
3. Impactos cognitivos: ¿Qué tipo de conocimientos producimos, para qué y para quiénes? ¿Y cómo atender las carencias cognitivas que reproducen las injusticias y desequilibrios sociales y ambientales?
4. Impactos sociales: ¿Qué papel asumimos en el entorno social, con quiénes y para qué? ¿Cómo la Universidad puede ser, desde su función y pericia específica, un actor partícipe de un desarrollo más justo y sostenible?
Estamos en los inicios de este desafiante camino, empezando a definir las estrategias, herramientas de gestión e indicadores de desempeño de la RSU. Recientemente ha avanzado más el tema de la sostenibilidad ambiental en los campus universitarios, con diversas iniciativas en el mundo anglosajón y también en Iberoamérica. Por ejemplo, la Universidad Politécnica de Cataluña organizó en octubre la quinta conferencia internacional de la red EMSU (Environmental Management for Sustainable Universities).
Pero falta todavía mucho a nivel de la gestión social del conocimiento, así como la inclusión de métodos de enseñanza que privilegien la participación social y la adquisición de valores de solidaridad, abriendo los salones de clase hacia el entorno. La dificultad es de alinear y articular todos los procesos internos de la universidad (académicos y administrativos) hacia la Responsabilidad Social. Tarea transversal laboriosa en una institución nacida en el mundo feudal y que se estructura generalmente en departamentos muy compartimentados (Escuelas, Facultades, Laboratorios, etc.).
Al igual que en el mundo empresarial, la Responsabilidad Social puede ser tratada en el mundo universitario en forma seria o meramente cosmética. Si el interés cortoplacista constituye el principal freno en las empresas, las rutinas institucionales y las resistencias al cambio por parte de los docentes podrían ser las barreras más difíciles de tumbar en el caso de esta institución milenaria. Las universidades saben enseñar… ¿sabrán aprender?