Maria Alejandra Carmona, Coordinadora de Comunicaciones, PR y los países andinos, Centroamérica, Cuba y la República Dominicana de Air France-KLM, conversó con Stakeholders sobre los retos y avances de la aviación sostenible en América Latina y en nuestro país.

Por Denisse Torrico

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¿Cómo ha integrado el Grupo Air France-KLM la sostenibilidad en sus operaciones en Perú y la región?

Llevamos más de 20 años trabajando en sostenibilidad dentro del sector aeronáutico. Sabemos que la aviación es responsable actualmente de entre el 4% y 5% de las emisiones globales de CO₂ y, si como aerolíneas no se toman medidas, podría representar hasta el 22% para el 2050. Por eso, trabajamos bajo cuatro pilares fundamentales: modernización de flota, optimización de operaciones, uso de combustible sostenible de aviación (SAF) e intermodalidad.

¿En qué consiste la modernización de la flota?

Estamos invirtiendo más de 2 mil millones de euros para renovar nuestros aviones. Esto nos permitirá reducir hasta un 25% de emisiones de CO₂ y hasta un 60% de huella sonora. También implementamos tecnologías como el rodaje con un solo motor antes del despegue, lo que reduce el uso de combustible.

¿Cuál es el avance respecto al uso del SAF?

El SAF para nosotros es muy importante porque es un combustible que se hace a partir del aceite de cocina reciclado. Actualmente, todos los vuelos desde París (Charles de Gaulle) y Ámsterdam (Schiphol) utilizan un 2% de SAF. Nuestra meta es llegar al 10% para 2030, superando incluso la regulación de la Unión Europea que exige un 6%.

¿Qué barreras enfrenta el SAF en América Latina?

Hoy en día, el SAF cuesta entre cuatro y cinco veces más que el combustible convencional, lo que lo hace menos accesible para muchas aerolíneas. Sin embargo, creemos firmemente en su implementación. En Europa volamos con SAF desde 2011 y en América Latina estamos dando pasos iniciales, como en Colombia, que ya tiene una hoja de ruta para su producción.

¿Y en el caso del Perú, qué se necesita para avanzar en este tema?

Lo primero es crear mesas de trabajo con aerolíneas, ministerios y reguladores. Es clave definir con qué insumos se podría producir SAF en el país. En Latinoamérica somos potencias agrícolas con grandes volúmenes de residuos aprovechables. En Perú, por ejemplo, vemos mucho potencial para desarrollar producción local, siempre con apoyo de actores clave.

¿Qué otras acciones están tomando para reducir la huella de carbono, más allá del SAF?

La electrificación de operaciones en tierra es otro eje. En Schiphol, por ejemplo, todos los vehículos que se movilizan hacia los aviones son eléctricos. También entrenamos a nuestras tripulaciones en ecopilotaje, con tecnologías que permiten optimizar el consumo de combustible sin afectar la experiencia del pasajero. Y, por supuesto, trabajamos en concienciar al pasajero para que viaje de manera más informada y sostenible.

¿Cómo logran equilibrar la expansión comercial con la sostenibilidad?

Se trata de crear conciencia en los pasajeros. La aviación es vital para conectar destinos, pero debemos hacerlo con responsabilidad. A través de espacios como este, buscamos que el pasajero entienda que puede elegir una aerolínea comprometida con la sostenibilidad. Además, ofrecemos opciones para aportar al SAF tanto en el check-in como a través de programas corporativos.

¿Qué objetivos tienen a mediano plazo en la región?

Queremos que se logre producir SAF en Perú. Para nosotros sería un hito. También estamos aumentando nuestras frecuencias de vuelo: desde abril incrementamos con KLM y hasta octubre con Air France operaremos hasta 10 vuelos semanales. Esto demuestra nuestro compromiso no solo con el turismo y la economía del país, sino también con una operación sostenible.

¿Cómo abordan la sostenibilidad desde una mirada integral, más allá del medioambiente?

La sostenibilidad es 360°. No solo hablamos del planeta, también de inclusión y bienestar. Más del 40% de nuestros cargos directivos están ocupados por mujeres. Además, promovemos voluntariados como Air France Act, donde combinamos ayuda ambiental con apoyo a comunidades vulnerables. En Colombia, por ejemplo, desarrollamos proyectos que reúnen voluntarios de Europa y de la región.

¿Cuál ha sido el reto de reportar la sostenibilidad en un sector tan complejo como el aeronáutico?

Definitivamente es un desafío. Muchas veces se cuestiona cómo una aerolínea puede hablar de sostenibilidad, pero justamente por eso lo hacemos. Apostamos por la transparencia y la mejora continua. Llevamos más de 20 años recopilando datos, lo que facilita nuestro trabajo en informes de sostenibilidad. Además, como grupo europeo, estamos sujetos a regulaciones que nos empujan a ir incluso más allá de lo requerido.

¿Qué oportunidades observa en el mercado peruano con el nuevo aeropuerto en construcción?

Perú tiene un gran potencial. Es un país agrícola con muchos recursos que podrían aprovecharse para producir SAF. Además, con el nuevo aeropuerto y el aumento de frecuencias, vemos muchas oportunidades para seguir creciendo, siempre de la mano de la sostenibilidad. La clave está en trabajar juntos: Estado, empresas, organizaciones y ciudadanos.

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