El agua residual del mundo —el 80 % de la cual se vierte al medioambiente sin haber recibido un tratamiento adecuado— es un recurso valioso del que pueden recuperarse varios elementos, como agua limpia, energía y nutrientes, de acuerdo con un informe del Banco Mundial publicado hoy para celebrar el Día Mundial del Agua.
En el informe Wastewater: From Waste to Resource (Aguas residuales: De residuo a recurso), se insta a tomar medidas para gestionar las aguas residuales de una manera más inteligente, por ejemplo, mediante la reutilización y recuperación de recursos, y se analizan proyectos de aguas residuales de varias partes del mundo que han redundado en beneficios para la gente, el medioambiente y las economías tanto a corto como a largo plazo.
Invertir eficientemente en aguas residuales y otras infraestructuras de saneamiento es crucial para lograr beneficios de salud pública, mejorar el medio ambiente y la calidad de vida. Los servicios de agua, saneamiento e higiene administrados de manera segura son una parte esencial para prevenir enfermedades y proteger la salud humana durante los brotes de enfermedades infecciosas, incluida la actual pandemia de COVID-19.
“En esta época en la que el 36 % de la población mundial vive en regiones donde el agua es un bien escaso, el tratamiento de las aguas residuales para su reutilización debe ser parte de la solución a los problemas de escasez y contaminación de las aguas”, manifestó Jennifer Sara, directora global de la Práctica Global de Agua del Banco Mundial. “Una vez tratadas, las aguas residuales pueden utilizarse para reemplazar el agua dulce para riego, procesos industriales o fines recreativos. También pueden usarse para mantener el flujo ambiental, y los productos derivados de su tratamiento pueden generar energía y nutrientes”.
Según el informe, el tratamiento de las aguas residuales tiene un doble valor. Además de los beneficios medioambientales y para la salud, puede ofrecer beneficios económicos al reutilizarse en distintos sectores. Sus productos derivados, como los nutrientes y el biogás, pueden aplicarse a la agricultura y utilizarse para la generación de energía. Asimismo, los ingresos adicionales que se obtengan de este proceso pueden ayudar a cubrir costos operativos y de mantenimiento de los servicios públicos de aguas.
“En este sentido, ya no debe considerarse a las aguas residuales un ‘residuo’, sino más bien un recurso. Esto es un principio fundamental de la economía circular, un sistema económico que tiene como objetivo minimizar los residuos y aprovechar al máximo los recursos. A medida que las ciudades sigan creciendo, en el futuro deberán aplicarse estrategias para el desarrollo urbano que minimicen el consumo de recursos y que se centren en su recuperación, de acuerdo con los principios de la denominada ‘economía circular’”, manifestó Diego Juan Rodriguez, autor del informe y especialista sénior en gestión de recursos hídricos del Banco Mundial. “Una de las principales ventajas de adoptar los principios de la economía circular para la gestión de las aguas residuales es que la recuperación y reutilización de recursos podría transformar los servicios de saneamiento, que pasarían de ser costosos a autosustentables y que le agregarían valor a la economía. Esto ayudaría a los países a superar los problemas de financiamiento que existen en el ámbito del saneamiento y a poder alcanzar así los Objetivos de Desarrollo Sostenible».
En el informe se analizan las experiencias de gestión de aguas residuales en la región de América Latina y el Caribe que han generado beneficios. Por ejemplo:
- Al utilizar aguas residuales tratadas en lugar de aguas subterráneas, la central eléctrica de San Luis Potosí (México) redujo los costos de agua en un 33 %, lo que implicó para la empresa proveedora del servicio de electricidad un ahorro de USD 18 millones en el término de seis años. En el caso de la empresa proveedora del servicio de agua, los ingresos adicionales provenientes de la venta de aguas residuales tratadas ayudaron a cubrir los costos operativos y de mantenimiento.
- Una planta de tratamiento de aguas residuales en Cusco (Perú) ahorra USD 230 000 por año en cargos por transporte y relleno de biosólidos (materiales orgánicos ricos en nutrientes que se obtienen del tratamiento de las aguas residuales en esa planta) gracias a un acuerdo con un productor local de compost. El compost que se produce con los biosólidos de la planta se utiliza luego como parte del proyecto de gestión de aguas que tiene por objetivo preservar el lago Piuray.
- El uso de biosólidos provenientes de la empresa de servicios de saneamiento CAESB en Brasil para la producción de maíz ha generado rendimientos en los cultivos por encima de la media, con una eficiencia un 21 % mayor que la de los fertilizantes minerales.
- Tras una inversión de USD 2,7 millones para instalar la infraestructura necesaria en la planta de tratamiento de aguas residuales La Farfana en Santiago de Chile, el operador de la planta pudo vender el biogás producido, con una ganancia neta anual de USD 1 millón para el negocio.
En el informe se recomienda que las intervenciones para la gestión de aguas residuales se incluyan en la planificación de cuencas, y que eso vaya acompañado por políticas, instituciones y regulaciones que promuevan este cambio de paradigma. Las plantas de tratamiento de aguas residuales deben, gradualmente, reutilizarse como plantas de recuperación de recursos, y al mismo tiempo analizar y apoyar modelos financieros y de negocio innovadores y sostenibles, que aprovechen los posibles flujos de ingresos que pueden obtenerse de la recuperación de recursos a partir de las aguas residuales.
En la región de América Latina y el Caribe solo se trata entre el 30 % y el 40 % del agua residual recolectada, lo que tiene un impacto negativo tanto en la salud humana como en el medioambiente.
Asimismo, el informe muestra lo que puede lograrse cuando los gobiernos de todos los niveles aplican principios de economía circular a sus problemas de aguas residuales. Por ejemplo, en la ciudad de La Paz (Bolivia), el gobierno nacional y las municipalidades, así como la empresa proveedora del servicio de agua, con el apoyo del Banco Mundial y de otros asociados en la tarea del desarrollo, trabajan en conjunto para incorporar principios de la economía circular en el diseño de la planta de tratamiento de aguas residuales de La Paz. El objetivo es abordar los problemas de contaminación del agua y de salud pública causados por el bajo nivel de tratamiento de aguas residuales y su uso no regulado en la agricultura.
“Nos complace ver que la transformación tan necesaria está en camino. En muchos países, las políticas sobre aguas residuales ya incluyen su reutilización y la recuperación de recursos, y esperamos que más países se sumen. Los países deben tomar más medidas y replicarlas a mayor escala”, expresó Rodriguez.
El informe fue financiado, en parte, por la Alianza Mundial para la Seguridad Hídrica y el Saneamiento (GWSP) y el Servicio de Asesoramiento para Infraestructura Público-