Por Stakeholders

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Indiscutiblemente el avance de la tecnología generó innumerables cambios en la vida cotidiana. El notable incremento de los estándares de confortabilidad y de las expectativas de vida, la simplificación…

Indiscutiblemente el avance de la tecnología generó innumerables cambios en la vida cotidiana. El notable incremento de los estándares de confortabilidad y de las expectativas de vida, la simplificación de los procesos de producción así como de las tareas diarias, y, respecto de las comunicaciones, el hecho de que se han visto mayormente liberadas de los obstáculos de tiempo y espacio. No obstante, la cara menos amable del avance tecnológico se manifiesta en un crecimiento exponencial de los desechos electrónicos (computadoras, celulares, televisores, electrodomésticos, etc.), problema que hoy deben enfrentar tanto los países desarrollados como las naciones en desarrollo. El portal educ.ar presenta una propuesta a esta situacion articulando el problema de la basura electrónica con la igualdad educativa y la educación con nuevas tecnologías.
 
La advertencia de las organizaciones ecologistas es creciente y contundente: la basura electrónica vertida a cielo abierto es altamente contaminante; los metales, componentes de los aparatos electrónicos, tienen una gran capacidad de persistir en el medio ambiente.

Los efectos sobre la salud de los seres humanos van de la mano con el daño ejercido sobre el medio ambiente al contaminar la tierra y el agua que bebemos. Profesionales de la salud detallan los problemas que suponen para el organismo materiales como el plomo (perturbaciones en la biosíntesis de la hemoglobina y anemia, incremento de la presión sanguínea, daño a los riñones, abortos, perturbaciones del sistema nervioso y disminución de la fertilidad del hombre), el arsénico (veneno letal), el selenio (desde sarpullido e inflamación de la piel hasta dolores agudos), el cadmio (diarrea, dolor de estómago y vómito severo, fractura de huesos, daños al sistema nervioso, e incluso puede provocar cáncer), el cromo (erupciones cutáneas, malestar de estómago, úlcera, daños en riñones e hígado y cáncer de pulmón), el níquel (afecta los pulmones, provoca abortos espontáneos).

Los desafíos a enfrentar son variados, aunque principalmente son tres las cuestiones que hoy ocupan la atención de los expertos en el tema. El reciclaje de los aparatos en desuso, consistente en la separación de los residuos tóxicos y el aprovechamiento de los materiales que pueden ser reutilizados, la creación de una legislación adecuada que haga hincapié en la llamada “responsabilidad extendida del productor” y la producción de bienes electrónicos cuyos componentes sean más “amigables” con el medio ambiente.

El reaprovechamiento de los metales contenidos en la chatarra electrónica se vislumbra como un buen negocio. Según especialistas, “los desechos de ordenadores y móviles contienen metales preciosos”, lo que abre una nueva y rentable industria internacional que exige, sin embargo, reglas estrictas de operación porque es sumamente tóxica. Los expertos aseguran que en los artefactos electrónicos hay metales como oro, plata, paladio, iridio, germanio y cobre. “Una tonelada de computadoras (equivale a unas 83 máquinas) tienen entre 200 y 300 gramos de oro. Y una tonelada de monitores tiene entre 150 y 200 gramos de oro”. A diferencia del papel, que solo puede reciclarse entre tres y ocho veces, el oro y el resto de los metales preciosos pueden reaprovecharse infinitamente.

Los ecologistas declaman que “es posible hacer productos limpios, durables, que sean actualizables, reciclables y fáciles de manejar al final de su vida útil y que no terminen como residuos peligrosos en basurales y rellenos contaminando el ambiente”.

Greenpeace en su informe High “Toxic” Tech, de agosto de este año, asegura que “Las nuevas leyes que han sido aprobadas en Europa y en Japón están cambiando la responsabilidad de la gestión de la basura electrónica desde los consumidores, gobiernos locales y gobiernos nacionales hacia las empresas productoras de aparatos electrónicos”.

Estas regulaciones han producido algunos cambios en la fabricación misma de los aparatos electrónicos. Las empresas han comenzado a sustituir las sustancias altamente tóxicas por otras más amigables con el medio ambiente, a la vez que van rediseñando sus productos con el objetivo de “hacerlos más fáciles y seguros al momento de desmantelar y reciclar”, logrando asimismo una considerable baja en los costos a la hora del reciclado.

Las Directivas Europeas sobre Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos “hacen a los productores responsables de recuperar sus residuos cuando son descartados, a partir de agosto del 2005”.

Sin embargo los países en desarrollo no muestran avances en lo que a materia de legislación se refiere, aunque sí se aprecia un crecimiento exponencial de los residuos electrónicos, como en las naciones desarrolladas.

En la Argentina no existe aún una normativa específica respecto del tratamiento de la basura electrónica, lo cual implica que el procesamiento de este tipo de residuos no se efectúa de forma adecuada. Muchos de los residuos que en los países desarrollados son considerados y tratados como altamente contaminantes y peligrosos para el medio ambiente, en la Argentina son tratados como residuos domiciliarios. Si bien la Ley de Residuos Peligrosos 24.051 contempla, en parte, a la basura electrónica como desechos contaminantes y peligrosos para el medio ambiente, no existe un sistema reglamentado y específico para su tratamiento. Un ejemplo de lo mencionado son las baterías de los celulares, que contienen cadmio y no son tratadas como residuos especiales, por lo que son enterradas como "domiciliarios".

En base a la normativa de la Unión Europea respecto del tema del e-scrap, el senador Daniel Filmus, actual presidente de la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Senado de la Nación, presentó un proyecto de ley para regular el adecuado tratamiento de los desechos electrónicos la Argentina, considerando los diversos aspectos que son tenidos en cuenta en la normativa mundial: producción de los bienes, reúso, reciclado y recolección de los mismos. Esta normativa está en vías de aprobación y se vislumbra como el principio del camino para que los aparatos electrónicos descartados no vayan a parar a los rellenos sanitarios.

La propuesta de educ.ar

Educ.ar está implementando un programa de donación de computadoras recicladas a escuelas de la Argentina. Este proyecto articula la problemática del reciclaje con otras líneas como la igualdad en el acceso a las tecnologías y la educación con TIC.

Reciclado para el aula es un programa de entrega masiva de computadoras a escuelas públicas y organizaciones de la sociedad civil trabajan en la promoción social de sectores desfavorecidos. Las computadoras serán donadas por distintas empresas que renuevan su equipamiento informático. Educ.ar S. E. las reacondicionará en su taller-escuela, y las entregará a las escuelas y otras instituciones, a las que brindará además apoyo y acompañamiento pedagógico. Entre otros objetivos sociales y educativos este programa busca contribuir a generar una cultura del reúso y reciclaje del material electrónico, con la consecuente protección del medio ambiente.







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