Por Stakeholders

Lectura de:

Por: Guillermo Vidalón
Superintendente de Relaciones Públicas
Southern Perú

Como es de público conocimiento, la preocupación por el agua está trascendiendo el ámbito técnico para alcanzar otros ribetes-; es decir, hay quienes han visto en el tema “Agua” una oportunidad para alcanzar objetivos políticos, a sabiendas de que el “Agua” hoy es un instrumento eficiente de movilización social.

Sobre el particular, las respuestas al tema Agua no pueden provenir exclusivamente desde una visión estrictamente técnica, tampoco será suficiente aquella que, partiendo desde un manejo de comunicación tradicional, pretende acertar en el desmontaje de un claro y definido objetivo político.

Primero que nada, creo que debemos tener en claro que la política en el Perú ha sido y es destructiva de la institucionalidad y, lamentablemente, su experiencia ha sido exitosa. En consecuencia, -para llegar al poder-, existen sectores de la clase política que emplean el reiterado cuestionamiento al orden establecido, sin importar cual fuere. Dicha práctica continua es la que a lo largo de los años ha socavado la confianza social y, por ende, exacerbado la conflictividad social.

Por ese motivo, quienes dicen defender el “Agua” soslayan el debate técnico, no les interesa hallar la opción más adecuada para satisfacer la racional demanda de agua de quienes carecen de la misma, sea para consumo humano directo o para las actividades productivas.

El objetivo es propiciar la “Agitación y Propaganda” para obtener un rédito político en el corto o mediano plazo. Lo peligroso del empleo de esta estrategia es que, tras la bandera reivindicativa del vital elemento, así como del “Cuidado del Ambiente”, podrían agazaparse otros actores que, aprovechando el espacio que otorga la democracia, tengan por objetivo acabar con el sistema de tolerancia y respeto mutuo en la diversidad de opciones y propuestas políticas.

Los grupos subversivos que iniciaron su accionar en los años 80 se dedicaron a la “Agitación y Propaganda” en la década previa, precisamente para ideologizar, sembrar desconfianza y promover la confrontación. Un sector minoritario de la población fue adoctrinado o, como eufemísticamente denominan algunos, “concientizado”, mejor dicho instrumentalizados por dirigencias que ordenaron dar el salto a las acciones “revolucionarias” (léase, extorsión, robo, secuestros, asesinatos selectivos, atentados en contra de la infraestructura pública y privada y; posteriormente, “acciones de masas”) en las que lo último que les importó fue el número de pérdidas de vidas humanas.

También cabe recordar que los sectores políticos que acompañaron la “Agitación y Propaganda” durante los años 70 terminaron “licuados” por quienes les exigían una definición política entre el discurso y la “acción revolucionaria”. Ante el temor generalizado ocasionado por la subversión, la ciudadanía demandaba una acción más decidida (basta revisar las encuestas de entonces) de parte de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Policiales, quienes fueron las encargadas de derrotarlos militarmente. Por entonces, los “licuados” guardaron silencio.

Es bueno recordar la historia reciente del Perú, tanto porque algunos de los actores del pasado se encuentran hoy tras las movilizaciones en “Defensa del Agua”, o porque por desconocimiento algún sector de la población podría estar siendo usado para fines insospechados, o para que la fractura social de la violencia no vuelva a repetirse en el país.

No es simple coincidencia que los “Agitadores del Agua” también se opongan a las privatizaciones como a las concesiones de infraestructura social y productiva, así como a las inversiones de procedencia nacional o extranjera, que se resistan a que el Estado continúe con la implementación de la Carrera Pública Magisterial, o que se nieguen a la supervisión de los Programas Sociales implementados por el Estado.

Estamos ante una decisión de orden político a la cual debe hacérsele frente en todo ámbito donde se manifieste. Sin esa visión estratégica para implementar acciones que contrarresten dicha decisión, los esfuerzos aislados que se hagan terminarán sucumbiendo inexorablemente.








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