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El 28 de julio pasado, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), en su sexagésimo cuarto período de sesiones, aprobó una resolución presentada por Bolivia que reconoce el derecho al agua potable segura y al saneamiento como "un derecho humano", colocando al agua como elemento esencial para el goce pleno de la vida y de todos los Derechos Humanos.

La Asamblea señaló su profunda preocupación con respecto al poco acceso que muchas poblaciones tienen al agua potable. Según cifras actuales, existen  884 millones de personas que carecen de acceso al agua potable segura, 2,6 mil millones de personas carecen de acceso al saneamiento. Además, aproximadamente 1.5 millones de niños menores a los 5 años de edad mueren y 443 millones de días escolares se pierden cada año por enfermedades relacionadas al agua y al saneamiento. Por eso reconocen la importancia del agua potable, limpia, segura y equitativa y del saneamiento como componentes integrales para la realización de los Derechos Humanos. 

Cabe señalar, que actualmente en las zonas rurales del Perú, más de 3,3 millones de personas no tienen acceso al agua potable y 6,2 millones carecen de una adecuada eliminación sanitaria de excretas y aguas residuales (1).

Luego de 15 años de debates, la propuesta recibió el respaldo de 122 países, mientras que ninguno votó en contra, aunque se registraron 41 abstenciones. sobre todo de países industrializados como Estados Unidos, Australia, Corea del Sur, Gran Bretaña, Holanda, Israel, Japón, Suecia entre otros.

La Asamblea reafirmó la responsabilidad de los Estados de promover y proteger todos los Derechos Humanos, que son universales, indivisibles, interdependientes, interrelacionados y deben ser tratados globalmente de manera justa y equitativa en igualdad de condiciones y con el mismo énfasis.

También señala, la determinación de los Jefes de Estado y Gobierno expresada en la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, de reducir a la mitad, -para el 2015-, la proporción de personas que no pueden acceder al agua potable y de reducir a la mitad la proporción de las personas sin acceso al saneamiento, tal como fue acordado en el Plan de Acción de Johannesburgo, donde se declara el acceso al agua potable segura y al saneamiento como un derecho.

Finalmente la Asamblea de la ONU llama a los Estados y Organizaciones internacionales a proveer recursos financieros, construcción de capacidades y transferencia tecnológica, a través de asistencia y cooperación internacional, en particular a los países en desarrollo, para aumentar los esfuerzos en el suministro de agua potable, segura y saneamiento para todos.

En la presentación el embajador de Bolivia ante la ONU, Pablo Solón, señaló: "Tenemos que mandar un mensaje claro al mundo de que el acceso al agua potable y al saneamiento son un derecho básico y que hay que hacer todo lo posible para que sean una realidad". Recordó que la resolución también insta a todos los países y las organizaciones internacionales a proporcionar los recursos financieros y las transferencias de tecnología necesarias para proporcionar un acceso universal "económico" al agua potable y al saneamiento.

El problema es relevante porque el agua dulce es un recurso limitado.  Si bien el agua cubre el 75% de la superficie terrestre; el 97.5% del agua es salada y sólo el 2.5% es dulce. Pero no solo ello. Los casquetes de hielo y los glaciares contienen el 74% del agua dulce del mundo y la mayor parte del resto se encuentra en las profundidades de la tierra o encapsulada en la tierra en forma de humedad. Sólo el 0.3% del agua dulce del mundo se encuentra en los ríos y lagos y, para uso humano se puede acceder a menos del 1% del agua dulce superficial y subterránea del planeta (2). En 25 años, es posible que la mitad de la población del mundo tenga dificultades para encontrar agua dulce en cantidades suficientes para consumo y riego. Las condiciones pueden llegar a empeorar en los próximos 50 años, a medida que aumente la población y que el calentamiento global perturbe los regímenes de precipitaciones.

No obstante, en el “Informe sobre Desarrollo Humano 2006, Más allá de la escasez: Poder, pobreza y la crisis mundial del agua”, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se señala que: “Algunos analistas tratan los desafíos globales del agua como un problema de escasez. El espíritu de Thomas Malthus, que en el siglo XIX desconcertó a los líderes políticos al predecir un futuro de escasez de alimentos, está cada vez más presente en los debates internacionales sobre el agua. Según este argumento, con el aumento de la población y la demanda mundial del agua, el futuro apunta hacia una “sombría aritmética” de escasez. Rechazamos este punto de inicio. La disponibilidad del agua es una preocupación para algunos países. Pero la escasez de la crisis mundial del agua nace de la desigualdad, la pobreza y el poder, no de la disponibilidad física” (3). Así el problema de fondo es un asunto político, y debe ser abordado como tal.

La aprobación de este derecho es un avance histórico, pues podrá ser exigido por los pueblos a sus respectivos gobernantes. El reconocimiento del derecho humano al agua y saneamiento constituye un paso indispensable, aunque la resolución no tenga carácter vinculante, en los esfuerzos para proveer agua y saneamiento a todos y todas, priorizando a las poblaciones más excluidas y pobres. Sin embargo, será muy importante que los gobiernos que no apoyaron la resolución adoptada por la ONU recapaciten y apoyen esta resolución que es un hito en la lucha por los derechos humanos.

Notas

(1) http://www.vivienda.gob.pe/pronasar/qs.html

(2) Distribución del Agua de la Tierra. PNUMA. 2003

(3) PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano 2006, pág. 2

Fuente:
Contenido: http://www.noticiasser.pe







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