Durante los últimos años, la preocupación ambiental se ha ido incrementando, lo cual es razonable y plausible, pues la población empieza a evaluar cada vez más qué es lo que considera importante para proveerse bienestar. En ese sentido, queremos contribuir al debate presentando las ventajas del cobre para cuidar la vida y preservar nuestra salud.
¿Sabía usted que la deficiencia de cobre en el organismo produce anemia, por lo tanto déficit de atención en los educandos, lo que en el largo plazo reduce las potencialidades futuras de la persona? Entonces, volvamos a repensar acerca de las virtudes de este noble metal, el cual se encuentra abundantemente en nuestro territorio.
Lo afirmado líneas arriba fue descubierto en nuestro país –acá tenemos otro motivo de orgullo- por científicos peruanos del Instituto de Investigación Nutricional (1961). Ellos se percataron de que una leche en etapa de investigación producía anemia, la cual no mejoraba con el tratamiento usual (hierro oral). Por ese motivo, decidieron investigar los componentes de la leche y encontraron que le faltaba uno, el cobre. En cuanto se incrementaron los niveles de cobre en la leche la anemia desapareció. Otra vez, el rojo metal se hizo presente en la mejora de la calidad de vida.
Pero aún hay más, el cobre es antimicrobiano, fungicida y bactericida. Y ¿qué es eso? Bueno, les comento, que en los centros de salud y hospitales suelen presentarse infecciones producidas por bacterias muy resistentes, las que se conocen como infecciones nosocomiales. Estas infecciones, contraídas en los hospitales, son perjudiciales para los pacientes y, en ciertos casos, para los parientes y demás visitantes que acuden a dichos nosocomios.
Entonces ¿qué hacemos?, primero, no desesperarnos; segundo, investigar para prevenir; y tercero, difundir y proveer opciones económicamente razonables para superar los riesgos para nuestra salud. Todo esto se está haciendo y ya existen resultados positivos.
Como comprenderán, un paciente acude a un hospital para curarse o mejorarse de algún padecimiento, pero qué sucede cuando su permanencia en el centro de salud se prolonga por razones intrahospitalarias; el costo de recuperación del paciente se incrementa, así como su padecimiento y pierde su capacidad productiva por un tiempo mayor, sin contar con que pudiese morir.
En EEUU, el costo de salud de un paciente infectado puede variar desde los $10,000 hasta los $50,000, lo que demuestra cuán importante era financiar la investigación para determinar cuáles son las zonas de mayor riesgo en los hospitales y se encontró lo siguiente: las barandas, los pasamanos, las mesas, las sillas, el instrumental médico de soporte, etc., y todo aquello con lo que -en general- tomamos contacto puede contener bacterias, las cuales producen los problemas ya comentados.
Afortunadamente, contamos con el cobre, metal que ha sido calificado por la Agencia Ambiental de los EEUU como bactericida, pues inhibe el desarrollo de las bacterias y reduce sustancialmente la presencia de ellas, estamos hablando de más del 99 por ciento en tan solo dos horas.
Bueno, ya sabemos que el cobre es beneficioso. Ahora, hay que obtenerlo y una vía es el consumo de alimentos ricos en cobre, tales como menestras, habas, mariscos, carnes res, pollo, cerdo y el delicioso chocolate. Pero para evitar las infecciones nosocomiales, se necesita en los hospitales mobiliario que tenga cobre como compuesto principal, esto nos lleva a requerir un volumen mayor de este metal y dicho volumen sólo puede conseguirse por medio del hallazgo de nuevos yacimientos, así como a través del desarrollo y fortalecimiento de nuestra industria minera de cobre.
Por: Guillermo Vidalón