El agua envasada es, dentro del sector de la alimentación, el producto que más ha crecido en los últimos 50 años. De hecho, es el más consumido a nivel mundial. Hoy, la mayoría de las personas compra una botella de agua.
A pesar del considerable consumo de refrescos —una cifra que estremece a todo el mundo—, desde 2016 y en EE. UU., el consumo de agua envasada supera por mucho al de las otras bebidas (y no se espera que pare).
Este negocio lucrativo es un producto imprescindible para la vida; la materia prima es especialmente barata; y se rodea de un marketing encargado de convencer a los consumidores que están ante un producto exclusivo de importantes cualidades —cuando no es así— frente a su injustamente minusvalorado competidor: el agua de caño, que es gratis.
En España, la ANEABE (Asociación de Aguas Minerales de España), aglutina y representa a la mayor parte de las empresas españolas de agua envasada desde hace más de 40 años. La organización defiende los intereses del sector y lucha por minimizar sus amenazas; la principal, la cuestión medioambiental vinculada a la comercialización de su producto.
A pesar de que hay estudios que sostienen que el agua envasada es 3.500 veces más contaminante que el agua de caño, Irene Zafra, secretaria general de la asociación, afirma que se trata de dos productos complementarios. “Ninguno puede sustituir al otro: desde el sector apoyamos las aguas del grifo de calidad. Consideramos que el agua mineral es una alternativa o un complemento al agua del grifo, igual que el resto de las bebidas. El agua mineral tiene unas condiciones de pureza, calidad y seguridad que la diferencian claramente de la del grifo que necesariamente tiene que ser tratada (con cloro y otros desinfectantes)”.
La inmensa factura medioambiental
Consumir agua envasada tiene otro coste, el plástico que se emplea y que además apenas se recicla. De acuerdo con el informe de la Universidad de las Naciones Unidas (Canadá) titulado “Industria mundial del agua embotellada: una revisión de su impacto y tendencias” cada minuto, se venden en el planeta un millón de botellas de plástico.
A este ritmo y considerando todas las fuentes, cada año se producen 400 millones de toneladas de plástico y el agua envasada contribuye con el 5,5%. El 97% envasada en plástico, del que el 80% es PET —tereftalato de polietileno— introducido por Nestlé en la década de los 90, del que solo se recicla el 15%: hablamos de 25 millones de toneladas —25.000 millones de kilos— de residuos en todo el mundo en 2021.