La pandemia por la COVID-19 ha impulsado al sector privado a tener más en cuenta criterios de sostenibilidad en sus respectivos modelos de negocio, revela el último informe de la institución financiera ING, en colaboración con la empresa Longitude del Financial Times.
La metodología del estudio, titulado «Now or never: A new bar for sustainability«, se basó en una serie de encuestas aplicadas a un cierto número de organizaciones de alcance global: 450 empresas provenientes de siete sectores y 100 inversores institucionales. Entre los principales hallazgos, se encuentra que un 57 % de las empresas sondeadas señalan trabajar con mayor énfasis en relación a una transformación ecológica de sus actividades. Esta aceleración responde a una mayor exigencia de los inversores en cuanto al logro de objetivos medioambientales.
En esa línea, se encuentra que el 72 % de inversores encuestados indican preocuparse más por la transparencia de la información que brindan las empresas respecto a estos objetivos, por lo que se demuestra además el aumento del interés sobre criterios de ESG (Ambiental, Social y de Gobierno).
Transición climática y finanzas sostenibles
Dentro de estos mismos aspectos se revela que el cuidado de la salud y el bienestar de los empleados es una prioridad para el 33 % de las empresas este 2021. A ello se añade la búsqueda de la reducción de emisiones contaminantes, importante para el 30 % de ellas. Los inversionistas también consideran estos puntos, aunque valorizan más las cadenas de suministro sostenibles.
Por otro lado, más de la mitad de las empresas del sector energético (61 %) manifestaron esperar medidas por parte de los gobiernos para intensificar los riesgos de transición climática, los cuales derivan de instrumentos como los impuestos de carbono, sistemas de transportes eléctricos y demás.
Asimismo, el sondeo revela que el 73% de las empresas señalan que mecanismos de las finanzas sostenibles son más eficientes a la hora de adoptar métricas de responsabilidad interna. Los bonos verdes o préstamos destinados al desarrollo sostenible son una gran alternativa.
Finalmente, el 48 % de los inversores ven en estos mecanismos una vía importante para avanzar en la transición ecológica de empresas intensivas en carbono. Por el contrario, el 26% de inversores se muestra en desacuerdo.