Por Stakeholders

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El informe “Última línea de defensa” de la Global Witness detalla y analiza algunos de los problemas que vienen afrontando las personas defensoras de la tierra y el medio ambiente en el planeta.

La llegada del confinamiento por el Covid- 19 nos trajo la mayor cifra de muertes de personas defensoras de la tierra y el medio ambiente, quienes fueron atacadas directamente en sus hogares en un contexto en el que las medidas de protección de los Gobiernos se redujeron.

El estudio de la organización de derechos ambientales Global Witness revela, asimismo, que en el 2020 fueron asesinadas al menos 227 personas activistas en el tema.

Sin embargo, esta cifra podría ser superior porque, como señala la organización, «nuestros datos sobre asesinatos no reflejan la verdadera dimensión del problema”.

En el informe se menciona que escenarios como la crisis climática, los incendios forestales, las sequías e inundaciones, entre otros, son igual de graves que la violencia que enfrentan las personas y las comunidades que defienden los territorios naturales.

Es decir, a medida que aumenta la crisis climática, también lo hacen las muertes de defensores y activistas, quienes además vienen experimentado amenazas de muerte, violencia sexual, criminalización o arrestos.

Por muchos años, los ambientalistas han ocupado la primera línea de defensa en favor de la lucha contra el cambio climático, desafiando en varias oportunidades a industrias irresponsables que destruyen sin piedad bosques, zonas de biodiversidad, océanos, cielos, etc.

Un escenario variable

La violencia contra los defensores ambientales no es igual en todo el mundo. Países como Colombia, México y Filipinas han sufrido con mayor profundidad los ataques en el último año.

Aunque suene sorprendente, en sus territorios han sucedido más de la mitad de todos los asesinatos reportados en el 2020: Colombia (65), México (30) y Filipinas (29), según en el estudio. 

Estos delitos ocurrieron en un contexto de ataques continuos contra personas defensoras de derechos humanos.

Gobierno pasivos

En la “Última línea de defensa” se reflexiona en que los Gobiernos han evadido e incumplido su mandato de defender y proteger los derechos humanos; además de que en muchos casos han apoyado directamente la violencia contra los activistas o hasta, posiblemente, han sido cómplices de las empresas que actúan de forma desmesurada.

«Esta claro que muchas empresas desarrollan un modelo económico extractivo que prioriza abrumadoramente las ganancias por sobre los daños humanos y ambientales. Este (…) no sólo ha empujado la crisis climática al borde del colapso sino que ha perpetuado el asesinato de personas defensoras”, se indica.

El informe ha dejado en claro que la explotación excesiva que impulsa la crisis climática genera más violencia contra las personas defensoras de la tierra y  el medio ambiente.

Vía Global Witness.








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