costa verde

Por Stakeholders

Lectura de:

DR. ROLANDO ARELLANO CUEVA
Arellano Consultoría para Crecer
Miembro del Comité organizador del CADE 2021

¿Cómo llegamos al Bicentenario? fue la pregunta que se nos planteó para el CADE 2021. Llegamos en medio de 3 grandes problemas y con la fuerza empresarial de los peruanos que será el motor para crecer en el futuro. Veamos.


El primer problema fue el de la pandemia del COVID-19, con grandes pérdidas de vidas humanas y un inmenso perjuicio a la economía y a las empresas. Las cuarentenas dadas por el gobierno, las restricciones a la producción y a la prestación de servicios que requerían de contacto personal, ocasionaron un retroceso inmenso para todos. Nunca antes en la historia el sector empresarial tuvo que enfrentar un problema de esa magnitud, que afectó a empresas chicas, medianas y grandes y en especial a aquellas que tenían un trabajo con relacionamiento social. Felizmente sectores como la agroindustria y la minería pudieron reaccionar rápidamente y se convirtieron en el único eje de ingresos importantes para el país.


A ese problema se añadió la inflación mundial. La subida del petróleo y de las materias primas ocasionó alza de precios del transporte y los alimentos. Aquí subió el maíz importado y puso en jaque a las productoras del pollo, emblemático de la alimentación peruana. Y si el pollo y el pan afectaron a las familias, el sector empresarial tuvo que administrar la situación macroeconómica más temida por los economistas: estanflación. Subida de precios con disminución de la demanda.


A esos dos jinetes de este cuadro apocalíptico, se sumó un tercero. El de la inestabilidad política, de un proceso electoral sui generis, que acabó con el acceso al poder de un candidato poco afecto a la libertad económica. La división del país en dos grupos casi simétricos de votantes y la desconfianza de quiénes no vieron ganar a su candidato, generaron una retracción de la inversión de corto plazo y un temor a comprometer inversiones de mediano plazo. La subida del dólar a cifras récord de los últimos 20 años, fue el mayor símbolo del tercer gran problema.

Felizmente esta triple amenaza encontró al país con la fortaleza del gran crecimiento ocurrido en los primeros 20 años del Siglo XXI. Crecimiento que hizo salir de la pobreza a cuatro de cada seis peruanos y permitió qué el estado tuviera la mayor cantidad de reservas internacionales de toda su historia. Con esa fuerza se pudo dar bonos de emergencia a las familias, subsidiar precios al gas y de otros productos, apoyar los salarios de las pequeñas empresas, comprar vacunas, oxígeno y más.

¿Cuál fue la razón de ese crecimiento? Más que más que el buen precio de las materias primas, que ya se había visto con el guano, el salitre y el caucho; o la acción de los gobiernos, la causa fundamental de este fortalecimiento, fue el trabajo de millones de peruanos que tomaron en sus propias manos. Sin esperar un empleo qué no existía ni la ayuda de un gobierno ineficiente, millones de familias generaron empresas, formales e informales, que les dieron ingresos para alimentar y luego crecer.


Sin ese “milagro”, el Perú, qué es hoy el país con la mayor tasa de empresas por habitante en el mundo, hubiera tenido un bicentenario aún más triste del que le tocó vivir. Ese sentimiento empresarial creemos además que es, si lo potenciamos trabajando juntos, la esperanza para el tricentenario, que comienza hoy.







Continúa con tu red social preferida

Al continuar serás un suscriptor gratuito

O continúa tu correo.

Escriba su correo electrónico con el que se suscribió para acceder

Suscríbete

Ya me suscribí.