
El banco Itaú, la mayor entidad financiera privada de Brasil, ha despedido a más de mil empleados en São Paulo tras detectar prolongados periodos de inactividad en sus ordenadores durante las jornadas de teletrabajo. Un informe interno de productividad reveló casos de hasta cuatro horas sin movimiento en los equipos, lo que la entidad consideró señal de baja productividad.
Itaú explicó que la medida busca garantizar la eficiencia de su modelo híbrido, que combina trabajo presencial y remoto, y forma parte de una estrategia de reorganización interna en un contexto económico desafiante. De acuerdo con la entidad, aproximadamente el 40% de la plantilla trabaja presencialmente y el 60% en modalidad híbrida, con una obligación mínima de ocho días en oficina al mes.
La decisión ha generado fuerte rechazo entre sindicatos y representantes de los trabajadores. La Federación de Bancarios de São Paulo criticó el criterio, calificándolo de “simplista” e inadecuado para reflejar la complejidad del trabajo remoto. Señalan que periodos sin actividad en un ordenador no implican necesariamente falta de labor: los empleados pueden estar en reuniones telefónicas, revisando documentos físicos, coordinando tareas o solucionando problemas de conexión.
Además, el sindicato advierte que la medida no considera pausas necesarias, posibles fallos técnicos o situaciones de salud, y denuncia que el teletrabajo está siendo usado como pretexto para intensificar la vigilancia digital de forma abusiva.
Actualmente, el sindicato analiza acciones legales y exige la readmisión de los afectados, así como la negociación de criterios claros y transparentes para evaluar desempeño en el marco del trabajo híbrido. Este caso evidencia un debate creciente sobre cómo equilibrar productividad, eficiencia y derechos laborales en la era digital.